Cantos de poetas
Índice
- 1. Introducción
- 2. Agustín García Calvo
- 2.1. "Algo queda" por Antonio Selfa
- 2.2. "El mundo que yo no viva" por Amancio Prada y Chicho Sánchez Ferlosio y por María Dolores Pradera
- 2.3. "Juraría que he sido feliz" por Amancio Prada
- 2.4. "La lluvia muere en charcos" por Agustín García Calvo
- 2.5. "Las moras negras" por Amancio Prada y por Chicho Sánchez Ferlosio y Rosa Jiménez
- 2.6. "Libre te quiero" por Amancio Prada
- 2.7. "Nadie la llama y viene" por Amancio Prada
- 2.8. "Para ti quisiera ser" por Antonio Selfa
- 2.9. "Que no se despierte" por Amancio Prada
- 2.10. "Secas están las fuentes del olvido" por Antonio Selfa
- 2.11. "Sereno estoy" por Antonio Selfa
- 2.12. "Si la madera…" por Antonio Selfa
- 2.13. "Tú, cuya mano" por Amancio Prada
- 3. Alfonsina Storni
- 4. Al-Mutamid
- 5. Antonio Gamoneda
- 6. Antonio Machado
- 6.1. "A un olmo seco" por Calixto Sánchez
- 6.2. "Abril florecía" por Adolfo Celdrán
- 6.3. "Anoche cuando dormía" por Vicente Monera
- 6.4. "Cantares" por Joan Manuel Serrat
- 6.5. "Del pasado efímero" por Joan Manuel Serrat
- 6.6. "Dice la razón" por Vicente Monera
- 6.7. "El canto de los niños" por Antonio Portanet
- 6.8. "Era un niño que soñaba" por Paco Ibáñez
- 6.9. "Españolito" por Joan Manuel Serrat
- 6.10. "Guitarra del mesón" por Joan Manuel Serrat
- 6.11. "He andado muchos caminos" por Joan Manuel Serrat
- 6.12. "La plaza" por Antonio Portanet
- 6.13. "La primavera besaba" por Esteban Valdivieso
- 6.14. "La saeta" por Camarón de la Isla y Joan Manuel Serrat
- 6.15. "Las moscas" por Joan Manuel Serrat
- 6.16. "Llanto y coplas" por Joan Manuel Serrat
- 6.17. "Me dijo una tarde…" por Vicente Monera
- 6.18. "Mi infancia son recuerdos" por Calixto Sánchez
- 6.19. "Para ir a Roma" por Jesús Vicente Aguirre y Carmen, Jesús e Iñaqui
- 6.20. "Proverbios y cantares" por Paco Ibáñez
- 6.21. "Recuerdo infantil" por Calixto Sánchez.
- 6.22. "Retrato" por Joan Manuel Serrat
- 6.23. "Soñé que tú me llevabas…" por Vicente Monera
- 6.24. "Tus ojos me recuerdan" por Paco Ibáñez
- 6.25. "Yo voy soñando caminos" por Carlos Cano
- 7. Arcipreste de Hita
- 8. Armando Tejada Gómez
- 9. Atahualpa Yupanqui
- 10. Blas de Otero
- 11. Carmen Martín Gaite
- 12. Cecilia
- 13. Chicho Sánchez Ferlosio
- 13.1. "A la huelga" por Chicho Sánchez Ferlosio
- 13.2. "Círculos viciosos" por La Mandrágora (Javier Krahe, Joaquín Sabina y Alberto Pérez)
- 13.3. "Coplas retrógradas" por Chicho Sánchez Ferlosio y Rosa Jiménez
- 13.4. "El ser" por Chicho Sánchez Ferlosio
- 13.5. "Hoy no me levanto yo" por Chicho Sánchez Ferlosio
- 13.6. "Milonga del moro judío" por Jorge Drexler
- 13.7. "Pa la sangre" por Amancio Prada
- 13.8. "Si las cosas no fueran" por Chicho Sánchez Ferlosio
- 14. Constantino Cavafy
- 15. Eduardo Galeano
- 16. El Cabrero
- 17. El Kanka
- 18. Enrique Morente
- 19. Enrique Santos Discépolo
- 20. Facundo Cabral
- 21. Federico García Lorca
- 21.1. "Campo" por Carmen Linares
- 21.2. "Canción del jinete" por Paco Ibáñez
- 21.3. "Córdoba, lejana y sola" por Paco Ibáñez
- 21.4. "Mi niña se fue a la mar" por Camarón de la Isla
- 21.5. "Pequeño vals vienés" por Silvia Pérez Cruz
- 21.6. "Romance de la luna, luna" por Paco Ibáñez
- 21.7. "Romance del amargo" por Camarón de la Isla
- 21.8. "Verde que te quiero verde" por Manzanita
- 21.9. "Yo vuelvo por mis alas" por Paco Ibáñez
- 22. Félix Luna
- 23. Félix María Saramiego
- 24. Fernando Pessoa
- 25. Francisco de Quevedo
- 26. Gabriel Celaya
- 27. Georges Brassens
- 28. Gerardo Diego
- 29. Gustavo Adolfo Bécquer
- 30. Hilario Camacho
- 31. Horacio Guarany
- 32. Isabel Escudero
- 33. Jaime Gil de Biedma
- 34. Jarcha
- 35. Javier Krahe
- 36. Joan Manuel Serrat
- 36.1. "Balada de otoño" por Joan Manuel Serrat
- 36.2. "Bienaventurados" por Joan Manuel Serrat
- 36.3. "Cada loco con su tema" por Joan Manuel Serrat
- 36.4. "En Cotlliure" por Joan Manuel Serrat
- 36.5. "Hoy puede ser un gran día" por Joan Manuel Serrat
- 36.6. "La mujer que yo quiero" por Joan Manuel Serrat
- 36.7. "Llegar a viejo" por Joan Manuel Serrat
- 36.8. "Mediterráneo" por Joan Manuel Serrat
- 36.9. "No me importa" por Joan Manuel Serrat
- 36.10. "Poema de amor" por Joan Manuel Serrat
- 36.11. "Uno de mi calle me ha dicho que tiene un amigo que dice conocer un tipo que un día fue feliz" por Joan Manuel Serrat
- 37. Jorge Manrique
- 38. Jorge Teillier
- 39. José Antonio Labordeta
- 40. José Agustín Goytisolo
- 41. José Hierro
- 42. José Manuel Caballero Bonald
- 43. Juan de la Encina
- 44. Juan Ramón Jimenez
- 45. Julio Numhauser
- 46. León Felipe
- 47. León Gieco
- 48. Lope de Vega
- 49. Ludwig van Beethoven
- 50. Luis Chamizo
- 51. Luis de Góngora
- 52. Luis Eduardo Aute
- 53. Luis Pastor
- 54. Manuel Machado
- 55. María Zambrano
- 56. Mario Benedetti
- 56.1. "Curriculum" por Joan Manuel Serrat
- 56.2. "De árbol a árbol" por Joan Manuel Serrat
- 56.3. "Defensa de la alegría" por Joan Manuel Serrat
- 56.4. "Es tan poco" por Soledad Bravo
- 56.5. "Estados de ánimo" por Esdras Barbosa
- 56.6. "Hagamos un trato" por Joan Manuel Serrat
- 56.7. "Las palabras" por Emiliano Domínguez Zapata
- 56.8. "Lento pero viene" por Nacha Guevara
- 56.9. "Te quiero" por Nacha Guevara
- 56.10. "Un día" por Adrián Goizueta
- 56.11. "Vamos juntos" por Luis Pastor
- 57. Miguel de Cervantes
- 58. Miguel Hernández
- 58.1. "Andaluces de Jaén" por Jarcha
- 58.2. "El mundo de los demás" por Joan Manuel Serrat
- 58.3. "El niño yuntero" por Joan Manuel Serrat
- 58.4. "Elegía" por Joan Manuel Serrat
- 58.5. "El pez más viejo del río" por Camarón de la Isla
- 58.6. "La boca" por Joan Manuel Serrat
- 58.7. "Llegó con tres heridas" por Joan Manuel Serrat
- 58.8. "Menos tu vientre" por Joan Manuel Serrat
- 58.9. "Nanas de la cebolla" por Joan Manuel Serrat
- 58.10. "Para la libertad" por Joan Manuel Serrat
- 58.11. "Por una senda" por Amancio Prada
- 58.12. "Romancillo de mayo" por Joan Manuel Serrat
- 58.13. "Vientos del pueblo" por Víctor Manuel y Ana Belén
- 59. Nicolás Guillén
- 60. Pablo Guerrero
- 61. Pablo Milanés
- 62. Pablo Neruda
- 62.1. "A callarse" por Julieta Venegas
- 62.2. "La canción desesperada" por Paco Ibáñez
- 62.3. "Poema 15" cantado por Víctor Jara
- 62.4. "Puedo escribir los versos más tristes esta noche" por Paco Ibáñez
- 62.5. "Que no, que nunca, nunca" por Joaquin Sabina e Imanol Larzábal
- 62.6. "Te recuerdo como eras en el último otoño" por Paco Ibáñez
- 62.7. "Todo en ti fue naufragio" por Paco Ibáñez
- 62.8. "Tu risa" por Olga Manzano y Manuel Picón
- 62.9. "Tus manos" por Olga Manzano y Manuel Picón
- 63. Pedro Calderón de la Barca
- 64. Pedro Pastor
- 64.1. "Aquí nadie sueña" por Pedro Pastor
- 64.2. "Día raro" por Pedro Pastor
- 64.3. "Ejercito mi escritura" por Pedro Pastor
- 64.4. "La vida plena" por Pedro Pastor
- 64.5. "Los diablos" por Pedro Pastor
- 64.6. "Los olvidados" por Pedro Pastor
- 64.7. "Quererte" por Pedro Pastor
- 64.8. "Saber" por Pedro Pastor
- 64.9. "Sin flor" por Pedro Pastor y Rozalén
- 64.10. "Vulnerables" por Pedro Pastor
- 65. Pedro Salinas
- 66. Rafael Alberti
- 67. Roberto Iniesta
- 68. Rosalía de Castro
- 69. Rubén Darío
- 70. San Juan de la Cruz
- 70.1. "Aunque es de noche" por Enrique Morente
- 70.2. "Cántico espiritual: ¿A dónde te escondiste, amado?" por Amancio Prada
- 70.3. "Cántico espiritual: ¡Ay, quién podrá sanarme!" por Amancio Prada
- 70.4. "El pastorcico" por Paco Ibáñez
- 70.5. "Llama de amor viva" por Amancio Prada
- 70.6. "Vivo sin vivir en mí" por Amancio Prada
- 71. Santa Teresa de Jesús
- 72. Tomás de Iriarte
- 73. Víctor Heredia
- 74. Víctor Jara
- 75. Violeta Parra
- 76. Música del pueblo
1. Introducción
En este repositorio se encuentra una recopilación de las canciones compartidas diariamente en el grupo de Telegram.
Las canciones están ordenadas por sus autores y, dentro de cada autor, por sus títulos.
En cada canción se incluye su letra y un enlace a su vídeo.
2. Agustín García Calvo
2.1. "Algo queda" por Antonio Selfa
¿Queda algo de lo que pasa,
amor? Algo queda.
De las estrellas de anoche
que borró la mañana
huellas hay entre la yerba,
no sé qué letras de plata,
para que tú las leas.
Algo de lo que pasa,
amor, algo queda.
La rana misma que ahora
ha saltado a la charca,
zas, se fue, pero nos deja
onda tras onda en el agua:
nunca sabrás la cuenta.
Algo, algo de lo que pasa,
amor, algo queda.
Al aire, apenas decirla,
se voló la palabra:
eco y eco de ella ruedan
sin fin perdiéndose tras las
nubes y las estrellas.
Algo, amor, de lo que pasa,
algo queda.
Y del amor que en tus labios
una vez palpitara
eco y onda y clara seña
laten y alientan y granan
donde ni tú lo sepas.
Algo queda de lo que pasa
amor, amor, algo queda.
2.2. "El mundo que yo no viva" por Amancio Prada y Chicho Sánchez Ferlosio y por María Dolores Pradera
El mundo que yo no viva
lo pensé como cosa extraña,
como arca de maravilla.
Ay, de mi vida.
Allí ¿sonará la lluvia
junto al fuego las noches frías?
¿Tendrá Agosto en el río barcas?
Y tú ¿la gentil sonrisa?
¿Brillará en el papel que siembro
la negra flor de la tinta?
Ay, de mi vida.
¿Será posible que vengan
los amigos y que "Era" digan
"un hombre, y te quiso mucho"
y "Mucho" llorando digas?
Es el mundo que no conozco,
Atlántida sumergida.
Ay, de mi vida.
Allí las palmeras echan
esmeraldas. Allí las crías
del delfín esmeraldas pacen.
Allí no hay noche ni día:
cuando ordeñan a los rebaños,
de púrpura el mar se agría,
Ay, de mi vida.
Más limpio que agua de oro
es el mundo que yo no viva:
no hay naves de arar espumas
ni arado para las viñas;
el gran árbol le da su fruto
al que el nombre del fruto diga.
Ay, de mi vida.
Ese mundo no es el mío,
es el tuyo: el que en tus pupilas
hundido está desde siempre
y no lo alcanza mi vista.
A ese mundo quisiera entrar,
antes que suene la hora.
Ay, de mi vida.
2.3. "Juraría que he sido feliz" por Amancio Prada
Juraría que he sido feliz
una vez en la tierra.
Pero tú no lo sepas, mi alma
pero tú no lo sepas.
No sé el día, el año tampoco,
ni el siglo siquiera,
ni si fue de mañana o de tarde
o noche serena.
Pero yo juraría que un día
fue la paz de la guerra.
No sé quién estaba conmigo,
si era blanca o era morena,
ni si era de amor o del solo
temblor de la yerba.
Pero yo juraría que fue
verdad verdadera.
Yo de cierto no sé si fui yo
o fue otro cualquiera:
sólo que era feliz y que toda
la vida lo era.
Pero tú no lo sepas, mi alma,
pero tú no lo sepas.
2.4. "La lluvia muere en charcos" por Agustín García Calvo
La lluvia muere
en charcos por la tierra,
pero en tus ojos
sigue la vida presa.
Por esos ríos
irá el agua sin tregua.
No hay en mi mano
nada: mírala abierta.
¿Un año acaba?
Otro año comienza.
Ni sabe el tiempo
que los hombres lo cuentan.
Lo que yo sé
no quiero que lo sepas.
Que nunca aniden
los cuervos en tu huerta!
Que en tu tejado
nunca arraigue la higuera!
Que mi caballo
no relinche a tu puerta!
2.5. "Las moras negras" por Amancio Prada y por Chicho Sánchez Ferlosio y Rosa Jiménez
Creí que buscaba
las moras negras,
y encontré la rosa de zarza.
Creí que cortaba
la rosa blanca,
y se hincó la espina en mis venas.
Creí que saldría
clavel caliente,
y brotó un arroyo de leche.
Creí que el arroyo
se hundía en tierra,
y fluyó al Océano verde.
Creí que era aquello
el verde Océano,
y era el río eterno de estrellas.
Creí que hallaría,
cruzando el cielo,
al Señor del todo y la nada.
Y solo encontré
puñado de moras
que de amor en mi mano sangraban.
2.6. "Libre te quiero" por Amancio Prada
Libre te quiero,
como arroyo que brinca
de peña en peña,
pero no mía.
Grande te quiero,
como monte preñado
de primavera,
pero no mía.
Buena te quiero,
como pan que no sabe
su masa buena,
pero no mía.
Alta te quiero,
como chopo que al cielo
se despereza,
se despereza,
pero no mía.
Blanca te quiero,
como flor de azahares
sobre la tierra,
pero no mía.
Pero no mía,
ni de Dios, ni de nadie,
ni tuya siquiera.
Pero no mía,
ni de Dios, ni de nadie,
ni tuya siquiera.
No, no, no, no, no,
no mía.
No, no, no, no, no,
no, no, no, no,
ni tuya.
No, no, no, no, no,
no mía.
2.7. "Nadie la llama y viene" por Amancio Prada
Nadie la llama
y viene como el viento.
Saberla nadie la sabe
porque no tiene,
no tiene nombre ni mandamiento;
saberla nadie la sabe
porque no tiene,
no tiene nombre ni mandamiento.
Con el mandil,
sécate los ojos quedito, quedo.
Con el mandil o con el pañuelo,
hermano pequeño.
¿A quién se lo vas a decir?
Algunos le decían que te espero
y nada se meneaba,
ni una hoja, hoja del bosque
ni un cabello;
y nada se meneaba,
ni una hoja, hoja del bosque
ni un cabello.
Han pasado los días como un sueño.
Ovillo de lana roja se le escapa
a la vieja de entre los dedos;
ovillo de lana roja se le escapa,
escapa a la vieja de entre los dedos.
Y sentados en corro sonriendo
Lo inesperado esperamos, que se levante,
levante un soplo de tiempo fresco;
lo inesperado esperamos, que se levante,
levante un soplo de tiempo fresco.
Con el mandil,
sécate los ojos quedito, quedo.
Con el mandil o con el pañuelo
hermano pequeño.
Galán, ¿a quién se lo vas a decir?
¿A quién se lo vas a decir?
2.8. "Para ti quisiera ser" por Antonio Selfa
Para ti quisiera ser
como sol de noviembre,
que no quema y alumbra a las gentes.
Pero no me toques, niña,
que vivo de fiebre.
Quisiera ser por gracia tuya
como sol de febrero,
que da luz y recata su fuego.
Pero no te llegues, niña,
que todo lo quemo.
Por ti no quisiera ser
ni río ni barca
ni sol ni alameda ni nada.
Pero lo soy, y devoro
cuanto me ama.
Quisiera ser para tu cuerpo
como arroyo de sierra,
que en su fondo las guijas platean.
Pero bajo grueso y turbio:
por mí no te metas.
Por ti sería el álamo
do sestea la tórtola:
aire, amor, que me roce las hojas!
Pero mata como enebro
–huye, niña– mi sombra.
Por ti no quisiera ser
ni río ni barca
ni sol ni alameda ni nada.
Pero lo soy, y devoro
cuanto me ama.
Entre mí y amor, hermana,
es guerra por siempre:
si me quieres, no soy el que quieres.
Huye de mí, niña, huye
al monte, a las fuentes.
2.9. "Que no se despierte" por Amancio Prada
Que no se despierte.
La niña que duerme a la sombra
que no se despierte;
que duerme a la sombra del árbol:
que no se despierte;
a la sombra del árbol granado
que no se despierte;
granado de ciencia del bien,
que no se despierte;
de la ciencia del bien y del mal
que no se despierte.
Que no despierte, que siga
dormida la muerte;
que siga a la brisa del ala
la muerte dormida;
a la brisa del ala del ángel
dormida la muerte;
del ala del ángel besada
la muerte dormida;
del ángel besada en la frente
dormida la muerte;
besada en la frente de lirio
la muerte dormida;
en la frente de lirio a la sombra
dormida la muerte
que no se despierte, que siga
dormida la niña,
que no se despierte, no.
2.10. "Secas están las fuentes del olvido" por Antonio Selfa
Secas están
las fuentes del olvido:
el corazón,
seco; pero te escribo
con estos posos
de tinta de mí mismo.
Salud, amor.
El sol es amarillo,
sol asombrado
de seguir sin ti vivo.
Aquí está el banco
donde estuve contigo,
no sé por qué,
ni nunca lo he sabido.
(Tú, que lo sabes,
¿nunca podrás decírmelo?)
Quiero mandarte
por el coche el Domingo
un ruiseñor
tiritante de trinos,
que diga “Amor”,
preso de oro en hilos
“amor, no quiere
que estés triste tu amigo”.
Mas sólo tengo
este demonio antiguo
de querer ser
y querer no haber sido:
tan pobre soy
que eso es todo lo mío.
Por si de algo
te sirve, te lo envío.
Salud, amor.
La sombra del olivo
vele tu sueño,
pues de tu sueño vivo.
2.11. "Sereno estoy" por Antonio Selfa
Sereno estoy como la mar
serena.
Acude, amiga, a sollozar
tu pena.
No sepa ni diga mi amiga carnal
que tiene el corazón
de sal.
Sereno estoy como la noche
serena.
¡Qué tiempo, amiga, qué derroche
de arena!
No espere ni quiera
mi amor la fortuna
de que en su pozo caiga
la luna.
Sereno estoy si tú lo estás
(serena).
Si yo soy bueno, tú eres más
que buena.
No esperes ni quieras,
amor; y llorar,
así como la noche
y el mar.
2.12. "Si la madera…" por Antonio Selfa
Si la madera
tuviera tuviera
yemas y brotes
y verde corteza
y brazos al aire,
raíces en tierra,
nunca sin embargo,
nunca, muchacho, sería un árbol
la madera.
Si la bandera
de flor floreciera
y por el pueblo
a abriles oliera
y de ella libaran
enjambres de abeja,
nunca sin embargo,
nunca, muchacho, será una rosa
la bandera.
Y aunque se vista
de domingo el domingo,
y aunque relumbre
de mil tiovivos
y risa fabrique
de juego y de vino,
nunca sin embargo,
nunca, muchacho, será tu día
el domingo.
2.13. "Tú, cuya mano" por Amancio Prada
Tú, cuya mano me ha bañado
de un fuego transparente las espaldas,
cuyos ojos en claros naufragios hundieron
algunos principios elementales de mi alma,
tú eres mi patria.
Tú, que no tienes apellido,
que no sé si eres pájaro o si alcándara,
que de todos tus brazos las letras de plomo
cayéndose han ido, como si fueran nueces vanas,
tú eres mis padres
y mi patria.
Tú, que ni tú te acuerdas dónde
tendiste a orear las nubes blancas,
que de tantos amores que tienes confundes
el nombre de todos los días de cada semana,
tú eres mi Dios
y mis padres
y mi patria.
Tú, que tan dulcemente besas
que el cielo bocabajo se volcaba,
y que no se sabía de quién ya la lengua,
de quién la saliva, de puro sabrosa y templada,
tú eres mis leyes
y mi Dios
y mis padres
y mi patria.
Tú, que apacientas calaveras
por las praderas de la verde África
y a los rojos leones les echas de pasto
las rosas de leche de luna de Nuruquimagua,
tú eres mi ejército
y mis leyes
y mi Dios
y mis padres
y mi patria.
Eres mi ejército y mis leyes
y mi Dios y mis padres y mi patria,
y el ejército y Dios y las leyes y todas
las patrias y padres se creen que tú no eres nada:
que no eres nada.
3. Alfonsina Storni
3.1. "Quisiera esta tarde" por Paco Ibáñez
Quisiera esta tarde divina de octubre
pasear por la orilla lejana del mar;
Que la arena de oro y las aguas verdes
y los cielos puros me vieran pasar;
Ser alta soberbia, perfecta, quisiera,
como una romana en medio del mar;
Ver como se rompen las olas azules
contra los granitos y no parpadear;
Pensar que pudieran las frágiles barcas
hundirse en las aguas y no suspirar;
Ver que se adelanta, la garganta al aire
el hombre más bello, no desear amar …
Perder la mirada, distraídamente,
perderla, y que nunca la vuelva a encontrar;
Y, figura erguida, entre cielo y playa,
sentirme el olvido perenne del mar.
4. Al-Mutamid
4.1. "Sembré una esperanza" por Enrique Morente
Yo pensaba haber cogido
La naranja y el azahar
Con hacer leña del tronco
Me tuve que conformar
Corazón mío no llores
Ni te sientas afligido
Que lo que ha sido hoy
No es como si lo hubiera sido
Suspiros del corazón
Salen de mi pecho ardiendo
Y se van a descansar
Donde los amores tengo
Yo sembré una esperanza y salió
Un cariño floreció
Un desengaño
Y cogí un olvido
Yo sembré una esperanza
Y salió un olvido
5. Antonio Gamoneda
5.1. "Blues del amo" por Loquillo
Va a hacer diecinueve años
que trabajo para un amo.
Hace diecinueve años que me da la comida
y todavía no he visto su rostro.
No he visto al amo en diecinueve años
pero todos los días yo me miro a mí mismo
y voy sabiendo poco a poco
cómo es el rostro de mi amo.
Va a hacer diecinueve años
que salgo de mi casa y hace frío
y luego entro en la suya y me pone una luz
amarilla encima de la cabeza…
Y todo el día escribo dieciséis
y mil y dos y ya no puedo más.
Y luego salgo al aire y es de noche
y vuelvo a casa y no puedo vivir.
Cuando vea a mi amo le preguntaré
lo que son mil y dieciséis
y por qué me pone una luz encima de la cabeza.
Cuando esté un día delante de mi amo,
veré su rostro, miraré en su rostro
hasta borrarlo de él y de mí mismo.
6. Antonio Machado
6.1. "A un olmo seco" por Calixto Sánchez
Al olmo viejo, hendido por el rayo
y en su mitad podrido,
con las lluvias de abril y el sol de mayo,
algunas hojas verdes le han salido.
El olmo centenario en la colina…
Un musgo amarillento
le lame la corteza blanquecina
al tronco carcomido y polvoriento.
Antes que te derribe, olmo del Duero,
con su hacha el leñador, y el carpintero
te convierta en melena de campana,
lanza de carro o yugo de carreta;
antes que rojo en el hogar, mañana,
ardas de alguna mísera caseta.
Antes que el río hasta la mar te empuje
por valles y barrancas,
olmo, quiero anotar en mi cartera
la gracia de tu rama verdecida.
Mi corazón espera
también hacia la luz y hacia la vida,
otro milagro de la primavera.
6.2. "Abril florecía" por Adolfo Celdrán
Abril florecía
frente a mi ventana.
Entre los jazmines
y las rosas blancas
de un balcón florido,
vi las dos hermanas.
La menor cosía,
la mayor hilaba …
Entre los jazmines
y las rosas blancas,
la más pequeñita,
risueña y rosada
¿su aguja en el aire?,
miró a mi ventana.
La mayor seguía
silenciosa y pálida,
el huso en su rueca
que el lino enroscaba.
Abril florecía
frente a mi ventana.
Una clara tarde
la mayor lloraba,
entre los jazmines
y las rosas blancas,
y ante el blanco lino
que en su rueca hilaba.
¿Qué tienes le dije?
silenciosa pálida
Señaló el vestido
que empezó la hermana.
En la negra túnica
la aguja brillaba;
sobre el velo blanco,
el dedal de plata.
Señaló a la tarde
de abril que soñaba,
mientras que se oía
tañer de campanas.
Y en la clara tarde
me enseñó sus lágrimas…
Abril florecía
frente a mi ventana.
Fue otro abril alegre
y otra tarde plácida.
El balcón florido
solitario estaba…
Ni la pequeñita
risueña y rosada,
ni la hermana triste,
silenciosa y pálida,
ni la negra túnica,
ni la toca blanca…
Tan sólo en el huso
el lino giraba
por mano invisible,
y en la oscura sala
la luna del limpio
espejo brillaba…
Entre los jazmines
y las rosas blancas
del balcón florido,
me miré en la clara
luna del espejo
que lejos soñaba…
Abril florecía
frente a mi ventana.
6.3. "Anoche cuando dormía" por Vicente Monera
Anoche cuando dormía
soñé ¡bendita ilusión!
que una fontana fluía
dentro de mi corazón.
Di: ¿por qué acequia escondida,
agua, vienes hasta mí,
manantial de nueva vida
en donde nunca bebí?
Anoche cuando dormía
soñé ¡bendita ilusión!
que una colmena tenía
dentro de mi corazón;
y las doradas abejas
iban fabricando en él,
con las amarguras viejas,
blanca cera y dulce miel.
Anoche cuando dormía
soñé ¡bendita ilusión!
que un ardiente sol lucía
dentro de mi corazón.
Era ardiente porque daba
calores de rojo hogar,
y era sol porque alumbraba
y porque hacía llorar.
Anoche cuando dormía
soñé ¡bendita ilusión!
que era Dios lo que tenía
dentro de mi corazón.
6.4. "Cantares" por Joan Manuel Serrat
Todo pasa y todo queda,
pero lo nuestro es pasar,
pasar haciendo caminos,
caminos sobre el mar.
Nunca perseguí la gloria,
ni dejar en la memoria
de los hombres mi canción;
yo amo los mundos sutiles,
ingrávidos y gentiles,
como pompas de jabón.
Me gusta verlos pintarse
de sol y grana, volar
bajo el cielo azul, temblar
súbitamente y quebrarse…
Nunca perseguí la gloria.
Caminante, son tus huellas
el camino y nada más;
caminante, no hay camino,
se hace camino al andar.
Al andar se hace camino
y al volver la vista atrás
se ve la senda que nunca
se ha de volver a pisar.
Caminante no hay camino
sino estelas en la mar…
Hace algún tiempo en ese lugar
donde hoy los bosques se visten de espinos
se oyó la voz de un poeta gritar:
"Caminante no hay camino,
se hace camino al andar…"
Golpe a golpe, verso a verso…
Murió el poeta lejos del hogar.
Le cubre el polvo de un país vecino.
Al alejarse, le vieron llorar.
"Caminante no hay camino,
se hace camino al andar…"
Golpe a golpe, verso a verso…
Cuando el jilguero no puede cantar.
Cuando el poeta es un peregrino,
cuando de nada nos sirve rezar.
"Caminante no hay camino,
se hace camino al andar…"
Golpe a golpe, verso a verso.
6.5. "Del pasado efímero" por Joan Manuel Serrat
Este hombre del casino provinciano
que vio a Carancha recibir un día,
tiene mustia la piel, el pelo cano,
ojos velados por melancolía,
bajo el bigote gris, labios de hastío,
y una triste expresión que no es tristeza,
sino algo más y menos: el vacío
del mundo en la oquedad de su cabeza.
Aún luce de corinto terciopelo
chaqueta y pantalón abotinado,
y un cordobés color de caramelo
pulido y torneado.
Tres veces heredó y tres ha perdido
al monte su caudal; dos ha enviudado.
Sólo se anima ante el azar prohibido
sobre el verde tapete reclinado,
o al evocar la tarde de un torero,
la suerte de un tahúr o si alguien cuenta
la hazaña de un gallardo bandolero,
o la proeza de un matón, sangrienta.
Bosteza de políticas banales
dicterios al gobierno reaccionario
y augura que vendrán los liberales
cual torna la cigüeña al campanario.
Un poco labrador, del cielo aguarda
y al cielo teme; alguna vez suspira
pensando en su olivar, al cielo mira
con ojo inquieto si la lluvia tarda.
Lo demás, taciturno, hipocondríaco,
prisionero en la Arcadia del presente,
le aburre; sólo el humo del tabaco
simula algunas sombras en su frente.
Este hombre no es de ayer, ni es de mañana
sino de nunca; de la cepa hispana.
No es el fruto maduro, ni podrido,
es una fruta vana
de aquella España que pasó y no ha sido
esa que hoy tiene la cabeza cana…
6.6. "Dice la razón" por Vicente Monera
Dice la razón: Busquemos
la verdad.
Y el corazón: Vanidad.
La verdad ya la tenemos.
La razón: ¡Ay, quién alcanza
la verdad!
El corazón: Vanidad.
La verdad es la esperanza.
Dice la razón: Tú mientes.
Y contesta el corazón:
Quien miente eres tú, razón,
que dices lo que no sientes.
La razón: Jamás podremos
entendernos, corazón.
El corazón: Lo veremos.
6.7. "El canto de los niños" por Antonio Portanet
Yo escucho los cantos
de viejas cadencias,
que los niños cantan
cuando en corro juegan
y vierten en coro
sus almas que sueñan,
cual vierten sus aguas
las fuentes de piedra:
con monotonías
de risas eternas,
que no son alegres,
con lágrimas viejas,
que no son amargas
y dicen tristezas,
tristezas de amores
de antiguas leyendas.
En los labios niños,
las canciones llevan
confusa la historia
y clara la pena;
como clara el agua
lleva su conseja
de viejos amores,
que nunca se cuentan.
Jugando, a la sombra
de una plaza vieja,
los niños cantaban…
La fuente de piedra
vertía su eterno
cristal de leyenda.
Cantaban los niños
canciones ingenuas,
de un algo que pasa
y que nunca llega:
la historia confusa
y clara la pena.
Seguía su cuento
la fuente serena;
borraba la historia,
contaba la pena.
6.8. "Era un niño que soñaba" por Paco Ibáñez
Era un niño que soñaba
un caballo de cartón.
Abrió los ojos el niño
el caballito no vio.
Con un caballito blanco
el niño volvió a soñar;
y por la crin lo cogía…
¡Ahora no te escaparás!
Apenas lo hubo cogido,
el niño se despertó.
Tenía el puño cerrado.
¡El caballito voló!
Se puso el niño muy serio
pensando que no es verdad
un caballito soñado.
Y ya no volvió a soñar.
Pero el niño se hizo mozo
y el mozo tuvo un amor,
y a su amada le decía:
¿Tú eres de verdad o no?
Cuando el mozo se hizo viejo
pensaba: todo es soñar,
el caballito soñado
y el caballo de verdad.
Y cuando vino la muerte,
el viejo a su corazón
preguntaba: ¿Tú eres sueño?
¡Quién sabe si despertó!
6.9. "Españolito" por Joan Manuel Serrat
Ya hay un español que quiere
vivir y a vivir empieza.
Entre una España que muere
y otra España que bosteza.
Españolito que vienes
al mundo te guarde Dios.
Una de las dos Españas
ha de helarte el corazón.
6.10. "Guitarra del mesón" por Joan Manuel Serrat
Guitarra del Mesón que hoy suenas jota, mañana petenera, según quién llega y tañe, las empolvadas cuerdas.
Guitarra del Mesón de los caminos
no fuiste nunca ni serás poeta.
Tú eres alma que dice su armonía
solitaria a las almas pasajeras…
y siempre que te escucha el caminante
sueña escuchar un aire de su tierra.
6.11. "He andado muchos caminos" por Joan Manuel Serrat
He andado muchos caminos,
he abierto muchas veredas;
he navegado en cien mares,
y atracado en cien riberas.
En todas partes he visto
caravanas de tristeza,
soberbios y melancólicos
borrachos de sombra negra,
y pedantones al paño
que miran, callan, y piensan
que saben, porque no beben
el vino de las tabernas.
Mala gente que camina
y va apestando la tierra…
Y en todas partes he visto
gentes que danzan o juegan,
cuando pueden, y laboran
sus cuatro palmos de tierra.
Nunca, si llegan a un sitio,
preguntan a dónde llegan.
Cuando caminan, cabalgan
a lomos de mula vieja,
y no conocen la prisa
ni aun en los días de fiesta.
Donde hay vino, beben vino;
donde no hay vino, agua fresca.
Son buenas gentes que viven,
laboran, pasan y sueñan,
y en un día como tantos,
descansan bajo la tierra.
6.12. "La plaza" por Antonio Portanet
La plaza tiene una torre,
la torre tiene un balcón,
el balcón tiene una dama,
la dama una blanca flor.
ha pasado un caballero
– ¡quién sabe por qué pasó! –,
y se ha llevado la plaza,
con su torre y su balcón,
con su balcón y su dama
su dama y su blanca flor.
6.13. "La primavera besaba" por Esteban Valdivieso
La primavera besaba
suavemente la arboleda,
y el verde nuevo brotaba
como una verde humareda.
Las nubes iban pasando
sobre el campo juvenil…
yo vi en las hojas temblando
las frescas lluvias de abril.
Bajo ese almendro florido,
todo cargado de flor
-recordé-, yo he maldecido
mi juventud sin amor.
Hoy, en mitad de la vida,
me he parado a meditar…
¡Juventud nunca vivida,
quien te volviera a soñar!
6.14. "La saeta" por Camarón de la Isla y Joan Manuel Serrat
Dijo una voz popular:
¿Quién me presta una escalera
para subir al madero
para quitarle los clavos
a Jesús el Nazareno?
Oh, la saeta, el cantar
al Cristo de los gitanos
siempre con sangre en las manos,
siempre por desenclavar.
Cantar del pueblo andaluz
que todas las primaveras
anda pidiendo escaleras
para subir a la cruz.
Cantar de la tierra mía
que echa flores
al Jesús de la agonía
y es la fe de mis mayores.
¡Oh, no eres tú mi cantar
no puedo cantar, ni quiero
a este Jesús del madero
sino al que anduvo en la mar!
6.15. "Las moscas" por Joan Manuel Serrat
Vosotras las familiares,
inevitables, golosas,
vosotras moscas vulgares
me evocáis todas las cosas.
¡Oh viejas moscas voraces
como abejas en abril,
viejas moscas pertinaces
sobre mi calva infantil!
Moscas de todas las horas,
de infancia y adolescencia,
de mi juventud dorada,
de esta segunda inocencia
quedando creer en nada,
en nada.
Moscas del primer hastío
en el salón familiar,
las claras noches de estío
en que yo empecé a soñar.
Y en la aborrecida escuela
raudas moscas divertidas,
perseguidas, perseguidas,
por amor de lo que vuela.
Yo sé que os habéis posado
sobre el juguete encantado,
sobre el librote cerrado,
sobre la carta de amor,
sobre los párpados yertos
de los muertos.
Inevitables golosas,
que ni labráis como abejas
ni brilláis cual mariposas,
pequeñitas, revoltosas,
vosotras amigas viejas,
me evocáis todas las cosas.
6.16. "Llanto y coplas" por Joan Manuel Serrat
Al fin, una pulmonía
mató a Don Guido, y están
las campanas todo el día
doblando por él: ¡din, dan!
murió don Guido, un señor
de mozo muy jaranero,
muy galán y algo torero;
de viejo gran rezador.
Dicen que tuvo un serrallo
este señor de Sevilla;
que era diestro
en manejar el caballo,
y un maestro
en refrescar manzanilla.
Cuando mermó su riqueza
era su monomanía
pensar que pensar debía
en asentar la cabeza
y asentóla
de una manera española,
que fue a casarse con una
doncella de gran fortuna.
Y repintar sus blasones
hablar de las tradiciones
de su casa,
a escándalos y amoríos
poner tasa,
sordina a sus desvaríos.
Gran pagano
se hizo hermano
de una santa cofradía;
el Jueves Santo salía,
llevando un cirio en la mano
-¡aquel trueno!-
vestido de nazareno.
Hoy nos dice la campana
que han de llevarse mañana
al buen Don Guido muy serio
camino del cementerio.
¿Tu amor a los alamares
y a las sedas y a los oros
y a la sangre de los toros
y al humo de los altares?
¡Oh fin de una aristocracia!
La barba canosa y lacia
sobre el pecho;
metido en tosco sayal
las yertas manos en cruz,
¡tan formal!
el caballero andaluz.
6.17. "Me dijo una tarde…" por Vicente Monera
Me dijo una tarde
de la primavera:
Si buscas caminos
en flor en la tierra,
mata tus palabras
y oye tu alma vieja.
Que el mismo albo lino
que te vista, sea
tu traje de duelo,
tu traje de fiesta.
Ama tu alegría
y ama tu tristeza,
si buscas caminos
en flor en la tierra.
Respondí a la tarde
de la primavera:
Tú has dicho el secreto
que en mi alma reza:
yo odio la alegría
por odio a la pena.
Mas antes que pise
tu florida senda,
quisiera traerte
muerta mi alma vieja.
6.18. "Mi infancia son recuerdos" por Calixto Sánchez
Mi infancia son recuerdos de un patio de Sevilla,
y un huerto claro donde madura el limonero.
De un patio de Sevilla.
Mi juventud, veinte años en tierras de Castilla;
y mi historia, algunos casos que recordar no quiero.
Ni un seductor Mañara, ni un Bradomín he sido;
conocéis mi torpe aliño indumentario,
mas recibí la flecha que me asignó Cupido.
y amé cuanto ellas puedan tener de hospitalario.
A mi trabajo acudo, con mi dinero pago
el traje que me cubre y la mansión que habito,
el pan que me alimenta y el lecho en donde yago.
Hay en mis venas gotas de sangre jacobina,
pero mi verso brota de manantial sereno;
Gotas de sangre jacobina.
Y, más que un hombre al uso que sabe su doctrina,
soy, en el buen sentido de la palabra, bueno.
Adoro la hermosura, y en la moderna estética
corté las viejas rosas del huerto de Ronsard;
mas no amo los afeites de la actual cosmética,
ni soy un ave de esas del nuevo gay-trinar.
Y cuando llegue el día del último vïaje,
y esté al partir la nave que nunca ha de tornar,
me encontraréis a bordo ligero de equipaje,
casi desnudo, como los hijos de la mar.
Desdeño las romanzas de los tenores huecos
y el coro de los grillos que cantan a la luna.
Que cantan a la luna.
A distinguir me paro las voces de los ecos,
y escucho solamente, entre las voces, una.
¿Soy clásico o romántico? No sé. Dejar quisiera
mi verso, como deja el capitán su espada:
famosa por la mano viril que la blandiera,
no por el docto oficio del forjador preciada.
A mi trabajo acudo, con mi dinero pago
el traje que me cubre y la mansión que habito,
el pan que me alimenta y el lecho en donde yago.
Converso con el hombre que siempre va conmigo
—quien habla solo espera hablarle a Dios un día—.
Que siempre va conmigo.
Mi soliloquio es plática con ese buen amigo
que me enseñó el secreto de la filantropía.
Y al cabo, nada os debo; debéisme cuanto he escrito.
A mi trabajo acudo, con mi dinero pago
el traje que me cubre y la mansión que habito,
el pan que me alimenta y el lecho en donde yago.
Y cuando llegue el día del último vïaje,
y esté al partir la nave que nunca ha de tornar,
me encontraréis a bordo ligero de equipaje,
casi desnudo, como los hijos de la mar.
6.19. "Para ir a Roma" por Jesús Vicente Aguirre y Carmen, Jesús e Iñaqui
Discutiendo están dos mozos
si a la fiesta del lugar
irán por la carretera
o campo atraviesa irán.
Discutiendo y disputando
empiezan a pelear.
Ya con las trancas de pino
furiosos golpes se dan;
ya se tiran de las barbas,
que se las quieren pelar.
Ha pasado un carretero,
que va cantando un cantar:
«Romero, para ir a Roma,
lo que importa es caminar;
a Roma por todas partes,
por todas partes se va.»
6.20. "Proverbios y cantares" por Paco Ibáñez
Nuestras horas son minutos
cuando esperamos saber,
y siglos cuando sabemos
lo que se puede aprender.
La envidia de la virtud
hizo a Caín criminal.
Gloria a Caín hoy el vicio
es lo que se envidia más.
No extrañéis, dulces amigos
que esté mi frente arrugada;
yo vivo en paz con los hombres
y en guerra con mis entrañas.
Ayer soñé que veía
a Dios y que a Dios hablaba;
y soñé que Dios me oía…
Después soñé que soñaba.
Bueno es saber que los vasos,
sirven para beber;
lo malo es que no sabemos
para qué sirve la sed.
Todo pasa y todo queda
pero lo nuestro es pasar,
pasar haciendo caminos,
caminos sobre la mar.
Ya hay un español que quiere
vivir y a vivir empieza,
entre una España que muere
y otra España que bosteza.
Españolito que vienes
al mundo, te guarde Dios.
Una de las dos Españas
ha de helarte el corazón.
6.21. "Recuerdo infantil" por Calixto Sánchez.
Una tarde parda y fría
de invierno. Los colegiales
estudian. Monotonía
de lluvia tras los cristales.
Es la clase. En un cartel
se representa a Caín
fugitivo, y muerto Abel,
junto a una mancha carmín.
Con timbre sonoro y hueco
truena el maestro, un anciano
mal vestido, enjuto y seco,
que lleva un libro en la mano.
Y todo un coro infantil
va cantando la lección:
«mil veces ciento, cien mil;
mil veces mil, un millón».
Una tarde parda y fría
de invierno. Los colegiales
estudian. Monotonía
de la lluvia en los cristales.
Yo conocí siendo un niño,
la alegria de dar vueltas
sobre un corcel colorado,
en una noche de fiesta.
En el aire polvoriento,
chispeaban las candelas
y la noche azul ardía,
toda sembrada de estrellas.
¡Alegrías infantiles
que cuestan una moneda,
de cobre, lindos pegasos,
caballitos de madera!
6.22. "Retrato" por Joan Manuel Serrat
Mi infancia son recuerdos de un patio de Sevilla,
y un huerto claro donde madura el limonero;
mi juventud, veinte años en tierras de Castilla;
mi historia, algunos casos de recordar no quiero.
Ni un seductor Mañara, ni un Bradomín he sido
-ya conocéis mi torpe aliño indumentario-,
más recibí la flecha que me asignó Cupido,
y amé cuanto ellas puedan tener de hospitalario.
Hay en mis venas gotas de sangre jacobina,
pero mi verso brota de manantial sereno;
y más que un hombre al uso que sabe su doctrina
soy, en el buen sentido de la palabra, bueno.
Desdeño las romanzas de los tenores huecos
y el coro de los grillos que cantan a la luna.
A distinguir me paro las voces de los ecos,
y escucho solamente, entre las voces, una.
Converso con el hombre que siempre va conmigo
-quien habla solo espera hablar a Dios un día-
mi soliloquio es plática con este buen amigo
que me enseñó el secreto de la filantropía.
Y al cabo, nada os debo; me debéis cuanto escribo
a mi trabajo acudo, con mi dinero pago
el traje que me cubre y la mansión que habito,
el pan que me alimenta y el lecho en donde yago.
Y cuando llegue el día del último viaje,
y esté al partir la nave que nunca ha de tornar
me encontraréis a bordo ligero de equipaje,
casi desnudo, como los hijos de la mar.
6.23. "Soñé que tú me llevabas…" por Vicente Monera
Soñé que tú me llevabas
por una blanca vereda,
en medio del campo verde,
hacia el azul de las sierras,
hacia los montes azules,
una mañana serena.
Sentí tu mano en la mía,
tu mano de compañera,
tu voz de niña en mi oído
como una campana nueva,
como una campana virgen
de un alba de primavera.
¡Eran tu voz y tu mano,
en sueños, tan verdaderas!…
Vive, esperanza, ¡quién sabe
lo que se traga la tierra!.
6.24. "Tus ojos me recuerdan" por Paco Ibáñez
Tus ojos me recuerdan
las noches de verano,
negra noche sin luna,
orilla al mar salado,
y un chispear de estrellas
de un cielo negro y bajo.
Tus ojos me recuerdan
las noches de verano.
Y tu morena cara,
los trigos requemados
de un suspirar de fuego
de los maduros campos.
Tus ojos me recuerdan
las noches de verano.
De tu morena cara,
de tu soñar gitano,
de tu mirar de sombra
quiero llenar mi vaso.
Me embriagaré una noche
de un cielo negro y bajo,
para cantar contigo,
orilla al mar salado,
una canción que deje
cenizas en los labios…
De tu mirar de sombra
quiero llenar mi vaso.
Tus ojos me recuerdan
las noches de verano.
6.25. "Yo voy soñando caminos" por Carlos Cano
¿Adónde el camino irá?
¿Adónde el camino irá?
Yo voy cantando viajero
a lo largo del sendero…
-La tarde cayendo está-
"En el corazón tenía
la espina de una pasión;
logré arrancármela un día:
ya no tengo corazón".
Y todo el campo un momento
se queda, mudo, sombrío
meditando llega el viento
a los álamos del río.
La tarde al fin se oscurece;
y el camino que serpea
débilmente blanquea
se esfuma y desaparece.
Mi cantar vuelve a plañir:
"aguda espina dorada,
quién te volviera a sentir
en el corazón clavada".
Y todo el campo un momento
se queda mudo y sombrío
meditando llega el viento
a los álamos del río.
La tarde al fin se oscurece;
y el camino que serpea
débilmente se aleja
se enturbia y desaparece.
7. Arcipreste de Hita
7.1. "Consejos para un galán" por Paco Ibáñez
Haz a la dama un día la vergüenza perder,
esto es muy importante, si la quieres tener,
una vez que no tiene vergüenza la mujer,
hace más diabluras de las que ha menester.
Talante de mujeres, ¿quién lo puede entender?
Su maestría es mala, mucho su malsaber.
Cuando están encendidas y el mal quieren hacer
el alma y cuerpo y fama, todo echan a perder.
No abandones tu dama, no dejes que esté quieta,
siempre requieren uso mujer, molino y huerta;
no quieren en su casa pasar días de fiesta,
no quieren el olvido; cosa probada y cierta.
Es cosa bien segura: molino andando gana,
huerta mejor labrada da la mejor manzana,
mujer bien requerida anda siempre lozana;
con estas tres verdades no obrarás cosa vana.
Dejó uno a su mujer (te contaré la hazaña;
si la estimas en poco, cuéntame otra tamaña).
Era don Pitas Payas un pintor de Bretaña,
casó con mujer joven que amaba la compaña.
Antes del mes cumplido dijo él: -Señora mía,
a Flandes quiero ir, regalos portaría.
Dijo ella: -Monseñer, escoged vos el día,
mas no olvidéis la casa ni la persona mía.
Dijo don Pitas Payas: -Dueña de la hermosura,
yo quiero en vuestro cuerpo pintar una figura
para que ella os impida hacer cualquier locura.
Dijo ella: -Monseñer, haced vuestra mesura.
Pintó bajo su ombligo un pequeño cordero
y marchó Pitas Payas cual nuevo mercadero;
estuvo allá dos años, no fue azar pasajero.
Cada mes a la dama parece un año entero.
Hacía poco tiempo que ella estaba casada,
y había con su esposo hecho poca morada;
un amigo tomó y estuvo acompañada,
deshízose el cordero, ya de él no queda nada.
Cuando supo la dama que venía el pintor,
muy de prisa llamó a su nuevo amador;
dijo que le pintara, cual supiese mejor,
en aquel lugar mismo un cordero menor.
Pero con la gran prisa pintó un señor carnero,
cumplido de cabeza, con todo un buen apero.
Luego, al día siguiente, vino allí un mensajero:
que ya don Pitas Payas llegaría ligero.
Cuando al fin el pintor de Flandes fue venido,
su mujer, desdeñosa y fría le ha recibido:
cuando ya en su mansión con ella se ha metido,
la señal que pintara no ha echado en olvido.
Dijo don Pitas Payas: -Madona, perdonad,
mostradme la figura y tengamos solaz.
– Dijo ella: -Monseñer, vos mismo la mirad:
todo lo que quisieres hacer, hacedlo audaz.
Miró don Pitas Payas el sabido lugar
y vio aquel gran carnero con armas de prestar.
– ¿Cómo, madona, es esto? ¿Cómo puede pasar
que yo pinté un cordero y encuentro este manjar?
Como en estas razones es siempre la mujer
sutil y mal sabida, dijo: -¿Qué, Monseñer?
¿Petit corder, dos años, no se ha de hacer carner?
Si no tardáseis tanto aún sería corder.
Por tanto, ten cuidado, no abandones la pieza,
no seas Pitas Payas, para otro no se cueza;
incita a la mujer con gran delicadeza
y si promete al fin, guárdate de tibieza.
7.2. "Lo que puede el dinero" por Paco Ibáñez
Hace mucho el dinero, mucho se le ha de amar
al torpe hace discreto y hombre de respetar
hace correr al cojo y al mudo le hace hablar
Quien no tiene dinero no es de sí señorTambién al hombre necio y rudo labrador
dineros le convierten en hidalgo doctor
cuanto más rico es uno más grande es su valor
Quien no tiene dinero no es de si señorY si tienes dinero tendrás consolación
placeres y alegrías y del Papa ración
comprarás paraíso, ganarás la salvación
Donde hay mucho dinero hay mucha bendiciónÉl crea los priores, los obispos, los abades
arzobispos, doctores, patriarcas, potestades
a los clérigos necios da muchas dignidades
De verdad hace mentiras, de mentiras hace verdadesÉl hace muchos clérigos y muchos ordenados
muchos monjes y monjas, religiosos sagrados
el dinero les da por bien examinados
a los pobres les dice que no son ilustradosYo he visto a muchos curas en sus predicaciones
despreciar al dinero, también sus tentaciones
pero al fin por dinero otorgan los perdones
absuelven los ayunos y ofrecen oracionesDicen frailes y clérigos que aman a Dios servir
mas si huelen que el rico está para morir
y oyen que su dinero empieza a retiñir
por quien a de cogerlo empiezan a reír
8. Armando Tejada Gómez
8.1. "Canción con todos" por Mercedes Sosa
Salgo a caminar
por la cintura cósmica del sur.
Piso en la región
más vegetal del viento y de la luz.
Siento al caminar
toda la piel de América en mi piel
y anda en mi sangre un río
que libera en mi voz su caudal.
Sol de Alto Perú,
rostro Bolivia, estaño y soledad,
un verde Brasil,
besa mi Chile cobre y mineral.
Subo desde el sur
hacia la entraña América y total,
pura raíz de un grito
destinado a crecer y estallar.
Todas las voces, todas,
todas las manos, todas,
toda la sangre puede
ser canción en el viento.
Canta conmigo, canta,
hermano americano.
Libera tu esperanza
con un grito en la voz.
Ciñe el Ecuador
de luz Colombia al valle cafetal.
Cuba de alto son
nombra en el viento a México ancestral.
Continente azul
que en Nicaragua busca su raíz
para que luche el hombre
de país en país
por la paz.
8.2. "Las simples cosas" por Chavela Vargas y por Mari Peña
Uno se despide insensiblemente de pequeñas cosas,
lo mismo que un árbol que en tiempo de otoño se queda sin hojas.
Al fin la tristeza es la muerte lenta de las simples cosas,
esas cosas simples que quedan doliendo en el corazón.
Uno vuelve siempre a los viejos sitios donde amó la vida,
y entonces comprende como están de ausentes las cosas queridas.
Por eso muchacho no partas ahora soñando el regreso,
que el amor es simple, y a las cosas simples las devora el tiempo.
Demórate aquí, en la luz mayor de este mediodía,
donde encontrarás con el pan al sol la mesa tendida.
Por eso muchacho no partas ahora soñando el regreso,
que el amor es simple, y a las cosas simples las devora el tiempo.
9. Atahualpa Yupanqui
9.1. "A que le llaman distancia" por Atahualpa Yupanqui
¿A qué le llaman distancia?:
eso me habrán de explicar.
Sólo están lejos las cosas
que no sabemos mirar.
Los caminos son caminos
en la tierra y nada más.
Las leguas desaparecen,
si el alma empieza a aletear.
Hondo sentir, rumbo fijo,
corazón y claridad:
si el mundo está dentro de uno,
¿afuera, por qué mirar?
¡Qué cosas tiene la vida
misteriosas por demás!
Uno está donde uno quiere,
muchas veces sin pensar.
Si los caminos son leguas
en la tierra y nada más,
¿a qué le llaman distancia?:
eso me habrán de explicar.
9.2. "Caminando" por Atahualpa Yupanqui
Caminando, caminando
por la tierra voy andando
con mis alegrías que pronto mueren
y mis penitas durando.
A la luz de las estrellas
siento que me voy cansando
y a la mañanita salgo de nuevo
por esas sendas chiflando.
Una paisanita me está esperando
no se ni donde ni cuando
una paisanita me está espernado
mientras yo voy caminando.
Tal vez encuentre algún día
aquello que voy buscando
un ranchito blanco quinchao de amores
una paisana y un chango.
En la falda de una loma
quisiera vivir sembrando
y sentir de noche las bagualitas
de los que pasan andando.
9.3. "Los ejes de mi carreta" por Atahualpa Yupanqui
Porque no engraso los ejes
Me llaman abandona'o…
Si a mi me gusta que suenen,
¿Pa qué los quiero engrasaos?
Es demasiado aburrido
seguir y seguir la huella,
demasiado largo el camino
sin nada que me entretenga.
No necesito silencio.
Yo no tengo en qué pensar.
Tenía, pero hace tiempo,
ahura ya no pienso más.
Los ejes de mi carreta
nunca los voy a engrasar.
10. Blas de Otero
10.1. "Igual que vosotros" por Hilario Camacho
Desesperadamente busco y busco
un algo, que sé yo qué, misterioso,
capaz de comprender esta agonía
que me hiela, no sé con qué, los ojos.
Desesperadamente, despertando
sombras que yacen, muertos que conozco,
simas de sueño, busco y busco un algo,
qué se yo dónde, si supieseis cómo.
A veces, me figuro que ya siento,
que sé yo qué, que lo alzo y lo toco,
que tiene corazón y que está vivo,
no sé en qué sangre o red, como un pez rojo.
Desesperadamente, le retengo,
cierro el puño, apretando el aire sólo…
Desesperadamente, sigo y sigo
buscando, sin saber por qué, en lo hondo.
He levantado piedras frías, faldas
tibias, rosas azules, de otros tonos,
y allí no había más que sombra y miedo,
no sé de qué, y un hueco silencioso.
Alcé la frente al cielo: lo miré
y me quedé, ¡Por qué, oh Dios!, dudoso:
dudando entre quien sabe, si supiera
qué sé yo qué, de nada ya y de todo.
Desesperadamente, esa es la cosa.
cada vez más sin causa y más absorto
qué sé yo qué, sin qué, oh Dios, buscando
lo mismo, igual, oh hombres, que vosotros.
10.2. "Me queda la palabra" por Aguaviva
Si he perdido la vida, el tiempo, todo
lo que tiré, como un anillo, al agua,
si he perdido la voz en la maleza,
me queda la palabra.
Si he sufrido la sed, el hambre, todo
lo que era mío y resultó ser nada,
si he segado las sombras en silencio,
me queda la palabra.
Si abrí los labios para ver el rostro
puro y terrible de mi patria,
si abrí los labios hasta desgarrármelos,
me queda la palabra.
11. Carmen Martín Gaite
11.1. "Canción rota" por Javier Bergia y Begoña Olavide
Siempre que iba a cantar
algo se interponía
y a mí no me importaba,
¡había tanto tiempo!
Mi canción se quedaba en el alero,
confiada,
meciéndose en la espera
cuajada de horizontes.
Si alguna vez con mudo gesto
antiguo
acaricio las cuerdas,
el aire se retira
y el corazón me late nuevamente
con aquellos latidos turbulentos,
heraldos de mi canto.
¡Ay, mi canción truncada!
Yo nunca tenía prisa
y la dejaba siempre,
amor,
para después.
11.2. "Ni aguantar, ni escapar" por Chicho Sánchez Ferlosio
Ni aguantar ni escapar,
ni el luto ni la fiesta,
ni designio ni azar,
ni el llano ni la cuesta.
Ni puro ni perverso,
ni denso ni vacío,
ni en uno mismo inmerso
ni extroverso
ni abrasador ni frío.
Ni de ida ni de vuelta
ni al margen ni en el ajo,
ni pasión ni desdén:
vacilación resuelta
con el suelo debajo
por entre el mal y el bien.
Ni cubierta la faz
ni mirando al abismo,
ni a mandobles ni en paz
que viene a ser lo mismo.
Ni falta de criterio
ni sobra de juicio
ni un carnaval tan serio
ni el dicterio
tan sacado de quicio.
Ni súbdito ni rey
ni a cualquier viento hoja
ni el paso altivo y fuerte:
por dónde pisa el buey
pero en la cuerda floja
mientras llega la muerte.
11.3. "Tres eran tres" por Amancio Prada
Tres eran tres mis bienes de
antaño:
tu letra, tu voz y un pañuelo
blanco.
Tu letra entre miles reconocería,
la T de "te quiero", el A de
"alma mía";
tu voz brasa y miel en la noche
fría.
Y desde el balcón, al rayar el día,
el pañuelo "vuelve" y "adiós" te
decía.
Tres eran tres mis bienes de
antaño,
y los tres son hoy recuerdo
aventado.
Tu voz se me pierde por esos
barrancos,
las cartas las lleva el viento a
otro lado.
Ni letra, ni voz,
ni el pañuelo sabe
a quién dice adiós.
12. Cecilia
12.1. "Mi querida España" por Cecilia
Mi querida España
Esta España nueva,
esta España vieja.
De tu santa siesta
ahora te despiertan
versos de poetas.
¿Dónde están tus ojos?
¿Dónde están tus manos?
¿Dónde tu cabeza?
Mi querida España
Esta España mía,
esta España nuestra.
Mi querida España.
Esta España viva,
esta España muerta.
De las alas quietas,
De las vendas negras
Sobre carne abierta.
¿Quién pasó tu hambre?
¿Quién bebió tu sangre
cuando estabas seca?
Mi querida España
Esta España mía,
esta España nuestra.
Mi querida España.
Esta España en dudas,
esta España cierta.
Pueblo de palabras
y de piel amarga
Dulce tu promesa.
Quiero ser tu tierra,
quiero ser tu hierba
cuando yo me muera.
Mi querida España.
Esta España mía,
esta España nuestra.
12.2. "Soldadito de plomo" por Cecilia
Soldadito de plomo
No es el colmo
Que tengas que luchar
Por un general de madera
Formación de batalla
Y al final de tu guerra
Una medalla, una bandera
Un hoyo bajo la tierra
Cuerpo a tierra brigada
Que al final de la escalada
Te espera tu compañía
Y te desea tu compañera
Soldadito de plomo
No es el colmo
Que tengas que morir
Por lucir tu guerrera
Cruces con decoraciones
Distintivos galones
Entorchados espadines
Bandas y fajines
Mosquetones, fusiles
Sables y balines
Cartucheras y granadas
Bayonetas caladas
Soldadito de plomo
¡Ay! que pena
Que tengas que matar
Por la paz con la guerra
A matar al enemigo
A rematar al herido
Que se abran las fosas
Y que se cierren los sentidos
Firmes, carguen y fuego
Un pelotón está en juego
Y que al entrar en combate
No vuelva quien no mate
Soldadito de plomo
No hace falta
Que tengas que luchar
Por un general de madera
12.3. "Una guerra" por Cecilia
Una guerra, pasó por esta tierra como una maldición
dejando atrás su olor a muerte y destrucción.
Los campos de mi tierra fueron quemados
vistiéndose de luto los desahuciados
y hermano contra hermano y padre contra hijo
y Dios maldijo a mi región.
Una guerra, pasó por esta tierra como una maldición
dejando atrás su olor a muerte y destrucción.
Un viento amargo y triste divide el tiempo
somos la misma sangre y dos pensamientos
ha de venir la lluvia que lave viejas caras
desencajadas de rencor.
Una guerra, pasó por esta tierra como una maldición
dejando atrás su olor a muerte y destrucción.
Hay una gente nueva que se despierta
y sobre sus espaldas el alba incierta
iremos mano en mano mirándonos de frente
seremos puente entre los dos.
Una guerra, pasó por esta tierra como una maldición
dejando atrás su olor a muerte y destrucción.
13. Chicho Sánchez Ferlosio
13.1. "A la huelga" por Chicho Sánchez Ferlosio
A la huelga, compañero;
no vayas a trabajar.
Deja quieta la herramienta
que es la hora de luchar.
A la huelga diez, a la huelga cien,
a la huelga, madre, yo voy también.
A la huelga cien, a la huelga mil,
yo por ellos, madre, y ellos por mí.
Contra el gobierno del hambre
nos vamos a levantar
todos los trabajadores,
codo a codo con el pan.
Desde el pozo y la besana,*
desde el torno y el telar,
¡vivan los hombres del pueblo,
a la huelga federal!
Todos los pueblos del mundo
la mano nos la van a dar
para devolver a España
su perdida libertad.
13.2. "Círculos viciosos" por La Mandrágora (Javier Krahe, Joaquín Sabina y Alberto Pérez)
Quisiera hacer lo que ayer, pero introduciendo un cambio.
- No metas cambio Silario que está el jefe por ahí
- ¿Por qué está de jefe?
- Porque va a caballo
- ¿Por qué va a caballo?
- Porque no se baja
- ¿Por qué no se baja?
- Porque vale mucho
- ¿Y cómo lo sabe?
- Porque está muy claro
- ¿Por qué está tan claro?
- Porque está de jefe
Eso mismo fue
lo que yo le pregunté
- ¿Por qué está de jefe?
- Yo quiero bailar un son y no me deja Lucía
- Yo que tú no bailaría porque está triste Ramón.
- ¿Por qué está tan triste?
- Porque está malito
- ¿Por qué está malito?
- Porque está muy flaco
- ¿Por qué está tan flaco?
- Porque tiene anemia
- ¿Por qué tiene anemia?
- Porque come poco
- ¿Por qué come poco?
- Porque está muy triste
Eso mismo fue
lo que yo le pregunté
- ¿Por qué está tan triste?
- Quisiera formar sociedad con el vecino de abajo
- Ese no tiene trabajo no te fíes Sebastián
- ¿Por qué no trabaja?
- Porque no lo cogen
- ¿Por qué no lo cogen?
- Porque está fichado
- ¿Por qué lo ficharon?
- Porque estuvo preso
- ¿Por qué lo metieron, titi?
- Porque roba mucho
- ¿Por qué roba tanto?
- Porque no trabaja
Eso mismo fue
lo que yo le pregunté
- ¿Por qué no trabaja?
- Quiero conocer aquel hablarle y decirle hola
- No le has visto la pistola deja esa vaina Javier
- ¿Por qué la pistola?
- Porque tiene miedo
- ¿Por qué tiene miedo?
- Porque no se fía
- ¿Por qué no se fía?
- Porque no se entera
- ¿Por qué no se entera?
- Porque no le hablan
- ¿Por qué no le hablan?
- Por llevar pistola
Eso mismo fue
lo que yo le pregunté
- ¿Por qué la pistola?
- ¿Por qué no trabaja?
- ¿Por qué está tan triste?
- ¿Por qué está de jefe?
13.3. "Coplas retrógradas" por Chicho Sánchez Ferlosio y Rosa Jiménez
La lengua suelta,
la lengua suelta,
de la niñez me queda,
la lengua suelta
y me explico al momento
cuando me dejan
y cuando no
me lo aprendo y lo canto
de viva voz.
Dicen que son mis coplas
del diecinueve
porque digo que es blanca
la blanca nieve,
yo no me enfado
que mi siglo parece
que no ha empezado.
De forma golfa,
de forma golfa,
reconozco que canto
de forma golfa,
pero yo a los tiranos
los pongo en solfa.
Fuera el abuso,
fuera los abusones
y quien los puso.
Dicen que son mis coplas
del dieciocho
porque yo a lo podrido
lo llamo pocho.
Ay, Pero Grullo
si tuvieran las cortes
consejo tuyo.
Que ella me ampara,
que ella me ampara,
la Constitución dice
que ella me ampara
y que acate las leyes
de forma clara.
No lo prometo
que luego se descuelgan
con un decreto.
Dicen que son mis coplas
del diecisiete
porque ataco a los miembros
del gabinete.
Son tan modernos
que provocan la envidia
de otros gobiernos.
No les importa,
no les importa,
aunque a muchos la guerra
no les importa
se ponen como fieras
cuando una aborta.
Van por las crías
para hacerlas soldados
y policías.
Dicen que son mis coplas
del dieciséis
porque digo los fechos
que vos faceis,
vuesos entuertos
por doquiera nos facen
presos o muertos.
Perder la cara,
perder la cara,
cuando el macho no quiere
perder la cara
no se asoma al abismo
que nos separa,
y esa locura
es un fallo “mu” grande
“pa” la cultura.
13.4. "El ser" por Chicho Sánchez Ferlosio
Dices que buscas que buscas,
dices que buscas el ser.
Cuando lo encuentres le dices
que yo estoy en contra de él.
Ni el propio San Antonio lo encontrará.
Lo que no se ha perdido no se hallará.
¿Qué será el ser?
Buscas el ser por lo alto,
tan alto que yo me temo
que el ser que tu andas buscando
debe ser el Ser Supremo.
Una vez que lo encuentres habláis los dos.
No os aclarareis mucho ni tú ni Dios.
¿Qué será el ser?
No preguntes por el hombre,
menos por la explotación,
que la pregunta pregunte
su propia interrogación.
Y ya que preguntamos preguntaré
por qué no te preguntas esté por qué:
¿Qué será el ser?
Preguntar la realidad
sin intentar transformarla,
eso es pasar por la vida
sin romperla ni mancharla.
Hay quién sigue caminos que son igual
que el del sol cuando pasa por el cristal.
¿Qué será el ser?
¿Qué es el ser, qué es el ser, qué es el
ser, qué es el ser, qué es el ser?
¿Qué es el ser, qué es el ser, qué es el
ser, qué es el ser, qué es el ser?
¿Qué es el ser, qué es el ser, qué es el ser?: el ser.
¿Qué es el ser, qué es el ser, qué es el ser?: el ser.
Eso es el ser.
13.5. "Hoy no me levanto yo" por Chicho Sánchez Ferlosio
Una cosa hay bien segura:
¡hoy no me levanto yo!
Tengo sábanas y mantas,
buena almohada y buen colchón,
tengo tabaco y cerillas
y buena imaginación
y aquí en la cama he llegado
a la clara conclusión,
de que pase lo que pase,
¡hoy no me levanto yo!
Cerca ya de mediodía
entran en mi habitación
mi mujer y mi cuñada
y mi hija la mayor
y mi suegra con su hermana
que está aquí ahora de pensión
y confirma mi designio
constatar su irritación
cada vez que les repito
¡que hoy no me levanto yo!
Hablando todas a un tiempo
reclaman una razón,
no siento molestia alguna
ni tampoco desazón,
no me ha despertado el niño,
he dormido de un tirón,
digerí bien la fabada,
pesadillas, no señor,
pero aquí estoy en la gloria
¡y hoy no me levanto yo!
Mi mujer me amonestaba
con paciencia y con amor,
mi suegra más duramente,
mi hija desapareció
y me trajo un té con leche
y unas lonchas de jamón.
Yo me tomé el té con leche,
me arrellané y dije ¡no!,
dejadme por imposible,
¡que hoy no me levanto yo!
Por fin les dije, aunque vengan
gobierno y oposición,
la televisión y prensa
y el cabildo en procesión,
policías y alguaciles
que mande Gobernación
y los propios comunistas47
me envíen su excomunión,
¡aunque vengan Dios y el Diablo,
hoy no me levanto yo!
Hoy se nace con el sino
de actuar por actuar;
la gente anda arrebatada
y no se para a pensar
que hay veces que levantarse
se lo puede uno saltar
y aunque a nadie le hagas falta,
allí te vienen a hurgar,
pues por mí, que canten misa,
¡no me pienso levantar!
13.6. "Milonga del moro judío" por Jorge Drexler
Por cada muro un lamento
en Jerusalén la dorada
y mil vidas malgastadas
por cada mandamiento.
Yo soy polvo de tu viento
y aunque sangro de tu herida
y cada piedra querida
guarda mi amor más profundo,
no hay una piedra en el mundo
que valga lo que una vida.
Yo soy un moro judío
que vive con los cristianos,
no sé que Dios es el mío
ni cuales son mis hermanos.
No hay muerto que no me duela,
no hay un bando ganador,
no hay nada más dolor
y otra vida que se vuela.
La guerra es muy mala escuela,
no importa el disfraz que viste,
perdonen que no me aliste
bajo ninguna bandera,
vale más cualquier quimera
que un trozo de tela triste.
Yo soy un moro judío
que vive con los cristianos,
no sé que Dios es el mío
ni cuales son mis hermanos.
Y a nadie le di permiso
para matar en mi nombre,
un hombre no es más que un hombre
y si hay Dios, así lo quiso.
El mismo suelo que piso
seguirá, yo me habré ido;
rumbo también del olvido
no hay doctrina que no vaya,
y no hay pueblo que no se haya
creído el pueblo elegido.
13.7. "Pa la sangre" por Amancio Prada
Pa la sangre la vida
pa Dios la muerte
pa Dios la muerte
pa la sangre la vida
pa Dios la muerte
pa mi cuerpo la pena
de conocerte.
De conocerte
pa la sangre la vida
y quien olvidara
la manera en que vuelves
niña la cara.
A la zorra la liebre
y al lirio el valle
y al lirio el valle
a la zorra la liebre
y al lirio el valle
al tirano las leyes
y a ti la calle.
Y a ti la calle
a la zorra la liebre
y a mi condena
si me vuelves la cara
flor de azucena.
Si te ríes me río
si lloras lloro
si lloras lloro
si te ríes me río
si lloras lloro
y si cantas mi vida
yo soy el coro.
Yo soy el coro
si te ríes me río
flor de retama
y si tú eres el fuego
yo soy la llama.
13.8. "Si las cosas no fueran" por Chicho Sánchez Ferlosio
Si las cosas no fueran
tan enojosas,
si quedara más tiempo
para otras cosas
que no fueran andarse
desesperando
y abominar del mundo
de cuando en cuando:
¡a tu vera, hermana mía,
cuántos ratos pasaría!
Si no exisiteran tantos
inconvenientes
y los recelos fueran
menos frecuentes,
si los que nos rodean
lo comprendieran
y en el fondo del alma
no se ofendieran:
¡a tu cuerpo y a tu cara
con qué gusto me arrimara!
Si pudieran curarse
ciertos humanos
del vicio de adueñarse
de sus paisanos,
si pudiera decirse
lo que se siente
en vez de andar hablando
veladamente:
¡en tus piernas y en tu pecho
qué pronto buscaba lecho!
Los que cosas tan simples
no las conciben
poco asimilan
de este mundo en que viven
y siguen en sus trece
año tras año
aún sabiendo en el fondo
que es un engaño:
¡por eso en vez de mirarte
miro siempre hacia otra parte!
14. Constantino Cavafy
14.1. "Viatge a Ítaca" por Luis Llach
Cuando emprendas tu viaje hacia Ítaca,
pide que el camino sea largo,
lleno de aventuras, lleno de experiencias.
Pide que el camino sea largo;
que sean muchas las madrugadas
que entrarás en un puerto que tus ojos ignoraban
y vayas a ciudades a aprender de los que saben.
Ten siempre en el corazón la idea de Itaca.
Tienes que llegar: es tu destino!
Pero no fuerces nada la travesía:
es preferible que dure muchos años …
Que seas viejo cuando fondees la isla,
rico de cuanto habrás ganado en el camino,
sin esperar a que te dé más riquezas.
Itaca te ha dado el bello viaje:
sin ella no habrías salido.
Y si la encuentras pobre, Ítaca
te ha engañado. Sabio como te has hecho,
sabrás lo que significan las Ítacas.
Más lejos, debe ir más lejos
de los árboles caídos que os aprisionan
y, cuando los hayáis ganado,
tenga bien presente no deteneros.
Más lejos … Siempre vaya más lejos!
Más lejos del que ahora os encadena.
Y, cuando seréis liberados,
vuelva a empezar nuevos pasos.
Más lejos … Siempre mucho más lejos!
Más lejos del mañana que ya se acerca.
Y, cuando cree que llegue,
sabed encontrar nuevas sendas.
Buen viaje para los guerreros
que a su pueblo son fieles.
Favorezca el Dios de los vientos
el velamen de su barco
y, a pesar de su viejo combate,
tengan placer de los cuerpos más amantes!
Llenad redes de queridos estrellas
llenos de aventuras, llenos de conocimiento.
Buen viaje para los guerreros
si a su pueblo son fieles.
El velamen de su barco
favorezca el Dios de los vientos
y, a pesar de su viejo combate,
el amor llene su cuerpo generoso …
Encuentren los caminos de viejos anhelos
llenos de aventuras, llenos de conocimiento!
15. Eduardo Galeano
15.1. "Los nadies" por La Gran Orquesta Republicana
Los nadies: los hijos de nadie, los dueños de nada.
Los nadies: los ningunos, los ninguneados, corriendo la liebre, muriendo la vida, jodidos, rejodidos:
Que no son, aunque sean.
Que no hablan idiomas, sino dialectos.
Que no profesan religiones, sino supersticiones.
Que no hacen arte, sino artesanía.
Que no practican cultura, sino folklore.
Que no son seres humanos, sino recursos humanos.
Que no tienen cara, sino brazos.
Que no tienen nombre, sino número.
Que no figuran en la historia universal, sino en la crónica roja de la prensa local.
Los nadies, que cuestan menos que la bala que los mata.
Sueñan las pulgas con comprarse un perro y sueñan los nadies con salir de pobres, que algún mágico día llueva de pronto la buena suerte, que llueva a cántaros la buena suerte; pero la buena suerte no llueve ayer, ni hoy, ni mañana, ni nunca, ni en lloviznita cae del cielo la buena suerte, por mucho que los nadies la llamen y aunque les pique la mano izquierda, o se levanten con el pie derecho, o empiecen el año cambiando de escoba.
16. El Cabrero
16.1. "Fandangos en Marinaleda" por El Cabrero
Que devuelvan el dinero
que se llevó el capital,
que están ricos los banqueros
y también la Patronal,
esa que explota al obrero.
No soy gallo de corral
que canta sin fundamento,
si en mi cante hay un lamento,
que lo dejen de volar
y sea libre como el viento.
Veo que el pueblo tiene sed,
pero ha perdido el olfato,
y no le importa beber
el agua de cualquier charco
por contaminao que esté.
Dicen que es hombre prudente
el que no opina y se calla:
me gustan más los valientes
que te dicen en la cara
lo que su corazón siente.
Hombre que vota en su contra
ha cojío mal camino,
Pueblo que vota en su contra,
Somos como los cochinos
que por un puñao bellotas
se pasan al enemigo.
Yo no soy el animal
que se calla por un pienso
porque llevo en mis adentros
una disconformidad
que me sirve de alimento.
El lamento de un fandango
nadie sabe donde llega
es un pájaro volando
que no entiende de fronteras
por eso me gusta tanto.
La madre que me parió
dijo que nací gritando y,
ahora que voy pa viejo,
voy a seguir denunciando
las injusticias que veo.
A orientarme por el viento
de cachorro lo aprendí
ahora que soy perro viejo
me es más fácil distinguir
a los lobos desde lejos.
El mar presume de hondura
y el tiempo de su saber
el viento de su poder
la tierra de su estatura
y el hombre no sé de qué.
Con la izquierda y la derecha
nos tratan de confundir
que se confunda el quiera
porque yo se distinguir
una oveja de una fiera.
17. El Kanka
17.1. "Por tu olor" por El Kanka y Jorge Drexler
Suéltate las trenzas cuando quieras,
venme a ver con la cara lavada.
No pierdas el tiempo en las maneras
que el rímel no hace a la mirada.
Te prefiero así, sin maquillaje,
despojada de bisutería,
sin trampas, sin trucos y sin traje.
No me interesa el mostrador del que la gente presume.
Estoy contigo por tu olor, no por tu perfume.
No me interesa el mostrador del que la gente presume.
Estoy contigo por tu olor, no por tu perfume.
Nada de espejismos ilusorios,
nada de intentar disimularte.
No se crea en los laboratorios,
tu belleza es un arte aparte.
No es buen cazador gato con guantes,
te prefiero libre de armaduras
sin colorantes ni conservantes.
17.2. "Volar" por El Kanka y Rozalén
Volar, lo que se dice volar
Volar, volar, volar, no vuelo
Volar, lo que se dice volar
Volar, volar, volar, no vuelo
Pero, desde que cambié el palacio por el callejón
Desde que rompí todas las hojas del guión
Si quieres buscarme
Mira para el cielo
Pero, desde que me dejé el bolso en la estación
Y le pegué fuego a la tele del salón
Te prometo, hermano, que mis suelas
No tocan el suelo
Solté todo lo que tenía y fui
Feliz
Solté las riendas y
Dejé pasar
No me ata nada aquí
No hay nada que guardar
Así que, cojo impulso y a volar
Lo que se dice volar
Volar, volar, volar, no vuelo
Volar, lo que se dice volar, volar
Volar, volar, volar, no vuelo
Pero, desde que tiré las llaves, ya no quiero entrar
Desde que quemé las naves y aprendí a nadar
Si quieres buscarme
Mira para el cielo
Pero, desde que olvidé el teléfono en un bar
Desde que no tengo nada parecido a un plan
Te prometo, hermano, que mis suelas
No tocan el suelo
Solté todo lo que tenía y fui
Feliz
Solté las riendas y
Dejé pasar
No me ata nada aquí
No hay nada que guardar
Así que, cojo impulso y a volar
A volar
Lo que se dice volar (Volar, volar, volar)
Mmh-mmh, volar
18. Enrique Morente
18.1. "Estrella" por Enrique Morente
Si yo encontrara la estrella que me guiara,
yo la metería muy dentro de mi pecho y la venerara,
si encontrara la estrella que en el camino me alumbrara.
Como un relámpago de fuego fuiste
y en mi sentimiento entraste.
Dejaste encendido el fuego y entre llamas me dejaste.
Estrella, llévame a un mundo con más verdades,
con menos odios, con más clemencia y más piedades.
Romperemos las nubes negras
que nos engañan, que nos acechan
y abriremos un mundo nuevo sin fusiles ni venenos.
Si yo encontrara la estrella que me guiara.
19. Enrique Santos Discépolo
19.1. "Cambalache" por Susana Baca
Que el mundo fue y será una porquería ya lo sé…
En el quinientos seis
y en el dos mil también.
Que siempre ha habido chorros,
maquiavelos y estafaos,
contentos y amargaos,
valores y dublé…
Pero que el siglo veinte
es un despliegue
de maldá insolente
ya no hay quién lo niegue.
Vivimos revolcaos en un merengue
y en un mismo lodo todos manoseaos…
¡Hoy resulta que es lo mismo
ser derecho que traidor!…
¡Ignorante, sabio o chorro,
generoso o estafador!…
¡Y todo es igual!
¡Nada es mejor!
¡Lo mismo un burro
que un gran profesor!
No hay aplazaos
ni escalafón,
los inmorales
nos han igualao.
Que uno vive en la impostura
que otro roba en su ambición,
¡da lo mismo que si es cura,
colchonero, rey de bastos,
caradura o polizón!…
¡Qué falta de respeto, qué atropello
a la razón!
¡Cualquiera es un señor!
¡Cualquiera es un ladrón!
Mezclao con Stavisky va Don Bosco
y "La Mignón",
Don Chicho y Napoleón,
Carnera y San Martín…
Igual que en la vidriera irrespetuosa
de los cambalaches
se ha mezclao la vida,
y herida por un sable sin remaches
vi llorar la Biblia
contra un calefón…
¡Siglo veinte, cambalache
problemático y febril…
El que no llora no mama
y el que no roba es un gil!
¡Dale nomás! ¡Dale que va!
¡Que allá en el horno
se vamo a encontrar!
¡No pienses más séntate a un lao,
que a nadie importa
si naciste honrao!
Que es lo mismo el que labura
noche y día como un buey,
que el que vive de las minas,
que el que roba, que el que mata
o está fuera de la ley.
20. Facundo Cabral
20.1. "No soy de aqui ni soy de allá" por Jorge Cafrune
Me gusta el sol, Alicia y las palomas
el buen cigarro y la guitarra española
saltar paredes y abrir las ventanas
y cuando llora una mujer.
Me gusta el vino tanto como las flores
y los conejos, pero no los tractores
el pan casero y la voz de Dolores
y el mar mojándome los pies.
No soy de aquí, ni soy de allá
no tengo edad, ni porvenir
y ser feliz es mi color de identidad.
Me gusta estar tirado siempre en la arena
o en bicicleta perseguir a Manuela
o todo el tiempo para ver las estrellas
con la María en el trigal.
No soy de aquí, ni soy de allá
no tengo edad, ni porvenir
y ser feliz es mi color de identidad.
20.2. "Pobrecito mi patrón" por Facundo Cabral
El diablo fue al mar
a escribir la historia del mundo
pero no había agua
Dios, la había bebido
Juan comodoro
buscando agua, encontró petróleo
pero se murió de sed
Yo no sé quién va más lejos
la montaña o el cangrejo.
Pobrecito mi patrón
piensa que el pobre soy yo.
Quién sabe si el apoyarse
es mejor que el deslizarse.
Pobrecito mi patrón
piensa que el pobre soy yo.
Más que el oro es la pobreza
lo más caro en la existencia.
Pobrecito mi patrón
piensa que el pobre soy yo.
Dominar es su manera
y así nadie se libera.
Pobrecito mi patrón
piensa que el pobre soy yo.
Lo importante no es el precio
sino el valor de las cosas.
Pobrecito mi patrón
piensa que el pobre soy yo.
Qué me importa ganar diez
si sé contar hasta seis.
Pobrecito mi patrón
piensa que el pobre soy yo.
Pobrecito mi patrón
piensa que el pobre soy yo.
20.3. "Vuele bajo" por Facundo Cabral
No crezca mi niño,
No crezca jamás,
Los grandes al mundo,
Le hacen mucho mal.
El hombre ambiciona,
Cada día más,
Y pierde el camino,
Por querer volar.
Vuele bajo,
porque abajo,
está la verdad.
Esto es algo,
que los hombres,
no aprenden jamás.
Por correr el hombre
no puede pensar,
que ni él mismo sabe
para donde va.
Siga siendo niño,
y en paz dormirá,
sin guerras,
ni máquinas de calcular.
Dios quiera que el hombre,
pudiera volver,
a ser niño un día
para comprender.
Que está equivocado,
si piensa encontrar,
con una chequera,
la felicidad.
21. Federico García Lorca
21.1. "Campo" por Carmen Linares
El cielo es de ceniza.
Los árboles son blancos,
y son negros carbones
los rastrojos quemados.
Tiene sangre reseca
la herida del ocaso,
y el papel incoloro
del monte está arrugado.
El polvo del camino
se esconde en los barrancos,
están las fuentes turbias
y quietos los remansos.
Suena en un gris rojizo
la esquila del rebaño,
y la noria materna
acabó su rosario.
El cielo es de ceniza,
los árboles son blancos.
21.2. "Canción del jinete" por Paco Ibáñez
En la luna negra
de los bandoleros,
cantan las espuelas.
¡Ay! caballito negro,
¿Dónde llevas tu jinete muerto?
Las duras espuelas
del bandido inmóvil
que perdió las riendas.
¡Ay! caballito frío.
¡Qué perfume de flor de cuchillo!
En la luna negra
sangraba el costado
de Sierra Morena.
¡Ay! caballito negro.
¿Dónde llevas tu jinete muerto?
En la luna negra,
¡un grito! y el cuerno
largo de la hoguera.
¡Ay! caballito frío.
¡Qué perfume de flor de cuchillo!
21.3. "Córdoba, lejana y sola" por Paco Ibáñez
Jaca negra, luna grande,
aceitunas en mi alforja.
Aunque sepa los caminos
yo nunca llegaré a Córdoba.
Córdoba
lejana y sola.
¡Ay qué camino tan largo!
¡Ay mi jaca valerosa!
¡Ay que la muerte me espera,
antes de llegar a Córdoba!
21.4. "Mi niña se fue a la mar" por Camarón de la Isla
Mi niña se fue a la mar,
a contar olas y chinas,
pero se encontró, de pronto,
con el río de Sevilla.
Entre adelfas y campanas
cinco barcos se mecían,
con los remos en el agua
y las velas en la brisa.
¿Quién mira dentro la torre
enjaezada, de Sevilla?
Cinco voces contestaban
redondas como sortijas.
El cielo monta gallardo
al río, de orilla a orilla.
En el aire sonrosado,
cinco anillos se mecían.
21.5. "Pequeño vals vienés" por Silvia Pérez Cruz
En Viena hay diez muchachas,
un hombro donde solloza la muerte
y un bosque de palomas disecadas.
Hay un fragmento de la mañana
en el museo de la escarcha.
Hay un salón con mil ventanas.
¡Ay, ay, ay, ay!
Toma este vals con la boca cerrada.Este vals, este vals, este vals,
de sí, de muerte y de coñac
que moja su cola en el mar.Te quiero, te quiero, te quiero,
con la butaca y el libro muerto,
por el melancólico pasillo,
en el oscuro desván del lirio,
en nuestra cama de la luna
y en la danza que sueña la tortuga.
¡Ay, ay, ay, ay!
Toma este vals de quebrada cintura.En Viena hay cuatro espejos
donde juegan tu boca y los ecos.
Hay una muerte para piano
que pinta de azul a los muchachos.
Hay mendigos por los tejados.
Hay frescas guirnaldas de llanto.
¡Ay, ay, ay, ay!
Toma este vals que se muere en mis brazos.Porque te quiero, te quiero, amor mío,
en el desván donde juegan los niños,
soñando viejas luces de Hungría
por los rumores de la tarde tibia,
viendo ovejas y lirios de nieve
por el silencio oscuro de tu frente.
¡Ay, ay, ay, ay!
Toma este vals del "Te quiero siempre".En Viena bailaré contigo
con un disfraz que tenga
cabeza de río.
¡Mira qué orilla tengo de jacintos!
Dejaré mi boca entre tus piernas,
mi alma en fotografías y azucenas,
y en las ondas oscuras de tu andar
quiero, amor mío, amor mío, dejar,
violín y sepulcro, las cintas del vals.
21.6. "Romance de la luna, luna" por Paco Ibáñez
La luna vino a la fragua
con su polisón de nardos.
El niño la mira, mira.
El niño la está mirando.
En el aire conmovido
mueve la luna sus brazos
y enseña, lúbrica y pura,
sus senos de duro estaño.
– Huye luna, luna, luna.
Si vinieran los gitanos,
harían con tu corazón
collares y anillos blancos.
– Niño, déjame que baile.
Cuando vengan los gitanos,
te encontrarán sobre el yunque
con los ojillos cerrados.
El jinete se acercaba
tocando el tambor del llano.
Dentro de la fragua el niño
tiene los ojos cerrados.
– Huye luna, luna, luna,
que ya siento sus caballos.
– Niño, déjame, no pises
mi blancor almidonado.
Cómo canta la zumaya,
¡ay, cómo canta en el árbol!
Por el cielo va la luna
con un niño de la mano.
Dentro de la fragua lloran,
dando gritos, los gitanos.
El aire la vela, vela.
El aire la está velando.
– Huye luna, luna, luna,
que ya siento sus caballos.
– Niño, déjame, no pises
mi blancor almidonado.
21.7. "Romance del amargo" por Camarón de la Isla
El veinticinco de junio
le dijeron al amargo
ya puedes cortar si quieres
las adelfas de tu patio.
ya puedes cortar si quieres
las adelfas de tu patio
y el veinticinco de junio
le dijeron al amargo.
Pinta una cruz en la puerta
y pon tu nombre debajo
porque cicutas y ortigas
nacerán en tu costado,
y agujas de cal mojadas
te morderán los zapatos.
Será de noche en lo oscuro
por los montes imantados,
donde los bueyes del agua
beben los juncos soñados.
Pide luces y campanas.
Aprende a cruzar las manos,
y a gustar los aires fríos
de metales y peñascos,
porque dentro de dos meses
yacerás amortajado.
21.8. "Verde que te quiero verde" por Manzanita
Verde que te quiero verte
verde viento, verde ramas
el barco sobre la mar,
el caballo en la montaña
verde, que yo te quiero verde
Con la sombra en la cintura,
ella sueña en su baranda
verde ojos, negro pelo
su cuerpo de fria plata
verde, que yo te quiero verde sí sí
yo te quiero verde ay ay
yo te quiero verde
Compadre quiero cambiar
mi caballo por tu casa
mi montura por tu espejo
mi cuchillo por tu manda
verde, que yo te quiero verde sí sí
verde, yo te quiero verde ay ay
yo te quiero verde
Compadre vengo sangrando
desde los puertos de Cabra
y si yo fuera mocito
este trato lo cerraba
verde, que yo te quiero verde.
Compadre, ¿dónde está? Dime
¿Dónde está esa niña amarga?
¿Cuántas noches la esperé?
¿Cuántas noches la esperaba?
Verde, que yo te quiero verde sí sí
yo te quiero verde ay ay
yo te quiero verde
Verde que te quiero verde,
verde viento, verde rama
el barco sobre la mar
el caballo en la montaña
verde, que yo te quiero verde sí sí
yo te quiero verde ay ay
yo te quiero verde
21.9. "Yo vuelvo por mis alas" por Paco Ibáñez
Yo vuelvo por mis alas,
dejadme volver.
Quiero morirme siendo,
siendo amanecer.
Quiero morirme siendo,
siendo ayer.
Yo vuelvo por mis alas,
dejadme tornar.
Quiero morirme siendo,
siendo manantial.
Quiero morirme fuera,
fuera de la mar.
Yo vuelvo por mis alas,
dejadme volver.
Quiero morirme siendo,
siendo amanecer.
Quiero morirme siendo,
siendo ayer.
22. Félix Luna
22.1. "Alfonsina y el mar" por Silvia Pérez Cruz
Por la blanda arena que lame el mar
su pequeña huella no vuelve más,
un sendero solo de pena y silencio llegó
hasta el agua profunda.
Un sendero solo de penas mudas llegó
hasta la espuma.
Sabe Dios qué angustia te acompañó
qué dolores viejos, calló tu voz
para recostarte arrullada en el canto
de las caracolas marinas.
La canción que canta en el fondo oscuro del mar
la caracola.
Te vas Alfonsina con tu soledad,
¿qué poemas nuevos fuiste a buscar?
Una voz antigua de viento y de sal
te requiebra el alma y la está llevando
y te vas hacia allá como en sueños,
dormida, Alfonsina, vestida de mar.
Cinco sirenitas te llevarán
por caminos de algas y de coral
y fosforescentes caballos marinos harán
una ronda a tu lado.
Y los habitantes del agua van a jugar
pronto a tu lado.
Bájame la lámpara un poco más,
déjame que duerma nodriza en paz
y si llama él no le digas que estoy
dile que Alfonsina no vuelve.
Y si llama él no le digas nunca que estoy,
di que me he ido.
23. Félix María Saramiego
23.1. "Cuento de la lechera" por Paco Ibáñez
Llevaba en la cabeza
una Lechera el cántaro al mercado
con aquella presteza,
aquel aire sencillo, aquel agrado,
que va diciendo a todo el que lo advierte:
¡Yo sí que estoy contenta con mi suerte!
Porque no apetecía
más compañía que su pensamiento,
que alegre la ofrecía
inocentes ideas de contento,
marchaba sola la feliz Lechera,
y decía entre sí de esta manera:
esta leche vendida,
en limpio me dará tanto dinero,
y con esta partida
un canasto de huevos comprar quiero,
para sacar cien pollos, que al estío
me rodeen cantando el pío, pío.
Del importe logrado
de tanto pollo mercaré un cochino;
con bellota, salvado,
berza, castaña, engordará sin tino;
tanto que puede ser que yo consiga
ver cómo se le arrastra la barriga.
Llevarélo al mercado;
sacaré de él sin duda buen dinero:
compraré de contado
una robusta vaca y un ternero,
que salte y corra toda la campaña,
hasta el monte cercano a la cabaña.
Con este pensamiento
enajenada, brinca de manera,
que a su salto violento
el cántaro cayó. ¡Pobre Lechera!
Adiós leche, adiós huevos,
adiós dinero, adiós lechón,
adiós, vaca y ternero.
¡Oh loca fantasía,
qué palacios fabricas en el viento!
modera tu alegría;
no sea que saltando de contento,
al contemplar dichosa tu mudanza,
quiebre su cantarillo la esperanza.
No seas ambiciosa
de mejor o más próspera fortuna;
que vivirás ansiosa
sin que pueda saciarte cosa alguna.
No anheles impaciente el bien futuro;
mira que ni el presente está seguro.
24. Fernando Pessoa
24.1. "Abertura" por Lucas Sedler
En mis momentos oscuros
cuando en mí no asoma nadie,
y no es más que niebla y muros,
lo que en la vida me atañe,
alzo la frente un instante
de donde vivo agobiado
y, en el espacio distante,
veo al sol caer dorado.
Existo entonces, revivo;
y aunque sólo sea ilusión
lo exterior en que me olvido,
nada más quiero ni pido:
Le entrego mi corazón.
24.2. "Se vive como se nace" por Vicente Soto
Se vive como se nace
sin querer y sin saber
en esa ilusión de ser
el tiempo muere y renace
sin que se sienta correr
El sentir y el desear
no existen en esta Tierra
y no es el amor amar
en el país donde yerra
mi lejano divagar.
24.3. "Suave" por Luis Eduardo Aute
Es suave el día, suave el viento.
Es suave el sol y suave el cielo.
Que fuera así mi pensamiento
ser yo tan suave es lo que anhelo.
Pero entre mí y las suaves glorias
del cielo y del aire sin mí.
Hay muchos sueños y memorias…
lo que yo quiero es ser así
El mundo es lo que a él traemos,
todo existió porque existí,
hay porque vemos.
Y hay mundo porque yo lo vi
25. Francisco de Quevedo
25.1. "A una nariz" por Jesús Márquez
Érase un hombre a una nariz pegado,
érase una nariz superlativa,
érase una alquitara medio viva,
érase un peje espada mal barbado.
Era un reloj de sol mal encarado.
érase un elefante boca arriba,
érase una nariz sayón y escriba,
un Ovidio Nasón mal narizado.
Érase el espolón de una galera,
érase una pirámide de Egipto,
las doce tribus de narices era;
Érase un naricísimo infinito,
frisón archinariz, caratulera,
sabañón garrafal morado y frito.
25.2. "Es amarga la verdad" por Paco Ibáñez
Pues amarga la verdad,
quiero echarla de la boca;
y si al alma su hiel toca,
esconderla es necedad.
Sépase, pues libertad
ha engendrado en mi pereza
la pobreza.
¿Quién hace al ciego galán
y prudente al sin consejo?
¿Quién al avariento viejo
le sirve de río Jordán?
¿Quién hace de piedras pan,
sin ser el Dios verdadero?
El dinero.
¿Quién con su fiereza espanta,
el cetro y corona al rey?
¿Quién careciendo de ley
merece nombre de santa?
¿Quién con la humildad levanta
a los cielos la cabeza?
La pobreza.
¿Quién los jueces con pasión,
sin ser ungüento, hace humanos,
pues untándoles las manos
los ablanda el corazón?
¿Quién gasta su opilación
con oro y no con acero?
El dinero.
¿Quién procura que se aleje
del suelo la gloria vana?
¿Quién siendo tan cristiana,
tiene la cara de hereje?
¿Quién hace que al hombre aqueje
el desprecio y la tristeza?
La pobreza.
25.3. "Rosal" por Paco Ibáñez
Rosal, menos presunción
dónde están las clavellinas,
pues serán mañana espinas
las que ahora rosas son.
¿De qué sirve presumir,
rosal, de buen parecer,
si aún no acabas de nacer
cuando empiezas a morir?
Hace llorar y reír
vivo y muerto tu arrebol
en un día o en un sol;
desde el Oriente al ocaso,
va tu hermosura en un paso,
y en menos tu perfección.
Rosal, menos presunción
donde están las clavellinas,
pues serán mañana espinas
las que agora rosas son.
No es muy grande la ventaja
que tu calidad mejora:
si es tus mantillas la aurora,
es la noche tu mortaja.
No hay florecilla tan baja
que no te alcance de días;
y de tus caballerías,
por descendiente de la alba,
se está rïendo la malva,
cabellera de un terrón.
26. Gabriel Celaya
26.1. "El niño que ya no soy" por Víctor Manuel
Logré el uso de razón.
Perdí el uso del misterio.
Desde entonces, la evidencia,
siempre rara, me da miedo.
Me da miedo cuando ladra
en la perrera mi perro.
Quizá me esté saludando.
Mas no lo entiendo. No entiendo.
El niño que fui recuerda.
Me trabaja como un hueco.
El niño que fui me llama
a gritos con su silencio.
Me he mirado en mis retratos,
de marinera, riendo
con rizos rubios y un aire
impertinente y despierto.
¿Quién eras tú? ¿Qué sabías?
Ahora sólo siento sueño.
Me aturde tu desafío
y tu risa me da miedo.
Ya no puedo, sin romperlos,
atravesar los espejos.
Mi sistema no funciona
como solía. Lo siento.
Si funcionara, quizá
no escribiría estos versos.
Lloraría de otro modo.
Lo diría todo en perro.
Pero me creo que soy
algo más que un niño muerto,
y como estoy medio calvo
me hago bucles con mis versos.
26.2. "La poesía es un arma cargada de futuro" por Paco Ibáñez
Cuando ya nada se espera personalmente exaltante,
más se palpita y se sigue más acá de la conciencia,
fieramente existiendo, ciegamente afirmando,
como un pulso que golpea las tinieblas,
que golpea las tinieblas.
Cuando se miran de frente
los vertiginosos ojos claros de la muerte,
se dicen las verdades;
las bárbaras, terribles, amorosas crueldades,
amorosas crueldades.
Poesía para el pobre, poesía necesaria
como el pan de cada día,
como el aire que exigimos trece veces por minuto,
para ser y en tanto somos, dar un sí que glorifica.
Porque vivimos a golpes, porque apenas si nos dejan
decir que somos quien somos,
nuestros cantares no pueden ser sin pecado un adorno.
Estamos tocando el fondo, estamos tocando el fondo.
Maldigo la poesía concebida como un lujo,
cultural por esto lares, que llenándose las manos
se desentienden y evaden.
Maldigo la poesía de los que toman partido,
partido hasta forrarse.
Hago mías las faltas. Siento en mí a cuantos sufren.
Y canto respirando. Canto y canto y cantando
más allá de mis penas,
de mis penas personales, me ensancho,
me ensancho.
No es una poesía gota a gota pensada.
No es un bello producto. No es un fruto perfecto.
Es lo más necesario: lo que no tiene nombre.
Son gritos en el cielo, y en la tierra son actos.
Porque vivimos a golpes, porque apenas si nos dejan
decir que somos quien somos,
nuestros cantares no pueden ser sin pecado un adorno.
Estamos tocando el fondo, estamos tocando el fondo.
27. Georges Brassens
27.1. "La mala reputación" por Paco Ibáñez
En mi pueblo, sin pretensión,
tengo mala reputación,
haga lo que haga, es igual,
todo lo consideran mal.
Yo no pienso pues hacer ningún daño
queriendo vivir fuera del rebaño.
No, a la gente no gusta que
uno tenga su propia fe.
Todos, todos me miran mal,
salvo los ciegos, es natural.
Cuando la fiesta nacional
yo me quedo en la cama igual,
que la música militar
nunca me supo levantar.
En el mundo pues no hay mayor pecado
que el de no seguir al abanderado.
No, a la gente no gusta que
uno tenga su propia fe.
Todos me muestran con el dedo
salvo los mancos, quiero y no puedo.
Si en la calle corre un ladrón
y a la zaga va un ricachón,
zancadilla pongo al señor
y aplastado el perseguidor.
Eso sí que sí que será una lata,
¡siempre tengo yo que meter la pata!
No, a la gente no gusta que
uno tenga su propia fe.
Todos tras de mí a correr,
salvo los cojos, es de creer.
No hace falta saber latín
yo ya sé cuál será mi fin,
en el pueblo se empieza o oír
¡muerte, muerte al villano vil!
Yo no pienso pues armar ningún lío
con que no va a Roma el camino mío.
No, a la gente no gusta que
uno tenga su propia fe.
Todos, todos me miran mal,
salvo los ciegos, es natural.
27.2. "La tormenta" por Alberto Pérez
Yo tuve un gran amor durante un chaparrón
y sentí aquella vez tan profunda pasión,
que ahora el buen tiempo me da asco.
Cuando el cielo está azul no lo puedo ni ver,
que se nuble ya el sol, que se ponga a llover,
que caiga pronto otro chubasco.
Confirmando el refrán una noche de Abril,
la tormenta estalló, mi vecina febril
asustada con tanto trueno
brincó en un santiamén del lecho en camisón
y se vino hacía mí pidiendo protección
–Auxílieme usted, sea bueno–.
–Ábrame por piedad, estoy sola y no sé
si podré resistir, mi marido se fue.
Pues, tiene entre otros muchos fallos,
que en las noches así abandona el hogar
por la triste razón de que va a trabajar:
es vendedor de pararrayos–.
Bendiciendo al genial Franklin por su invención
en mis brazos le di curso a su petición,
y luego el amor hizo el resto.
Mira tú que instalar pararrayos por ahí
y olvidarte poner en tu casa ¡caray!
Cometiste un error funesto.
Varias horas después cuando al fin escampó,
ella se hubo de ir pero antes me citó
para la próxima tormenta.
–Mi esposo va a llegar y si en casa no estoy
se me va a resfriar. Así que ya me voy
a secarle la cornamenta–.
Desde entonces jamás he dejado el balcón
no hago más que poner la máxima atención
en cirros, cúmulos y estratos.
La menor nube gris me colma de placer
aunque a decir verdad sé que no han de volver
tan torrenciales arrebatos.
A base de vender palillos de metal
su marido reunió un pingüe capital,
y se hizo multimillonario.
A vivir la llevó a un imbécil país
donde si se oye llover será porque haga pis
algún niño del vecindario.
Ojalá mi canción llegue al Sahara aquél
a decirle que yo le seré siempre fiel,
que la llevo dentro del alma,
y aunque sople el simún con seca realidad,
un día nos reunirá una gran tempestad
tras la que no vendrá la calma.
27.3. "Marieta" por Javier Krahe
Y yo que fui a rondarle la otra noche a Marieta:
La bella la traidora, había ido a escuchar a Alfredo Kraus …
Y yo con mi canción como un gilipollas, madre.
Y yo con mi canción como un gilipollas.
Y entré con el salero al comedor de Marieta :
La bella, la traidora, ya estaba acabando el flan…
Y yo allí con la sal como un gilipollas, madre.
Y yo allí con la sal como un gilipollas.
Y cuando por su santo le compré una bicicleta:
La bella, la traidora, ya se había agenciado un Rolls…
Pegado al manillar hice el gilipollas, madre.
Pegado al manillar hice el gilipollas.
Y le llevé una orquídea a nuestra cita en la glorieta:
La bella se besaba con un chulo ¡y apoyada en un farol!
Y yo allí con mi flor como un gilipollas, madre.
Y yo allí con mi flor como un gilipollas.
Y cuando ya, por fin fui a degollar a Marieta:
La bella, la traidora, de un soponcio se me había muerto ya…
Y yo con mi puñal como un gilipollas, madre.
Y yo con mi puñal como un gilipollas.
Y lúgubre corrí al funeral de Marieta:
A la bella, la traidora le dio por resucitar…
Y yo con mi corona hice el gilipollas, madre.
Y yo con mi corona hice el gilipollas.
28. Gerardo Diego
28.1. "Río Duero" por José Juan
Río Duero, río Duero,
nadie a acompañarte baja;
nadie se detiene a oír
tu eterna estrofa de agua.
Indiferente o cobarde,
la ciudad vuelve la espalda.
No quiere ver en tu espejo
su muralla desdentada.
Tú, viejo Duero, sonríes
entre tus barbas de plata,
moliendo con tus romances
las cosechas mal logradas.
Y entre los santos de piedra
y los álamos de magia
pasas llevando en tus ondas
palabras de amor, palabras.
Quién pudiera como tú,
a la vez quieto y en marcha,
cantar siempre el mismo verso
pero con distinta agua.
Río Duero, río Duero,
nadie a estar contigo baja,
ya nadie quiere atender
tu eterna estrofa olvidada,
sino los enamorados
que preguntan por sus almas
y siembran en tus espumas
palabras de amor, palabras.
29. Gustavo Adolfo Bécquer
29.1. "Rima IV. Habrá poesía" por Benito Moreno
No digáis que agotado su tesoro,
de asuntos falta, enmudeció la lira.
Podrá no haber poetas, pero siempre
habrá poesía.
Mientras las ondas de la luz al beso
palpiten encendidas,
mientras el sol las desgarradas nubes
de fuego y oro vista,
mientras el aire en su regazo lleve
perfumes y armonías,
mientras haya en el mundo primavera,
¡habrá poesía!
Mientras la ciencia a descubrir no alcance
las fuentes de la vida,
y en el mar o en el cielo haya un abismo
que al cálculo resista,
mientras la humanidad siempre avanzando
no sepa a do camina,
mientras haya un misterio para el hombre,
¡habrá poesía!
Mientras se sienta que se ríe el alma,
sin que los labios rían,
mientras se llore, sin que el llanto acuda
a nublar la pupila,
mientras el corazón y la cabeza
batallando prosigan,
mientras haya esperanzas y recuerdos,
¡habrá poesía!
Mientras haya unos ojos que reflejen
los ojos que los miran,
mientras responda el labio suspirando
al labio que suspira,
mientras sentirse puedan en un beso
dos almas confundidas,
mientras exista una mujer hermosa,
¡habrá poesía!
29.2. "Rima VII. Del salón en el ángulo oscuro" por Benito Moreno
Del salón en el ángulo oscuro,
de su dueño tal vez olvidada,
silenciosa y cubierta de polvo,
veíase el arpa.
¡Cuánta nota dormía en sus cuerdas,
como el pájaro duerme en las ramas,
esperando la mano de nieve,
que sabe arrancarlas!
¡Ay, -pensé-, cuántas veces el genio
así duerme en el fondo del alma
y una voz, como Lázaro, espera
que le diga: "Levántate y anda"!
29.3. "Volverán las oscuras golondrinas" por Paco Ibáñez
Volverán las oscuras golondrinas
en tu balcón los nidos a colgar,
y otra vez con el ala en tus cristales
jugando llamarán;
pero aquellas que el vuelo refrenaban
tu hermosura y mi dicha, mi dicha al contemplar,
aquellas que aprendieron nuestros nombres,
esas… ¡no volverán!
Volverán las tupidas madreselvas
de tu jardín las tapias a escalar,
y otra vez a la tarde, aún más hermosas,
sus flores se abrirán;
pero aquellas cuajadas de rocío,
cuyas gotas mirábamos, mirábamos temblar
y caer, como lágrimas del día…
esas… ¡no volverán!
30. Hilario Camacho
30.1. "Los cuatro luceros" por Hilario Camacho
Mira como vienen los cuatro luceros
por la niña de los ojos negros
ay que ya se van los cuatro luceros
sin la niña de los ojos negros
Canciones que aún pueden decirse
libremente sin volver la mirada
canciones que aún pueden entonarse
libremente sin volver la cara
Mira como vienen los cuatro luceros
por la niña de los ojos negros
ay que ya se van los cuatro luceros
sin la niña de los ojos negros
30.2. "Volar es para pájaros" por Hilario Camacho
Hace tiempo era un niño
buen cazador de nubes
y es que al cielo subía por sumas de escaleras
trepando por la hierba de luz del arco iris
o por los hilos de sol de mis cometas.
Ahora quiero volar, y sé que antes del silencio,
antes del bien y del mal, del cruel y del tirano
pasaba por el mundo sobre ángeles y cosas
un hombre libre con alas en las manos.
Ahora vuelvo a volar. Tengo unas alas blancas
con que abrazar el aire, romper el horizonte,
llegar hasta ciudades lejanas como sueños
y enseñarles a todos que es posible la vida.
Suben a mi ventana gritos alucinados,
chirridos de sirena arañándome entero
y voces de "estás loco, volar es para pájaros".
Pero extiendo mis alas, miro hacia el cielo y salto,
miro hacia el suelo y caigo.
31. Horacio Guarany
31.1. "Si se calla el cantor" por Mercedes Sosa
Si se calla el cantor calla la vida
porque la vida misma es todo un canto.
Si se calla el cantor muere de espanto
la esperanza, la luz y la alegría.
Si se calla el cantor se quedan solos
los humildes gorriones de los diarios.
Los obreros del puerto se persignan,
quien habrá de luchar por sus salarios.
Qué ha de ser de la vida si el que canta,
no levanta su voz en las tribunas,
por el que sufre, por el que no hay ninguna razón
que lo condene a andar sin manta.
Si se calla el cantor muere la rosa,
de qué sirve la rosa sin el canto.
Debe el canto ser luz sobre los campos,
iluminando siempre a los de abajo.
Que no calle el cantor porque el silencio,
cobarde apaña la maldad que oprime.
No saben los cantores de agachadas,
no callarán jamás de frente al crimen.
Que se levanten todas las banderas,
cuando el cantor se plante con su grito,
que mil guitarras desangren en la noche,
una inmortal canción al infinito.
Si se calla el cantor… calla la vida.
32. Isabel Escudero
32.1. "Si te llamo…" por Isabel Escudero
Si te llamo en voz alta,
niña, no acudas,
que no es a ti a quién reclaman
mis calenturas.
Si te llamo en voz baja,
ven despacito,
que a lo mejor te devuelvo
lo que te quito.
Si no te llamo, niña,
acude presto,
que cuanto más te olvido
más te deseo.
32.2. "Un gallo es un ángel" por Antonio Selfa
Un gallo es un ángel
que perdió la fe,
y da fe de ello
cada amanecer.
Mira el ratón al gato
y el gato al ratón:
aquí cada uno cumple
con su obligación.
Era mentira
tu libertad:
te dieron cuerda, muñeco,
y tú a bailar.
Dibujando el mundo,
Dios con su compás,
hizo los ríos torcidos
por disimular.
33. Jaime Gil de Biedma
33.1. "No volveré a ser joven" por Miguel Poveda
Que la vida iba en serio
uno lo empieza a comprender más tarde
como todos los jóvenes, yo vine
a llevarme la vida por delante.
Dejar huella quería
y marcharme entre aplausos
envejecer, morir, eran tan sólo
las dimensiones del teatro.
Pero ha pasado el tiempo
y la verdad desagradable asoma:
envejecer, morir,
es el único argumento de la obra.
34. Jarcha
34.1. "Cadenas" por Jarcha
No hay libertad sin cadenas,
puede que la tenga Dios,
puedes tú mismo tenerla,
puede tenerla el tirano.
¡Da lo mismo!
A fin de cuentas es la libertad
rodeo que va dando la cadena.
Cadenas de hierro,
cadenas de plata,
cadena apremia,
me dejaban libre
de estarme amarrada.
Libertad
¡Qué gran palabra para el preso!
Carcelero:
tú nunca podrás gozarla.
Cadenas de hierro,
cadenas de plata,
cadena apremia,
me dejaban libre
de estarme amarrada.
La libertad de vivir,
pero, ¿y la libertad, madre?
La libertad de morir.
No hay libertad sin cadenas,
No hay libertad sin cadenas
No hay libertad sin cadenas
No hay libertad sin cadenas
puede que la tenga Dios,
puedes tú mismo tenerla,
puede tenerla el tirano.
Es lo mismo a fin de cuentas:
es la libertad rodeo
que va dando la cadena.
Me soltaron algo más a la cadena
y yo dije: ¡Me dieron la libertad!
La cadena es siempre igual:
eslabón que a mí me sueltan,
a otro se lo apretarán.
Cadenas de hierro,
cadenas de plata,
cadena apremia,
me dejaban libre
de estarme amarrada.
La libertad de vivir,
pero, ¿y la libertad, madre?
La libertad de morir.
No hay libertad sin cadenas,
No hay libertad sin cadenas
No hay libertad sin cadenas
No hay libertad sin cadenas
puede que la tenga Dios,
puedes tú mismo tenerla,
puede tenerla el tirano.
Es lo mismo a fin de cuentas:
es la libertad rodeo
que va dando la cadena
35. Javier Krahe
35.1. "La hoguera" por Javier Krahe
Es un asunto muy delicado
el de la pena capital,
porque además del condenado,
juega el gusto de cada cual.
Empalamiento, lapidamiento,
inmersión, crucifixión,
desuello, descuartizamiento,
todas son dignas de admiración.
Pero dejadme, ay, que yo prefiera
la hoguera, la hoguera, la hoguera.
La hoguera tiene qué sé yo
que sólo lo tiene la hoguera.
Sé que han probado su eficacia
los carchutos del pelotón;
la guinda del tiro de gracia
es exclusiva del paredón.
La guillotina, por supuesto,
posee el chic de lo francés,
la cabeza que cae en el cesto,
ojos y lengua de través.
No tengo elogios suficientes
para la cámara de gas,
que para grandes contingentes
ha demostrado ser un as.
Ni negaré que el balanceo
de la horca un hallazgo es,
ni lo que se estira el reo
cuando lo lastran por los pies.
Sacudir con corriente alterna
reconozco que no está mal:
la silla eléctrica es moderna,
americana, funcional.
Y sé que iba de maravilla
nuestro castizo garrote vil
para ajustarle la golilla
al pescuezo más incivil.
36. Joan Manuel Serrat
36.1. "Balada de otoño" por Joan Manuel Serrat
Llueve,
detrás de los cristales, llueve y llueve
sobre los chopos medio deshojados,
sobre los pardos tejados,
sobre los campos, llueve.
Pintaron de gris el cielo
y el suelo
se fue abrigando con hojas,
se fue vistiendo de otoño.
La tarde que se adormece
parece
un niño que el viento mece
con su balada en otoño.
Una balada en otoño,
un canto triste de melancolía,
que nace al morir el día.
Una balada en otoño,
a veces como un murmullo,
y a veces como un lamento
y a veces viento.
Llueve,
detrás de los cristales, llueve y llueve
sobre los chopos medio deshojados,
sobre los pardos tejados
sobre los campos, llueve.
Te podría contar
que esta quemándose mi último leño en el hogar,
que soy muy pobre hoy,
que por una sonrisa doy
todo lo que soy,
porque estoy solo
y tengo miedo.
Si tú fueras capaz
de ver los ojos tristes de una lámpara y hablar
con esa porcelana que descubrí ayer
y que por un momento se ha vuelto mujer.
Entonces, olvidando
mi mañana y tu pasado
volverías a mi lado.
Se va la tarde y me deja
la queja
que mañana será vieja
de una balada en otoño.
Llueve,
detrás de los cristales, llueve y llueve
sobre los chopos medio deshojados…
36.2. "Bienaventurados" por Joan Manuel Serrat
La vida te la dan
pero no te la regalan.
La vida se paga
por más que te pene.
Así ha sido desde que Dios
echó al hombre del Edén,
por confundir lo que está bien
con lo que le conviene.
Si a plazos o al contado
la vida pasa factura,
rebaña y apura
hasta las migajas.
Que si en cada alegría
hay una amargura,
todo infortunio esconde
alguna ventaja.
Bienaventurados los necios que se arriesgan a prestar consejos
porque serán sabios a costa de los errores ajenos.
Bienaventurados los pobres porque saben, con certeza,
que no ha de quererles nadie por sus riquezas.
Bienaventurados los adictos a emociones fuertes
porque corren buenos tiempos para la gente marchosa.
Bienaventurados los dueños del poder y la gloria
porque pueden informarnos de qué va la cosa.
Bienaventurados los que alcanzan la cima
porque será cuesta abajo el resto del camino.
Bienaventurados los que catan el fracaso
porque reconocerán a sus amigos.
En cualquier circunstancia
por lastimosa que sea,
busca la manera
de comer perdices;
que a pesar de lo alto que
nos coloquen el listón,
hay que brincar
con la intención
de ser felices.
Bienaventurados los castos porque tienen la gracia divina
y la ocasión de dejar de serlo a la vuelta de la esquina.
Bienaventurados los que aman porque tienen a su alcance
más de un cincuenta por ciento de un gran romance.
Bienaventurados los que están en el fondo del pozo
porque de ahí en adelante sólo cabe ir mejorando.
Bienaventurados los que presumen de sus redaños
porque tendrán ocasiones para demostrarlo.
Bienaventurados los que contrajeron deudas
porque alguna vez alguien hizo algo por ellos.
Bienaventurados los que lo tienen claro
porque de ellos es el reino de los ciegos.
36.3. "Cada loco con su tema" por Joan Manuel Serrat
Cada loco con su tema,
que contra gustos no hay disputas:
artefactos, bestias, hombres y mujeres,
cada uno es como es,
cada quién es cada cual
y baja las escaleras como quiere.
Pero, puestos a escoger, soy partidario
de las voces de la calle
más que del diccionario,
me privan más los barrios
que el centro de la ciudad
y los artesanos más que la factoría,
la razón que la fuerza,
el instinto que la urbanidad
y un sioux más que el Séptimo de Caballería.
Prefiero los caminos a las fronteras
y una mariposa al Rockefeller Center
y el farero de Capdepera
al vigía de Occidente.
Prefiero querer a poder,
palpar a pisar,
ganar a perder,
besar a reñir,
bailar a desfilar
y disfrutar a medir.
Prefiero volar a correr,
hacer a pensar,
amar a querer,
tomar a pedir.
Antes que nada soy
partidario de vivir.
Cada loco con su tema,
que contra gustos no hay ni puede haber disputas:
artefactos, bestias, hombres y mujeres,
cada uno es como es,
cada quién es cada cual
y baja las escaleras como quiere.
Pero, puestos a escoger, prefiero
un buen polvo a un rapapolvo
y un bombero a un bombardero,
crecer a sentar cabeza, prefiero
la carne al metal
y las ventanas a las ventanillas,
un lunar de tu cara
a la Pinacoteca Nacional
y la revolución a las pesadillas.
Prefiero, el tiempo al oro,
la vida al sueño,
el perro al collar,
las nueces al ruido
y al sabio por conocer
a los locos conocidos.
36.4. "En Cotlliure" por Joan Manuel Serrat
Soplaban vientos del sur
y el hombre emprendió viaje.
Su orgullo, un poco de fe
y un regusto amargo fue
su equipaje.
Miró hacia atrás y no vio
más que cadáveres sobre
unos campos sin color.
Su jardín sin una flor
y sus bosques sin un roble.
Y viejo,
y cansado,
a orillas del mar
bebióse sorbo a sorbo su pasado.
Profeta
ni mártir
quiso Antonio ser.
Y un poco de todo lo fue sin querer.
Una gruesa losa gris
vela el sueño del hermano.
La yerba crece a sus pies
y le da sombra un ciprés
en verano.
El jarrón que alguien llenó
de flores artificiales,
unos versos y un clavel
y unas ramas de laurel
son las prendas personales,
del viejo,
y cansado,
que a orillas del mar
bebióse sorbo a sorbo su pasado.
Profeta
ni mártir
quiso Antonio ser.
Y un poco de todo lo fue sin querer.
36.5. "Hoy puede ser un gran día" por Joan Manuel Serrat
Hoy puede ser un gran día,
plantéatelo así,
aprovecharlo o que pase de largo,
depende en parte de ti.
Dale el día libre a la experiencia
para comenzar,
y recíbelo como si fuera
fiesta de guardar.
No consientas que se esfume,
asómate y consume
la vida a granel.
Hoy puede ser un gran día,
duro con él.
Hoy puede ser un gran día
donde todo está por descubrir,
si lo empleas como el último
que te toca vivir.
Saca de paseo a tus instintos
y ventílalos al sol
y no dosifiques los placeres;
si puedes, derróchalos.
Si la rutina te aplasta,
dile que ya basta
de mediocridad.
Hoy puede ser un gran día
date una oportunidad.
Hoy puede ser un gran día
imposible de recuperar,
un ejemplar único,
no lo dejes escapar.
Que todo cuanto te rodea
lo han puesto para ti.
No lo mires desde la ventana
y siéntate al festín.
Pelea por lo que quieres
y no desesperes
si algo no anda bien.
Hoy puede ser un gran día
y mañana también.
Hoy puede ser un gran día
duro, duro,
duro con él.
36.6. "La mujer que yo quiero" por Joan Manuel Serrat
La mujer que yo quiero, no necesita
bañarse cada noche en agua bendita.
Tiene muchos defectos, dice mi madre,
y demasiados huesos, dice mi padre.
Pero ella es más verdad que el pan y la tierra.
Mi amor es un amor de antes de la guerra
para saberlo…
La mujer que yo quiero, no necesita
deshojar cada noche una margarita.
La mujer que yo quiero, es fruta jugosa
prendida en mi alma como si cualquier cosa.
Con ella quieren dármela mis amigos,
y se amargan la vida mis enemigos…
porque sin querer tú, te envuelve su arrullo
y contra su calor, se pierde el orgullo
y la vergüenza…
La mujer que yo quiero, es fruta jugosa
madurando feliz, dulce y vanidosa.
La mujer que yo quiero, me ató a su yunta,
para sembrar la tierra de punta a punta
de un amor que nos habla con voz de sabio
y tiene de mujer la piel y los labios.
Son todos suyos mis compañeros de antes…
Mi perro, mi Scalextric y mis amantes.
¡Pobre Juanito…!
La mujer que yo quiero, me ató a su yunta:
pero, por favor, no se lo digas nunca.
Pero, por favor, no se lo digas nunca…
36.7. "Llegar a viejo" por Joan Manuel Serrat
Si se llevasen el miedo,
y nos dejasen lo bailado
para enfrentar el presente…
Si se llegase entrenado
y con ánimo suficiente…
Y después de darlo todo
— en justa correspondencia —
todo estuviese pagado
y el carnet de jubilado
abriese todas las puertas…
Quizá llegar a viejo
sería más llevadero,
más confortable,
más duradero.
Si el ayer no se olvidase tan aprisa…
Si tuviesen más cuidado en donde pisan…
Si se viviese entre amigos
que al menos de vez en cuando
pasasen una pelota…
Si el cansancio y la derrota
no supiesen tan amargo…
Si fuesen poniendo luces
en el camino, a medida
que el corazón se acobarda…
y los ángeles de la guarda
diesen señales de vida…
Quizá llegar a viejo
sería más razonable,
más apacible,
más transitable.
¡Ay! si la veteranía fuese un grado…
Si no se llegase huérfano a ese trago…
Si tuviese más ventajas
y menos inconvenientes…
Si el alma se apasionase,
el cuerpo se alborotase,
y las piernas respondiesen…
Y del pedazo de cielo
reservado para cuando
toca entregar el equipo,
repartiesen anticipos
a los más necesitados…
Quizá llegar a viejo
sería todo un progreso,
un buen remate,
un final con beso.
En lugar de arrinconarlos en la historia,
convertidos en fantasmas con memoria…
Si no estuviese tan oscuro
a la vuelta de la esquina…
O simplemente si todos
entendiésemos que todos
llevamos un viejo encima.
36.8. "Mediterráneo" por Joan Manuel Serrat
Quizá porque mi niñez
sigue jugando en tu playa,
y escondido tras las cañas
duerme mi primer amor,
llevo tu luz y tu olor
por donde quiera que vaya,
y amontonado en tu arena
guardo amor, juegos y penas.
Yo,
que en la piel tengo el sabor
amargo del llanto eterno,
que han vertido en ti cien pueblos
de Algeciras a Estambul,
para que pintes de azul
sus largas noches de invierno.
A fuerza de desventuras,
tu alma es profunda y oscura.
A tus atardeceres rojos
se acostumbraron mis ojos
como el recodo al camino…
Soy cantor, soy embustero,
me gusta el juego y el vino,
Tengo alma de marinero…
¿Qué le voy a hacer, si yo
nací en el Mediterráneo?
Y te acercas, y te vas
después de besar mi aldea.
Jugando con la marea
te vas, pensando en volver.
Eres como una mujer
perfumadita de brea
que se añora y que se quiere
que se conoce y se teme.
Ay…
si un día para mi mal
viene a buscarme la parca.
Empujad al mar mi barca
con un levante otoñal
y dejad que el temporal
desguace sus alas blancas.
Y a mí enterradme sin duelo
entre la playa y el cielo…
En la ladera de un monte,
más alto que el horizonte.
Quiero tener buena vista.
Mi cuerpo será camino,
le daré verde a los pinos
y amarillo a la genista…
Cerca del mar. Porque yo
nací en el Mediterráneo…
36.9. "No me importa" por Joan Manuel Serrat
No me importa qué nombre tiene esa estrella
ni a cuantos años-luz de mi pueblo está,
con tal que cada noche se encienda
y yo la vea titiritar.
No me importa lo lejos que éste la meta
siempre que me den tiempo para llegar.
Ni ser mal recibido. Me encanta
hacer maletas y viajar.
No me importa tomarme la vida en serio
mientras conserve el sentido del humor;
ni equivocarme de medio a medio
si da buen resultado el error.
No me importa, si es para empezar de nuevo,
meter la marcha atrás y retroceder;
ni dar con la cabeza en el suelo
siempre que pueda ponerme en pie.
No me importa seguir las reglas del juego
en tanto las respete el otro también.
Ni, en un desliz, pillarme los dedos
según de qué manera y con quién.
No me importa la gloria, se lo prometo,
si para ir de su brazo se ha de sufrir;
ni el más allá con todo respeto,
mientras me dejen seguir aquí.
Ni enseñar el culo cuando el guion lo exija
ni dar la cara aunque deje cicatriz.
Ni la muerte, si no corre prisa,
ni cambiar para ser más feliz.
36.10. "Poema de amor" por Joan Manuel Serrat
El sol nos olvidó ayer sobre la arena,
nos envolvió el rumor suave del mar,
tu cuerpo me dio calor,
tenía frío,
y allí, en la arena,
entre los dos nació este poema,
este pobre poema de amor
para ti.
Mi fruto, mi flor,
mi historia de amor,
mis caricias.
Mi humilde candil,
mi lluvia de abril,
mi avaricia.
Mi trozo de pan,
mi viejo refrán,
mi poeta.
La fe que perdí,
mi camino
y mi carreta.
Mi dulce placer,
mi sueño de ayer,
mi equipaje.
Mi tibio rincón,
mi mejor canción,
mi paisaje.
Mi manantial,
mi cañaveral,
mi riqueza.
Mi leña, mi hogar,
mi techo, mi lar,
mi nobleza.
Mi fuente, mi sed,
mi barco, mi red
y la arena.
Donde te sentí
donde te escribí
mi poema.
36.11. "Uno de mi calle me ha dicho que tiene un amigo que dice conocer un tipo que un día fue feliz" por Joan Manuel Serrat
Uno de mi calle me ha dicho
que tiene un amigo que dice
conocer un tipo
que un día fue feliz.
Y me han dicho que dicen, que dijo
que se tropezó en la calle
con un sueño y se entretuvo,
y desde entonces no estuvo
para nada
ni para nadie.
Y a salvo de su conciencia
estrenó nuevas sensaciones
y asombrado,
comprobó que le iban bien.
Y me han dicho que dicen, que dijo
que recreándose en la suerte
de ese sueño que atrapó,
pegó un grito
y se escuchó
por primera vez.
Era un hombre como cualquiera:
ignorado,
desorientado,
contaminado como cualquiera,
aburrido,
desconocido
y poco atrevido donde lo hubiera.
Y dicen que creció de tal modo
que llegó a alcanzar las estrellas,
que se sonrió con razón
como lo hacen los bobos sin ella.
Y uno de mi calle me ha dicho
que tiene un amigo que dice
conocer un tipo
que un día fue feliz.
Uno de mi calle me ha dicho
que han dicho las autoridades
que pasó el peligro,
que todo está bajo control,
que se trataba de un caso aislado,
pero no obstante recomiendan
que se tomen precauciones,
que quien lo prueba una vez
sueña en reincidir.
Si usted es un hombre como cualquiera:
ignorado,
desorientado,
contaminado como cualquiera,
aburrido,
desconocido
y poco atrevido donde lo hubiera,
no vaya usted a crecer de tal modo
que llegue a alcanzar las estrellas,
que se sonría con razón
como lo hacen los bobos sin ella.
Que uno de mi calle me ha dicho
que tiene un amigo que dice
conocer un tipo
que un día fue feliz.
37. Jorge Manrique
37.1. "Coplas por la muerte de su padre" por Paco Ibáñez
Recuerde el alma dormida,
avive el seso y despierte
contemplando
cómo se pasa la vida,
cómo se viene la muerte
tan callando,
cuán presto se va el placer,
cómo, después de acordado,
da dolor;
cómo, a nuestro parecer,
cualquiera tiempo pasado
fue mejor.
…
Pues si vemos lo presente
cómo en un punto se es ido
y acabado,
si juzgamos sabiamente,
daremos lo no venido
por pasado.
No se engañe nadie, no,
pensando que ha de durar
lo que espera,
más que duró lo que vio
porque todo ha de pasar
por tal manera.
…
Nuestras vidas son los ríos
que van a dar en la mar,
que es el morir;
allí van los señoríos
derechos a se acabar
y consumir;
allí los ríos caudales,
allí los otros medianos
y más chicos,
y llegados, son iguales
los que viven por sus manos
y los ricos.
…
Este mundo es el camino
para el otro, que es morada
sin pesar;
mas cumple tener buen tino
para andar esta jornada
sin errar.
Partimos cuando nacemos,
andamos mientras vivimos,
y llegamos
al tiempo que fenecemos;
así que cuando morimos
descansamos.
…
Los placeres y dulzores
de esta vida trabajada
que tenemos,
no son sino corredores,
y la muerte, la celada
en que caemos.
No mirando nuestro daño,
corremos a rienda suelta
sin parar;
desque vemos el engaño
y queremos dar la vuelta,
no hay lugar.
…
Esos reyes poderosos
que vemos por escrituras
ya pasadas,
por casos tristes, llorosos,
fueron sus buenas venturas
trastornadas;
así que no hay cosa fuerte,
que a papas y emperadores
y prelados,
así los trata la muerte
como a los pobres pastores
de ganados.
…
Aquél de buenos abrigo,
amado por virtuoso
de la gente,
el maestre don Rodrigo
Manrique, tanto famoso
y tan valiente;
sus hechos grandes y claros
no cumple que los alabe,
pues los vieron,
ni los quiero hacer caros
pues que el mundo todo sabe
cuáles fueron.
…
Después de puesta la vida
tantas veces por su ley
al tablero;
después de tan bien servida
la corona de su rey
verdadero:
después de tanta hazaña
a que no puede bastar
cuenta cierta,
en la su villa de Ocaña
vino la muerte a llamar
a su puerta,
diciendo: «Buen caballero,
dejad el mundo engañoso
y su halago;
vuestro corazón de acero,
muestre su esfuerzo famoso
en este trago;
y pues de vida y salud
hicisteis tan poca cuenta
por la fama,
esfuércese la virtud
para sufrir esta afrenta
que os llama.
…
Así, con tal entender,
todos sentidos humanos
conservados,
cercado de su mujer
y de sus hijos y hermanos
y criados,
dio el alma a quien se la dio
(en cual la dio en el cielo
en su gloria),
que aunque la vida perdió
dejónos harto consuelo
su memoria.
38. Jorge Teillier
38.1. "Blue Teillier" por Ignacio González
Veré nuevos rostros
Veré nuevos días
Seré olvidado
Tendré recuerdos
Veré salir el sol cuando sale el sol
Veré caer la lluvia cuando llueve
Me pasearé sin asunto
De un lado a otro
Aburriré a medio mundo
Contando la misma historia
Me sentaré a escribir una carta
Que no me interesa enviar
O a mirar a los niños
En los parques de juego.
Siempre llegaré al mismo puente
A mirar el mismo río
Iré a ver películas tontas
Abriré los brazos para abrazar el vacío
Tomaré vino sí me ofrecen vino
Tomaré agua si me ofrecen agua
Y me engañaré diciendo:
"Vendrán nuevos rostros
Vendrán nuevos días".
39. José Antonio Labordeta
39.1. "Canto a la libertad" por José Antonio Labordeta
Habrá un día
en que todos
al levantar la vista,
veremos una tierra
que ponga libertad.
Hermano, aquí mi mano,
será tuya mi frente,
y tu gesto de siempre
caerá sin levantar
huracanes de miedo
ante la libertad.
Haremos el camino
en un mismo trazado,
uniendo nuestros hombros
para así levantar
a aquellos que cayeron
gritando libertad.
Sonarán las campanas
desde los campanarios,
y los campos desiertos
volverán a granar
unas espigas altas
dispuestas para el pan.
Para un pan que en los siglos
nunca fue repartido
entre todos aquellos
que hicieron lo posible
por empujar la historia
hacia la libertad.
También será posible
que esa hermosa mañana
ni tú, ni yo, ni el otro
la lleguemos a ver;
pero habrá que forzarla
para que pueda ser.
Que sea como un viento
que arranque los matojos
surgiendo la verdad,
y limpie los caminos
de siglos de destrozos
contra la libertad.
39.2. "Ya ves" por José Antonio Labordeta
Ya ves
que vamos avanzando
cumpliendo este camino.
No lo sé,
ya ves.
Ya ves,
que vamos recordando,
creciendo hacia el ocaso.
No lo sé,
ya ves.
Ya ves,
qué pálidas palabras
se pierden en la noche
sin hallar solución.
Ya ves,
que hemos ido surgiendo
de inciertas y duras voces
de desesperación.
Recuérdame,
como un árbol batido,
como un pájaro herido,
como un hombre sin más.
Recuérdame,
como un verano ido,
como un lobo cansino,
como un hombre sin más.
Ya ves,
que fuimos agrietando
los muros mantenidos
no lo sé,
ya ves.
Ya ves
que estamos añorando
unos niños perdidos,
no lo sé,
ya ves.
Ya ves
que voces diferentes
se cruzan en el alba
buscando la verdad.
Ya ves
que fuimos puente herido
de abrazos detenidos
por ver la libertad.
40. José Agustín Goytisolo
40.1. "Me lo decía mi abuelito" por Paco Ibáñez
Me lo decía mi abuelito,
me lo decía mi papá,
me lo dijeron muchas veces
y lo olvidaba muchas más.
Trabaja niño no te pienses
que sin dinero vivirás.
Junta el esfuerzo y el ahorro
ábrete paso ya verás,
como la vida te depara
buenos momentos. Te alzarás
sobre los pobres y mezquinos
que no han sabido descollar.
Me lo decía mi abuelito,
me lo decía mi papá,
me lo dijeron muchas veces
y lo olvidaba muchas más.
La vida es lucha despiadada
nadie te ayuda, así no más,
y si tú solo no adelantas,
te irán dejando atrás, atrás.
¡Anda muchacho y dale duro!
La tierra toda, el sol y el mar,
son para aquellos que han sabido,
sentarse sobre los demás.
Me lo decía mi abuelito,
me lo decía mi papá,
me lo dijeron muchas veces
y lo he olvidado siempre más.
40.2. "No sirves para nada" por Paco Ibáñez
Cuando yo era pequeño
Siempre estaba triste
Y mi padre muy serio
Y moviendo la cabeza
Me decía hijo mío
No sirves para nada
Me decía hijo mío
No sirves para nada
Me decía hijo mío
No sirves para nada
Después me fui al colegio
Con pan y con adioses
La tristeza a mi lado
Y el maestro gritando
Este niño no sirve
No sirve para nada
Este niño no sirve
No sirve para nada
Luego vino la guerra
La muerte yo la vi
Y cuando hubo acabado
Y todos la olvidaron
Yo siempre seguí oyendo
No sirves para nada
De tristeza en tristeza
Por los peldaños de la vida caí
Y un día
La muchacha que amo
Me dijo y era alegre
No sirves para nada
Me dijo y era alegre
No sirves para nada
Ahora vivo con ella
Voy limpio y bien peinado
Y tenemos una niña
A la que a veces digo
También con alegría
No sirves para nada
Hija mía no sirves
No sirves para nada
40.3. "Palabras para Julia" por Rosa León
Tú no puedes volver atrás
porque la vida ya te empuja
como un aullido interminable,
interminable.
Te sentirás acorralada
te sentirás perdida o sola
tal vez querrás no haber nacido,
no haber nacido.
Pero tú siempre acuérdate
de lo que un día yo escribí
pensando en ti, pensando en ti
como ahora pienso.
La vida es bella ya verás
como a pesar de los pesares
tendrás amigos, tendrás amor,
tendrás amigos.
Un hombre solo, una mujer
así tomados de uno en uno
son como polvo, no son nada,
no son nada.
Entonces siempre acuérdate
de lo que un día yo escribí
pensando en ti, pensando en ti
como ahora pienso.
Otros esperan que resistas
que les ayude tu alegría
que les ayude tu canción
entre sus canciones.
Nunca te entregues ni te apartes
junto al camino nunca digas
no puedo más y aquí me quedo,
y aquí me quedo.
La vida es bella ya verás
como a pesar de los pesares
tendrás amigos tendrás amor,
tendrás amigos.
No sé decirte nada más
pero tú debes comprender
que yo aún estoy en el camino,
en el camino.
Y siempre siempre acuérdate
de lo que un día yo escribí
pensando en ti, pensando en ti
como ahora pienso.
41. José Hierro
41.1. "Vida" por Joaquín Lera
Después de todo, todo ha sido nada,
a pesar de que un día lo fue todo.
Después de nada, o después de todo
supe que todo no era más que nada.
Grito ¡Todo!, y el eco dice ¡Nada!
Grito ¡Nada!, y el eco dice ¡Todo!
Ahora sé que la nada lo era todo.
y todo era ceniza de la nada.
No queda nada de lo que fue nada.
(Era ilusión lo que creía todo
y que, en definitiva, era la nada.)
Qué más da que la nada fuera nada
si más nada será, después de todo,
después de tanto todo para nada.
42. José Manuel Caballero Bonald
42.1. "La palabra más tuya" por Rosa León
Con una mano escribo
y con la otra abro
las páginas
de un libro. Aquí está
la palabra,
que busqué
tantos años. ¿Merezco
repetirla
impunemente ahora,
mientras leo tu nombre
siempre vivo
en el piadoso mármol?
Abel Martín, Juan
de Mairena, conmigo
estáis oyendo
la apócrifa verdad,
peregrinando
por las abiertas páginas
de un libro, lejos ya
de los muros hostiles
que circundan
las letras de la fe.
Latino mar liberto
de Colliure, piedra sonora
entre las impasibles
violetas
sepulcrales, aquí
dejo caer sobre la tierra
calladamente
la palabra más tuya.
43. Juan de la Encina
43.1. "No te tardes, que me muero" por Amancio Prada
No te tardes que me muero,
carcelero,
no te tardes que me muero.
Apresura tu venida
porque no pierda la vida,
que la fe no está perdida,
carcelero,
no te tardes que me muero.
Bien sabes que la tardanza
trae gran desconfianza;
ven y cumple mi esperanza,
carcelero,
no te tardes que me muero.
Sácame de esta cadena,
que recibo muy gran pena,
pues tu tardar me condena.
Carcelero,
no te tardes que me muero.
La primer vez que me viste
sin te vencer me venciste;
suéltame, pues me prendiste.
Carcelero,
no te tardes que me muero.
La llave para soltarme
ha de ser galardonarme,
proponiendo no olvidarme.
Carcelero,
no te tardes que me muero.
Y siempre cuanto vivieres
haré lo que tú quisieres
si merced hacerme quieres.
Carcelero,
no te tardes que me muero.
44. Juan Ramón Jimenez
44.1. "Álamo blanco" por Carmen Linares
Arriba canta el pájaro y abajo canta el agua.
(Arriba y abajo, se me abre el alma.)
Entre dos melodías la columna de plata.
Hoja, pájaro, estrella; baja flor, raíz, agua.
Entre dos conmociones la columna de plata.
(Y tú, tronco ideal, entre mi alma y mi alma.)
Mece a la estrella el trino, la onda a la flor baja.
(Abajo y arriba, me tiembla el alma.)
44.2. "Remembranza" por Carmen Linares
Recuerdo que cuando niño
me parecía mi pueblo
una blanca maravilla,
un mundo mágico, inmenso;
las casas eran palacios
y catedrales los templos;
y por las verdes campiñas
iba yo siempre contento,
inundado de ventura
al mirar el limpio cielo,
celeste como mi alma,
como mi alma sereno,
creyendo que el horizonte
era de la tierra el término.
No veía en su ignorancia
mi inocente pensamiento,
otro mundo más hermoso
que aquel mundo de mi pueblo…;
¡qué blanco, qué blanco todo!
¡todo qué grande, qué bello!
Recuerdo también que un día
en que regresé a mi pueblo
después de largos viajes,
me pareció un cementerio;
en su mezquina presencia
se agigantaba mi cuerpo…;
las casas no eran palacios
ni catedrales los templos,
y en todas partes reinaban
la soledad y el silencio…
Extraña impresión sentía
buscando en mi pensamiento
la memoria melancólica
de aquellos felices tiempos
en que no soñaba un mundo
como el mundo de mi pueblo…
¡Cuántas veces, entre lágrimas
con mis blancos días sueño,
y reconstruyo en mi mente
la visión de aquellos tiempos!
¡Ay!, ¡quién de nuevo pudiera
encerrar el pensamiento
en su cárcel de ignorancia!,
¡quién pudiera ver de nuevo
el mundo más sonriente
en el mundo de mi pueblo…!
44.3. "Rosa, pompa, risa" por Paco Damas y Luis Pastor
Con la primavera
mis sueños se llenan
de rosas, lo mismo
que las escaleras
orilla del río.
Con la primavera
mis rosas se llenan
de pompas, lo mismo
que las torrenteras
orilla del río.
Con la primavera
mis pompas se llenan
de risas, lo mismo
que las ventoleras
orilla del río.
45. Julio Numhauser
45.1. "Todo cambia" por Mercedes Sosa
Cambia lo superficial
Cambia también lo profundo
Cambia el modo de pensar
Cambia todo en este mundo
Cambia el clima con los años
Cambia el pastor su rebaño
Y así como todo cambia
Que yo cambie no es extraño
Cambia el más fino brillante
De mano en mano su brillo
Cambia el nido el pajarillo
Cambia el sentir un amante
Cambia el rumbo el caminante
Aunque esto le cause daño
Y así como todo cambia
Que yo cambie no es extraño
Cambia, todo cambia
Cambia, todo cambia
Cambia el sol en su carrera
Cuando la noche subsiste
Cambia la planta y se viste
De verde en la primavera
Cambia el pelaje la fiera
Cambia el cabello el anciano
Y así como todo cambia
Que yo cambie no es extraño
Pero no cambia mi amor
Por mas lejos que me encuentre
Ni el recuerdo ni el dolor
De mi pueblo y de mi gente
Y lo que cambió ayer
Tendrá que cambiar mañana
Así como cambio yo
En esta tierra lejana.
46. León Felipe
46.1. "Como tú" por Paco Ibáñez
Así es mi vida, mi vida,
piedra, como tú.
Como tú
piedra pequeña, como tú,
piedra ligera, como tú.
Como tú,
canto que ruedas, como tú,
por las veredas, como tú.
Como tú,
guijarro humilde, como tú,
de las carreteras, como tú.
Como tú,
piedra pequeña, como tú.
Como tú,
guijarro humilde, como tú.
Como tú,
que en días de tormenta,
como tú,
te hundes en la tierra, como tú.
Como tú,
y luego centelleas, como tú,
bajo los cascos,
bajo las ruedas, como tú.
Como tú,
piedra pequeña, como tú.
Como tú,
guijarro humilde, como tú.
Como tú,
que no sirves para ser ni piedra,
como tú,
ni piedra de una lonja,
como tú.
Ni piedra de un palacio,
ni piedra de una iglesia,
ni piedra de una audiencia,
como tú.
Como tú,
piedra aventurera, como tú,
que tal vez estás hecha
como tú.
Como tú,
sólo para una honda,
como tú,
piedra pequeña, como tú,
Como tú.
46.2. "¡Qué pena!" por Esdras Barbosa
¡Qué pena si este camino fuera de muchísimas leguas
y siempre se repitieran
los mismos pueblos, las mismas ventas,
los mismos rebaños, las mismas recuas!
¡Qué pena si esta vida nuestra tuviera
-esta vida nuestra-
mil años de existencia!
¿Quién la haría hasta el fin llevadera?
¿Quién la soportaría toda sin protesta?
¿Quién lee diez siglos en la Historia y no la cierra
al ver las mismas cosas siempre con distinta fecha?
Los mismos hombres, las mismas guerras,
los mismos tiranos, las mismas cadenas,
los mismos farsantes, las mismas sectas
¡y los mismos, los mismos poetas!
¡Qué pena,
que sea así todo siempre, siempre de la misma manera!
46.3. "Romero solo" por Evoéh
Ser en la vida romero,
romero solo que cruza
siempre por caminos nuevos;
ser en la vida
romero,
sin más oficio, sin otro nombre
y sin pueblo…
ser en la vida
romero… romero… sólo romero.
Que no hagan callo las cosas
ni en el alma ni en el cuerpo…
pasar por todo una vez,
una vez sólo y ligero, ligero, siempre ligero.
Que no se acostumbre el pie
a pisar el mismo suelo,
ni el tablado de la farsa,
ni la rosa de los templos,
para que nunca recemos
como el sacristán
los rezos,
ni como el cómico
viejo
digamos
los versos.
La mano ociosa es quien tiene
más fino el tacto en los dedos,
decía Hamlet a Horacio,
viendo
cómo cavaba una fosa
y cantaba al mismo tiempo
un
sepulturero.
-No
sabiendo
los oficios
los haremos
con
respeto - .
Para enterrar
a los muertos como debemos
cualquiera sirve, cualquiera…
menos un sepulturero.
Un día todos sabemos hacer justicia;
tan bien como el rey hebreo,
la hizo
Sancho el escudero
y el villano
Pedro Crespo…
Que no hagan callo las cosas
ni en el alma ni en el cuerpo…
pasar por todo una vez,
una vez sólo y ligero, ligero, siempre ligero.
Sensibles
a todo viento
y bajo
todos los cielos,
Poetas,
nunca cantemos
la vida
de un mismo pueblo,
ni la flor
de un solo huerto …
Que sean todos
los pueblos
y todos
los huertos nuestros.
46.4. "Sé todos los cuentos" por Aguaviva
Yo no sé muchas cosas, es verdad.
Digo tan sólo lo que he visto.
Y he visto:
que la cuna del hombre la mecen con cuentos,
que los gritos de angustia del hombre los ahogan con cuentos,
que el llanto del hombre lo taponan con cuentos,
que los huesos del hombre los entierran con cuentos,
y que el miedo del hombre…
ha inventado todos los cuentos.
Yo no sé muchas cosas, es verdad,
pero me han dormido con todos los cuentos…
y sé todos los cuentos.
46.5. "Ya no hay locos" por Paco Ibáñez
Ya no hay locos, ya no hay locos,
ya no hay locos, amigos, ya no hay locos,
ya no hay locos, ya no hay locos,
en España ya no hay locos.
Se murió aquel manchego,
aquel estrafalario fantasma del desierto.
Ya no hay locos, ya no hay locos,
en España ya no hay locos,
ya no hay locos, ya no hay locos,
ya no hay locos, amigos, ya no hay locos.
Todo el mundo está cuerdo,
terrible, horriblemente cuerdo.
Ya no hay locos, ya no hay locos,
en España ya no hay locos,
Ya no hay locos, ya no hay locos,
ya no hay locos, amigos, ya no hay locos.
¿Cuándo se pierde el juicio?
Yo pregunto ¿cuándo se pierde, cuándo?
Si no es ahora,
que la justicia vale menos,
que el orín de los perros.
Ya no hay locos, ya no hay locos,
ya no hay locos, amigos, ya no hay locos,
ya no hay locos, ya no hay locos,
en España ya no hay locos.
Todo el mundo está cuerdo,
terrible, horriblemente cuerdo.
Ya no hay locos, ya no hay locos,
ya no hay locos, amigos, ya no hay locos,
ya no hay locos, ya no hay locos,
en España ya no hay locos.
Se murió aquel manchego,
aquel estrafalario fantasma del desierto.
Ya no hay locos, ya no hay locos,
ya no hay locos, amigos, ya no hay locos,
ya no hay locos, ya no hay locos,
en España ya no hay locos.
47. León Gieco
47.1. "Solo le pido a Dios" por Mercedes Sosa
Solo le pido a Dios
que el dolor no me sea indiferente
que la reseca muerte no me encuentre
vacía y sola sin haber hecho lo suficiente
Solo le pido a Dios
que lo injusto no me sea indiferente
que no me abofeteen la otra mejilla
después de que una garra me arañó la suerte
Solo le pido a Dios
que la guerra no me sea indiferente
es un monstruo grande y pisa fuerte
toda la pobre inocencia de la gente
Solo le pido a Dios
que el engaño no me sea indiferente
si un traidor puede más que unos cuantos
esos cuantos no lo olviden fácilmente
Solo le pido a Dios
que el futuro no me sea indiferente
desahuciado esta el que tiene que marchar
a vivir una cultura diferente
Solo le pido a Dios
que la guerra no me sea indiferente
es un monstruo grande y pisa fuerte
toda la pobre inocencia de la gente
48. Lope de Vega
48.1. "Ausencia" por Imanol
Ir y quedarse, y con quedar partirse,
partir sin alma, e ir con alma ajena,
oír la dulce voz de una sirena
y no poder del árbol desasirse;
arder como la vela y consumirse
haciendo torres sobre la tierna arena;
caer de un cielo, y ser demonio en pena,
y de serlo jamás arrepentirse;
hablar entre las mudas soledades,
pedir prestada, sobre la fe, paciencia,
y lo que es temporal llamar eterno;
creer sospechas y negar verdades,
es lo que llaman en el mundo ausencia,
fuego en el alma y en la vida infierno.
48.2. "A mis soledades voy, de mis soledades vengo" por José Menese
A mis soledades voy,
de mis soledades vengo,
porque para andar conmigo
me bastan mis pensamientos.
Ni estoy bien ni mal conmigo,
mas dice el entendimiento
que un hombre que todo es alma
está cautivo en su cuerpo.
Fea pintan a la envidia,
yo confieso que la tengo
de unos hombres que no saben
quién vive pared por medio.
Con esta envidia que digo
y lo que paso en silencio,
a mis soledades voy,
de mis soledades vengo.
48.3. "Desmayarse, atreverse". por Miguel Poveda
Desmayarse, atreverse, estar furioso,
áspero, tierno, liberal, esquivo,
alentado, mortal, difunto, vivo,
leal, traidor, cobarde y animoso;
no hallar fuera del bien centro y reposo,
mostrarse alegre, triste, humilde, altivo,
enojado, valiente, fugitivo,
satisfecho, ofendido, receloso;
huir el rostro al claro desengaño,
beber veneno por licor süave,
olvidar el provecho, amar el daño;
creer que un cielo en un infierno cabe,
dar la vida y el alma a un desengaño;
esto es amor, quien lo probó lo sabe.
49. Ludwig van Beethoven
49.1. "Himno a la alegría" por Miguel Rios
Escucha hermano la canción de la alegría
El canto alegre del que espera
Un nuevo día
Ven canta, sueña cantado
Vive soñando el nuevo Sol
En que los hombres
Volverán a ser hermanos
Ven canta, sueña cantado
Vive soñando el nuevo Sol
En que los hombres
Volverán a ser hermanos
Si en tu camino solo existe la tristeza
Y el llanto amargo
De la soledad completa
Ven canta, sueña cantado
Vive soñando el nuevo Sol
En que los hombres
Volverán a ser hermanos
Si es que no encuentras la alegría
En esta tierra
Búscala hermano
Más allá de las estrellas
Ven canta, sueña cantado
Vive soñando el nuevo Sol
En que los hombres
Volverán a ser hermanos
50. Luis Chamizo
50.1. "La nacencia" por José Juan
Bruñó los recios nubarrones pardos
la luz del sol que s´agachó en un cerro,
y las artas cogollas de los árboles
d´un coló de naranjas se tiñeron.
A bocanás el aire nos traía
los ruídos d´alla lejos
y el toque d´oración de las campanas
de l´iglesia del pueblo.
Ibamos dambos juntos, en la burra,
por el camino nuevo,
mi mujé mu malita,
suspirando y gimiendo.
Bandás de gorriatos montesinos
volaban, chirrïando por el cielo,
y volaban pal sol qu´en los canchales
daba relumbres d´espejuelos.
Los grillos y las ranas
cantaban a lo lejos,
y cantaban tamién los colorines
sobre las jaras y los brezos,
y roändo, roändo, de las sierras
llegaba el dolondón de los cencerros.
¡Qué tarde más bonita!
¡Qu´anochecer más güeno!
¡Qué tarde más alegre
si juéramos contentos!…
– No pué ser más- me ijo- vaite, vaite
con la burra pal pueblo,
y güervete de priesa con l´agüela,
la comadre o el méico -.
Y bajó de la burra poco a poco,
s´arrellenó en el suelo,
juntó las manos y miró p´arriba,
pa los bruñíos nubarrones recios.
¡No tengo juerzas pa dejagla sola!
¿pero yo de qué sirvo si me queo?
Me juí junt´a mi Juana,
me jinqué de roillas en el suelo,
jice por recordá las oraciones
que m´enseñaron cuando nuevo.
No cantaban las ranas,
los grillos no cantaban a lo lejos,
las bocanás del aire s´aplacaron,
s´asomaron la luna y el lucero,
no llegaba, roändo, de las sierras
el dolondón de los cencerros…
M´arrimé más pa ella;
l´abrasaba el aliento,
le temblaban las manos,
tiritaba su cuerpo…
y a la luz de la luna eran sus ojos
más grandes y más negros.
Señó, tú que lo sabes
lo mucho que la quiero.
Tú que sabes qu´estamos bien casaos,
Señó, tú qu´eres güeno;
tú que jaces que granen las espigas,
cuando llega su tiempo;
tú que jaces que paran las ovejas,
sin comadres, ni méicos…
¿por qué, Señó, se va morí mi Juana,
con lo que yo la quiero,
siendo yo tan honrao
y siendo tú tan güeno?…
Jizo Dios un milagro;
¡no podía por menos!
Venía clareando;
s´oïan a lo lejos
las risotás de los pastores
y el dolondón de los cencerros.
Besé a la madre y le quité mi hijo;
salí con él corriendo,
y en un regacho d´agua clara
le lavé tó su cuerpo.
Me sentí más honrao,
más cristiano, más güeno,
bautizando a mi hijo como el cura
bautiza los muchachos en el pueblo.
Tié que ser campusino,
tié que ser de los nuestros,
que por algo nació baj´una encina
del caminito nuevo.
Asina que nació besó la tierra,
que, agraecía, se pegó a su cuerpo;
y jue la mesma luna
quien le pegó aquel beso…
Dos salimos del chozo,
tres golvimos al pueblo.
Jizo Dios un milagro en el camino:
¡no podía por menos!
51. Luis de Góngora
51.1. "Déjame en paz amor tirano" por Paco Ibáñez
Ciego que apuntas y atinas,
caduco Dios y rapaz.
Vendado que me has vendido
y niño mayor de edad.
Por el alma de tu madre,
que murió siendo inmortal,
de envidia de mi señora,
que no me persigas más,
déjame en paz, Amor tirano,
déjame en paz.
Amadores desdichados
que seguís milicia tal,
decidme qué buena guía
podéis de un ciego sacar,
de un pájaro qué firmeza,
qué esperanza de un rapaz,
qué galardón de un desnudo,
de un tirano, qué piedad?
Déjame en paz, Amor tirano,
déjame en paz.
Diez años desperdicié,
los mejores de mi edad,
en ser labrador de amor
a costa de mi caudal.
Como aré y sembré, cogí,
aré un alterado mar,
sembré una estéril arena,
cogí vergüenza y afán.
Déjame en paz, Amor tirano,
déjame en paz.
51.2. "Que se nos va la pascua, mozas" por Paco Ibáñez
Mozuelas, las de mi barrio,
loquillas y confiadas,
mirad no os engañe el tiempo,
la edad y la confianza.
No os dejéis lisonjear
de la juventud lozana,
porque de caducas flores
teje el tiempo sus guirnaldas.
Que se nos va la pascua, mozas,
que se nos va la pascua.
Yo sé de una buena vieja
que fue un tiempo rubia y zarca,
y que al presente le cuesta
harto caro el ver su cara,
porque su bruñida frente
y sus mejillas se hallan
más que roquete de obispo
encogidas y arrugadas.
Y sé de otra buena vieja,
que un diente que le quedaba
se lo dejó este otro día
sepultado en unas natas,
y con lágrimas le dice:
”Diente mío de mi alma,
yo sé cuando fuiste perla,
aunque ahora no sois nada.”
Por eso, mozuelas locas,
antes que la edad avara
al rubio cabello de oro
convierta en luciente plata,
quered cuando sois queridas,
amad cuando sois amadas;
mirad, bobas, que detrás
se pinta la ocasión calva.
51.3. "Verdad, mentira" por Paco Ibáñez
Cruzados hacen cruzados,
escudos pintan escudos
y tahúres muy desnudos
con dados ganan condados;
ducados dejan ducados,
y coronas Majestad.
¡Verdad!
¡Verdad!
Pensar que uno solo es dueño
de puertas de muchas llaves,
y afirmar que penas graves
las paga un mirar risueño,
y entender que no son sueño
las promesas de Marfira.
¡Mentira!
¡Mentira!
Todo se vende este día,
todo el dinero lo iguala;
la Corte vende su gala,
la guerra su valentía;
hasta la sabiduría
vende la Universidad.
¡Verdad!
¡Verdad!
En Valencia muy preñada
y muy doncella en Madrid,
cebolla en Valladolid
y en Toledo mermelada,
puerta de Elvira en Granada,
y en Sevilla doña Elvira.
¡Mentira!
¡Mentira!
No hay persona que hablar deje
al necesitado en plaza;
todo el mundo le es mordaza,
aunque él por señas se queje;
que tiene cara de hereje
y aún fe, en la necesidad.
¡Verdad!
¡Verdad!
Siembra en una artesa berros
la madre, y sus hijas todas
son perra de muchas bodas,
y bodas de muchos perros;
y sus yernos venden hierros
en la toma de Algeciras.
¡Mentira!
¡Mentira!
51.4. "Y ríase la gente" por Paco Ibáñez
Traten unos del gobierno
del mundo y sus monarquías,
mientras gobiernan mis días
mantequillas y pan tierno,
y las mañanas del invierno
naranjada y aguardiente,
y rijijijí y rijijijá
y ríase la gente.
Coma en dorada vajilla
el Príncipe mil cuidados,
como píldoras dorados;
que yo en mi pobre mesilla
quiero más una morcilla
que en el asador reviente,
y rijijí y rijijijá
y ríase la gente.
Cuando cubra las montañas
de blanca nieve el enero,
tenga yo lleno el brasero
de bellotas y castañas,
y quien las dulces patrañas
del Rey que rabió me cuente,
y rijijijí y rijijijá
y ríase la gente.
Busque muy en hora buena
el mercader nuevos soles;
yo conchas y caracoles
entre la menuda arena,
escuchando a Filomena
sobre el chopo de la fuente,
y rijijijí y rijijijá
y ríase la gente.
52. Luis Eduardo Aute
52.1. "Al alba" por Luis Eduardo Aute
Si te dijera, amor mío,
que temo a la madrugada,
no sé qué estrellas son éstas
que hieren como amenazas
ni sé qué sangra la luna
al filo de su guadaña.
Presiento que tras la noche
vendrá la noche más larga,
quiero que no me abandones,
amor mío, al alba,
al alba, al alba.
Los hijos que no tuvimos
se esconden en las cloacas,
comen las últimas flores,
parece que adivinaran
que el día que se avecina
viene con hambre atrasada.
Miles de buitres callados
van extendiendo sus alas,
no te destroza, amor mío,
esta silenciosa danza,
maldito baile de muertos,
pólvora de la mañana.
52.2. "De paso" por Luis Eduardo Aute
Decir espera es un crimen,
decir mañana es igual que matar,
ayer de nada nos sirve,
las cicatrices no ayudan a andar.
Sólo morir permanece
como la más inmutable razón,
vivir es un accidente,
un ejercicio de gozo y dolor.
Que no, que no, que el pensamiento
no puede tomar asiento,
que el pensamiento es estar
siempre de paso, de paso, de paso…
Quien pone reglas al juego
se engaña si dice que es jugador,
lo que le mueve es el miedo
de que se sepa que nunca jugó.
La ciencia es una estrategia,
es una forma de atar la verdad
que es algo más que materia,
pues el misterio se oculta detrás.
Hay demasiados profetas,
profesionales de la libertad,
que hacen del aire, bandera,
pretexto inútil para respirar.
En una noche infinita
que va meciendo a este gran ataúd
donde olvidamos que el día
sólo es un punto, un punto de luz.
53. Luis Pastor
53.1. "Abril del desamor" por Luis Pastor y Pedro Pastor
De nuevo canta Abril al desamor
Clavel deshojado de mis besos
Se fue la primavera de mi flor
La rosa de los cuatro vientos
De nuevo canta Abril sobre la pena
Y Mayo florece de sonrisas
Mejor la libertad que la condena
Mejor la soledad que la desdicha
De nuevo canta Abril al desamor
Clavel deshojado de tu boca
Se fue la primavera de mi amor
Se fue del jardín mi mariposa
Se fue la primavera de mi amor
Se fue del jardín mi mariposa
De nuevo canta Abril al corazón
Y Mayo se pierde en un suspiro
Mejor el recuerdo sin rencor
Mejor el cariño sin olvido
De nuevo canta Abril al desamor
Clavel deshojado de tu boca
Se fue la primavera de mi amor
Se fue del jardín mi mariposa
Se fue la primavera de mi amor
Se fue del jardín mi mariposa
54. Manuel Machado
54.1. "La copla" por Ricardo Comba
Hasta que el pueblo las canta,
las coplas, coplas no son,
y cuando las canta el pueblo,
ya nadie sabe el autor.
Tal es la gloria, Guillén,
de los que escriben cantares:
oír decir a la gente
que no los ha escrito nadie.
Procura tú que tus coplas
vayan al pueblo a parar,
aunque dejen de ser tuyas
para ser de los demás.
Que, al fundir el corazón
en el alma popular,
lo que se pierde de nombre
se gana de eternidad.
55. María Zambrano
55.1. "Delirio del incrédulo" por Amancio Prada
Bajo la flor, la rama;
sobre la flor, la estrella;
bajo la estrella, el viento.
¿Y más allá?
Más allá, ¿no recuerdas?, sólo la nada.
La nada, óyelo bien, mi alma:
duérmete, aduérmete en la nada.
Si pudiera, pero hundirme.
Bajo la flor, la rama;
sobre la flor, la estrella;
bajo la estrella, el viento.
¿Y más allá?
Ceniza de aquel fuego, oquedad,
agua espesa y amarga:
el llanto hecho sudor;
la sangre que, en su huida, se lleva la palabra.
Y la carga vacía de un corazón sin marcha.
Bajo la flor, la rama;
sobre la flor, la estrella;
bajo la estrella, el viento.
¿Y más allá?
¿De verdad es que no hay nada? Hay la nada.
La nada, óyelo bien, mi alma:
duérmete, aduérmete en la nada.
Y que no lo recuerdes. Era tu gloria.
Bajo la flor, la rama;
sobre la flor, la estrella;
bajo la estrella, el viento.
¿Y más allá?
Más allá del recuerdo, en el olvido, escucha
en el soplo de tu aliento.
Mira en tu pupila misma dentro,
en ese fuego que te abrasa, luz y agua.
Bajo la flor, la rama;
sobre la flor, la estrella;
bajo la estrella, el viento.
¿Y más allá?
Mas no puedo.
Ojos y oídos son ventanas.
Perdido entre mí mismo, no puedo buscar nada;
no llego hasta la nada.
Bajo la flor, la rama;
sobre la flor, la estrella;
bajo la estrella, el viento.
¿Y más allá?
Más allá, ¿no recuerdas?, sólo la nada.
55.2. "¡Ya!" por Paco Damas y La Shica
¡Ya!
Pensar y no preocuparse
Actuar sin decidir
Seguir y no perseguir
Reposar sin detenerse
Ofrecer sin calcular
No aferrarse a la esperanza
No detenerse en la espera
Escuchar sin casi hablar.
Respirar en el silencio
Dejarse quieto flotar
Perderse yendo hacia el centro
hundirse sin respirar.
Cruzar sin mirar frontera
Dejar límites atrás
Recogerse Abandonarse
Sólo dejarse guiar.
Ser criatura tan sólo
no haber de sacrificar.
Más allá del sacrificio
cumplida la voluntad
Sin designio ni proyecto
Sin sombra, espejo ni imagen.
Alga en la corriente lenta
Alga en la vida no más
Hijo. Criatura. Amante. Alga de Amor. Ya no más
Lejos de toda ribera
Pon el corazón del agua,
ya.
56. Mario Benedetti
56.1. "Curriculum" por Joan Manuel Serrat
El cuento es muy sencillo
usted nace en su tiempo
contempla atribulado
el rojo azul del cielo
el pájaro que emigra
y el temerario insecto
que será pisoteado
por su zapato nuevo.
Usted sufre de veras
reclama por comida
y por deber ajeno
o acaso por rutina
llora limpio de culpas
benditas o malditas
hasta que llega el sueño
y lo descalifica.
Usted se transfigura
ama casi hasta el colmo
logra sentirse eterno
de tanto y tanto asombro
pero las esperanzas
no llegan al otoño
y el corazón profeta
se convierte en escombros.
Usted por fin aprende
y usa lo aprendido
para saber que el mundo
es como un laberinto
en sus momentos claves
infierno o paraíso
amor o desamparo
y siempre, siempre un lío.
Usted madura y busca
las señas del presente
los ritos del pasado
y hasta el futuro en ciernes
quizá se ha vuelto sabio
irremediablemente
y cuando nada falta
entonces usted muere.
El cuento es muy sencillo.
56.2. "De árbol a árbol" por Joan Manuel Serrat
Seguro que los diarios
no lo preguntarán
¿los árboles serán
acaso solidarios?
¿Digamos el olivo de Jaén
con el terco quebracho de Entre Ríos?
¿O el triste sauce de Tacuarembó
con el castaño de Campos Elíseos?
¿Qué se revelarán de árbol a árbol?
¿Desde Westfalia avisará la encina
al demacrado alerce del Tirol
que administre mejor su trementina?
Seguro que los diarios
no lo preguntarán
¿los árboles serán
acaso solidarios?
¿Se sentirá el ombú en su pampa húmeda
un hermano de la ceiba antillana?
¿Los de ese bosque y los de aquel jardín
permutarán insectos y hojarasca?
¿Se dirán copa a copa que aquel muérdago
otrora tan sagrado entre los galos
usaba chupadores de corteza
como el menos cordial de los parásitos?
¿Sabrán por fin los cedros libaneses
que su voraz y sádico enemigo
no es el ébano gris de Camerún
ni el arrayán bastardo ni el morisco
ni la palma lineal de Camagüey
sino las hachas de los leñadores
la sierra de las grandes madereras
el rayo como látigo en la noche?
56.3. "Defensa de la alegría" por Joan Manuel Serrat
Defender la alegría como una trinchera
defenderla del caos y de las pesadillas
de la ajada miseria y de los miserables
de las ausencias breves y las definitivas
defender la alegría como un atributo
defenderla del pasmo y de las anestesias
de los pocos neutrales y los muchos neutrones
de los graves diagnósticos y de las escopetas
defender la alegría como un estandarte
defenderla del rayo y la melancolía
de los males endémicos y de los académicos
del rufián caballero y del oportunista
defender la alegría como una certidumbre
defenderla a pesar de Dios y de la muerte
de los parcos suicidas y de los homicidas
y del dolor de estar absurdamente alegres
defender la alegría como algo inevitable
defenderla del mar y las lágrimas tibias
de las buenas costumbres y de los apellidos
del azar y también, también de la alegría.
56.4. "Es tan poco" por Soledad Bravo
Lo que conoces
es tan poco
lo que conoces
de mí
lo que conoces
son mis nubes
son mis silencios
son mis gestos
lo que conoces
de mí
lo que conoces
es la tristeza
de mi casa vista de afuera
son los postigos de mi tristeza
el llamador de mi tristeza.
Pero no sabes
nada
a lo sumo
piensas a veces
que es tan poco
lo que conozco
lo que conozco
de ti
lo que conozco
o sea tus nubes
o tus silencios
o tus gestos
lo que conozco
es la tristeza
de tu casa vista de afuera
son los postigos de tu tristeza
el llamador de tu tristeza.
Pero no llamas.
Pero no llamo.
56.5. "Estados de ánimo" por Esdras Barbosa
Unas veces me siento
como pobre colina
y otras como montaña
de cumbres repetidas.
Unas veces me siento
como un acantilado
y en otras como un cielo
azul pero lejano.
A veces uno es
manantial entre rocas
y otras veces un árbol
con las últimas hojas.
Pero hoy me siento apenas
como laguna insomne
con un embarcadero
ya sin embarcaciones
una laguna verde
inmóvil y paciente
conforme con sus algas
sus musgos y sus peces,
sereno en mi confianza
confiando en que una tarde
te acerques y te mires,
te mires al mirarme.
56.6. "Hagamos un trato" por Joan Manuel Serrat
Compañera usted sabe
puede contar conmigo
no hasta dos o hasta diez
sino contar conmigo.
Si alguna vez advierte
que a los ojos la miro
y una veta de amor
reconoce en los míos
no alerte sus fusiles
ni piense que deliro
a pesar de esa veta
de amor desprevenido
usted sabe que puede
contar conmigo.
Pero hagamos un trato
nada definitivo
yo quisiera contar
con usted es tan lindo
saber que usted existe
uno se siente vivo.
Quiero decir contar
hasta dos, hasta cinco
no ya para que acuda
presurosa en mi auxilio
sino para saber
y así quedar tranquilo
que usted sabe que puede
contar conmigo.
56.7. "Las palabras" por Emiliano Domínguez Zapata
No me gaste las palabras
no cambie el significado
mire que lo que yo quiero
lo tengo bastante claro
si usted habla de progreso
nada más que por hablar
mire que todos sabemos
que adelante no es atrás
si está contra la violencia
pero nos apunta bien
si la violencia va y vuelve
no se me queje después
si usted pide garantías
sólo para su corral
mire que el pueblo conoce
lo que hay que garantizar
no me gaste las palabras
no cambie el significado
mire que lo que yo quiero
lo tengo bastante claro
si habla de paz pero tiene
costumbre de torturar
mire que hay para ese vicio
una cura radical
si escribe reforma agraria
pero sólo en el papel
mire que si el pueblo avanza
la tierra viene con él
si está entregando el país
y habla de soberanía
quién va a dudar que usted es
soberana porquería
no me gaste las palabras
no cambie el significado
mire que lo que yo quiero
lo tengo bastante claro
no me ensucie las palabras
no les quite su sabor
y límpiese bien la boca
si dice revolución.
56.8. "Lento pero viene" por Nacha Guevara
Lento pero viene
el futuro se acerca
despacio
pero viene
hoy está más allá
de las nubes que elige
y más allá del trueno
y de la tierra firme
demorándose viene
como flor desconfiada
que vigilara al sol
sin preguntarle nada
lento pero viene
el futuro se acerca
viene con proyectos
y bolsas de semillas
con ángeles maltrechos
y fieles golondrinas
despacio pero viene
sin hacer mucho ruido
cuidando sobre todo
nuestros sueños prohibidos
los recuerdos yacentes
y los recién nacidos
lento pero viene
el futuro se acerca
despacio
pero viene
ya casi está llegando
con su mejor noticia
con una estrella pobre
sin nombre todavía
lento pero viene
el futuro real
el mismo que inventamos
nosotros y el azar
cada vez más nosotros
y menos el azar
lento pero viene
el futuro se acerca
despacio
pero viene
lento pero viene
lento pero viene
lento pero viene
56.9. "Te quiero" por Nacha Guevara
Si te quiero es porque sos
mi amor, mi cómplice y todo
y en la calle, codo a codo
somos mucho más que dos
somos mucho más que dos
Tus manos son mi caricia
mis acordes cotidianos
te quiero porque tus manos
trabajan por la justicia
Si te quiero es porque sos
mi amor, mi cómplice y todo
y en la calle, codo a codo
somos mucho más que dos
somos mucho más que dos
Tus ojos son mi conjuro
contra la mala jornada
te quiero por tu mirada
que mira y siembra futuro
Tu boca que es tuya y mía
tu boca no se equivoca
te quiero porque tu boca
sabe gritar rebeldía
Si te quiero es porque sos
mi amor, mi cómplice y todo
y en la calle, codo a codo
somos mucho más que dos
somos mucho más que dos
Y por tu rostro sincero
y tu paso vagabundo
y tu llanto por el mundo
porque sos pueblo, te quiero
Y porque amor no es aureola
ni cándida moraleja
y porque somos pareja
que sabe que no está sola
Te quiero en mi paraíso
es decir que en mi país
la gente viva feliz
aunque no tenga permiso
Si te quiero es porque sos
mi amor, mi cómplice y todo
y en la calle, codo a codo
somos mucho más que dos
y en la calle, codo a codo
somos mucho más que dos
56.10. "Un día" por Adrián Goizueta
Cuando éramos niños los viejos tenían como treinta,
un charco era un océano
y la muerte no existía.
Cuando muchachos los viejos eran de cuarenta,
un estanque era un océano
y la muerte sólo una palabra.
Ya cuando crecimos la muerte era la muerte
pero de los otros,
el tiempo era el tiempo
y un lago era un océano.
Y ahora alcanzamos a la verdad:
el océano es por fin el océano,
pero la muerte empieza a ser
la nuestra.
56.11. "Vamos juntos" por Luis Pastor
Con tu puedo y mi quiero
Vamos juntos compañero.
Compañero te desvela
La misma suerte que a mí
Prometiste y prometí
Encender esta candela.
Con tu puedo y mi quiero
Vamos juntos compañero.
La muerte mata y escucha
La vida viene después
La unidad que sirve es
La que nos une en la lucha.
Con tu puedo y mi quiero
Vamos juntos compañero.
La historia tañe sonora
Su lección como campana
Para gozar el mañana
Hay que pelear el ahora.
Con tu puedo y mi quiero
Vamos juntos compañero.
Ya no somos inocentes
Ni en la mala ni en la buena
Cada cual en su faena
Porque en esto no hay suplentes.
Con tu puedo y mi quiero
Vamos juntos compañero.
Algunos cantan victoria
Porque el pueblo paga vidas
Pero esas muertes queridas
Van escribiendo la historia.
Con tu puedo y mi quiero
Vamos juntos compañero.
57. Miguel de Cervantes
57.1. "¿Quién menoscaba mis bienes?" por Ángel Corpa
¿Quién menoscaba mis bienes?
Desdenes.
¿Y quién aumenta mis duelos?
Los celos.
¿Y quién prueba mi paciencia?
Ausencia.
De ese modo, en mi dolencia
ningún remedio me alcanza,
pues me mata la esperanza,
desdenes, celos y ausencia.
¿Quién me causa ese dolor?
Amor.
¿Y quién mi gloria repugna?
Fortuna.
¿Y quién consiente en mi duelo?
El cielo.
De ese modo, yo recelo
morir deste mal extraño,
pues se aunan en mi daño
amor, fortuna y el cielo.
¿Quién mejorará mi suerte?
La muerte.
Y el bien de amor, ¿quién le alcanza?
Mudanza.
Y sus males, ¿quién los cura?
Locura.
De ese modo, no es cordura
querer curar la pasión,
cuando los remedios son
muerte, mudanza y locura.
57.2. "Yo sé Olalla" por Espliego y Luis Pastor.
— Yo sé, Olalla, que me adoras,
puesto que no me lo has dicho
ni aun con los ojos siquiera,
mudas lenguas de amoríos.
Porque sé que eres sabida,
en que me quieres me afirmo,
que nunca fue desdichado
amor que fue conocido.
Bien es verdad que tal vez,
Olalla, me has dado indicio
que tienes de bronce el alma
y el blanco pecho de risco.
Mas allá entre tus reproches
y honestísimos desvíos,
tal vez la esperanza muestra
la orilla de su vestido.
Abalánzase al señuelo
mi fe, que nunca ha podido
ni menguar por no llamado
ni crecer por escogido.
Si el amor es cortesía,
de la que tienes colijo
que el fin de mis esperanzas
ha de ser cual imagino.
Y si son servicios parte
de hacer un pecho benigno,
algunos de los que he hecho
fortalecen mi partido.
58. Miguel Hernández
58.1. "Andaluces de Jaén" por Jarcha
Andaluces de Jaén,
aceituneros altivos,
decidme en el alma, ¿quién?
¿quién levantó los olivos?
Andaluces de Jaén.
No los levantó la nada,
ni el dinero, ni el señor,
sino la tierra callada
el trabajo y el sudor.
Unidos al agua pura
y a los planetas unidos,
los tres dieron la hermosura
de los troncos retorcidos.
Andaluces de Jaén.
Andaluces de Jaén,
aceituneros altivos,
decidme en el alma, ¿de quién?
¿de quién son esos olivos?
Andaluces de Jaén.
Cuántos siglos de aceituna,
los pies y las manos presos,
sol a sol y luna a luna,
pesan sobre vuestros huesos.
Jaén, levántate brava,
sobre tus piedras lunares
no vayas a ser esclava
con todos tus olivares.
Andaluces de Jaén.
58.2. "El mundo de los demás" por Joan Manuel Serrat
El mundo es como aparece
ante mis cinco sentidos,
y ante los tuyos que son
las orillas de los míos.
El mundo de los demás
no es el nuestro: no es el mismo.
Imágenes de la vida:
cada vez las recibimos,
nos reciben entregados
más unidamente a un ritmo.
Pero las cosas se forman
con nuestros propios delirios.
Ciegos para los demás,
oscuros, siempre remisos,
miramos siempre hacia adentro,
vemos desde lo más íntimo.
El mundo de los demás
no es el nuestro: no es el mismo.
Trabajo y amor me cuesta
conmigo así, ver contigo:
aparecer, como el agua
con la arena, siempre unidos.
Nadie me verá del todo
ni es nadie como lo miro.
Somos algo más que vemos,
algo menos que inquirimos.
Algún suceso de todos
pasa desapercibido.
Nadie nos ha visto. A nadie
ciegos de ver, hemos visto.
Ciegos para los demás,
oscuros, siempre remisos,
miramos siempre hacia adentro,
vemos desde lo más íntimo.
El mundo de los demás
no es el nuestro: no es el mismo.
58.3. "El niño yuntero" por Joan Manuel Serrat
Carne de yugo, ha nacido
más humillado que bello,
con el cuello perseguido
por el yugo para el cuello.
Nace, como la herramienta
a los golpes destinado,
de una tierra descontenta
y un insatisfecho arado.
Entre estiércol puro y vivo
de vacas, trae a la vida
un alma color de olivo
vieja y ya encallecida.
Empieza a vivir, y empieza
a morir de punta a punta,
levantando la corteza
de su madre con la yunta.
Empieza a sentir, y siente
la vida como una guerra,
y a dar fatigosamente
en los huesos de la tierra.
Contar sus años no sabe
y ya sabe que el sudor
es una corona grave
de sal para el labrador.
Trabaja y mientras trabaja
masculinamente serio,
se unge de lluvias y se alhaja
de carne de cementerio.
A fuerza de golpes, fuerte,
y a fuerza de sol, bruñido,
con una ambición de muerte
despedaza un pan reñido.
Cada nuevo día es
más raíz, menos criatura,
que escucha bajo sus pies
la voz de la sepultura.
Y como raíz se hunde
en la tierra lentamente,
para que la tierra inunde
de paz y panes su frente.
Me duele este niño hambriento
como una grandiosa espina,
y su vivir ceniciento
revuelve mi alma de encina.
Lo veo arar los rastrojos,
y devorar un mendrugo,
y declarar con los ojos
que por qué es carne de yugo.
Me da su arado en el pecho,
y su vida en la garganta
y sufro viendo el barbecho
tan grande bajo su planta.
¿Quién salvará a ese chiquillo
menor que un grano de avena?
¿De dónde saldrá el martillo
verdugo de esta cadena?
Que salga del corazón
de los hombres jornaleros,
que antes de ser hombres son
y han sido niños yunteros.
58.4. "Elegía" por Joan Manuel Serrat
(En Orihuela, su pueblo y el mío, se
me ha muerto como el rayo Ramón Sijé,
con quien tanto quería.)
Yo quiero ser llorando el hortelano
de la tierra que ocupas y estercolas,
compañero del alma, tan temprano.
Alimentando lluvias, caracolas
y órganos mi dolor sin instrumento
a las desalentadas amapolas
daré tu corazón por alimento.
Tanto dolor se agrupa en mi costado,
que por doler me duele hasta el aliento.
Un manotazo duro, un golpe helado,
un hachazo invisible y homicida,
un empujón brutal te ha derribado.
No hay extensión más grande que mi herida,
lloro mi desventura y sus conjuntos
y siento más tu muerte que mi vida.
Ando sobre rastrojos de difuntos,
y sin calor de nadie y sin consuelo
voy de mi corazón a mis asuntos.
Temprano levantó la muerte el vuelo,
temprano madrugó la madrugada,
temprano estás rodando por el suelo.
No perdono a la muerte enamorada,
no perdono a la vida desatenta,
no perdono a la tierra ni a la nada.
En mis manos levanto una tormenta
de piedras, rayos y hachas estridentes
sedienta de catástrofes y hambrienta.
Quiero escarbar la tierra con los dientes,
quiero apartar la tierra parte a parte
a dentelladas secas y calientes.
Quiero minar la tierra hasta encontrarte
y besarte la noble calavera
y desamordazarte y regresarte.
Volverás a mi huerto y a mi higuera:
por los altos andamios de las flores
pajareará tu alma colmenera
de angelicales ceras y labores.
Volverás al arrullo de las rejas
de los enamorados labradores.
Alegrarás la sombra de mis cejas,
y tu sangre se irán a cada lado
disputando tu novia y las abejas.
Tu corazón, ya terciopelo ajado,
llama a un campo de almendras espumosas
mi avariciosa voz de enamorado.
A las aladas almas de las rosas
del almendro de nata te requiero,
que tenemos que hablar de muchas cosas,
compañero del alma, compañero.
58.5. "El pez más viejo del río" por Camarón de la Isla
El pez más viejo del río
de tanta sabiduría
como amontonó, vivía
brillantemente sombrío.
Y el agua le sonreía.
Tan sombrío llegó a estar
(nada el agua le divierte)
que después de meditar,
tomó el camino del mar,
es decir, el de la muerte.
Reíste tú junto al río
niño solar. Y ese día
el pez más viejo del río
se quitó el aire sombrío.
Y el agua te sonreía.
58.6. "La boca" por Joan Manuel Serrat
Boca que arrastra mi boca.
Boca que me has arrastrado:
boca que vienes de lejos
a iluminarme de rayos.
Alba que das a mis noches
un resplandor rojo y blanco.
Boca poblada de bocas:
pájaro lleno de pájaros.
Canción que vuelve las alas
hacia arriba y hacia abajo.
Muerte reducida a besos,
a sed de morir despacio,
das a la grama sangrante
dos tremendos aletazos.
El labio de arriba, el cielo
y la tierra el otro labio.
Beso que rueda en la sombra:
beso que viene rodando
desde el primer cementerio
hasta los últimos astros.
Beso que va a un porvenir
de muchachas y muchachos,
que no dejarán desiertos
ni las calles, ni los campos.
¡Cuánta boca ya enterrada,
sin boca, desenterramos!
Bebo en tu boca por ellos,
brindo en tu boca por tantos
que cayeron sobre el vino
de los amorosos vasos.
Hoy son recuerdos, recuerdos,
besos distantes y amargos.
Boca que desenterraste
el amanecer más claro
con tu lengua. Tres palabras,
tres fuegos has heredado:
vida, muerte, amor. Ahí quedan
escritas sobre tus labios.
58.7. "Llegó con tres heridas" por Joan Manuel Serrat
Llegó con tres heridas:
la del amor,
la de la muerte,
la de la vida.
Con tres heridas viene:
la de la vida,
la del amor,
la de la muerte.
Con tres heridas yo:
la de la vida,
la de la muerte,
la del amor.
58.8. "Menos tu vientre" por Joan Manuel Serrat
Menos tu vientre
todo es confuso.
Menos tu vientre
todo es futuro
fugaz, pasado,
baldío y turbio.
Menos tu vientre
todo es oculto,
menos tu vientre
todo inseguro,
todo postrero,
polvo sin mundo.
Menos tu vientre
todo es oscuro,
menos tu vientre
claro y profundo.
58.9. "Nanas de la cebolla" por Joan Manuel Serrat
La cebolla es escarcha
cerrada y pobre.
Escarcha de tus días
y de mis noches.
Hambre y cebolla,
hielo negro y escarcha
grande y redonda.
En la cuna del hambre
mi niño estaba.
Con sangre de cebolla
se amamantaba.
Pero tu sangre,
escarchada de azúcar
cebolla y hambre.
Una mujer morena
resuelta en luna
se derrama hilo a hilo
sobre la cuna.
Ríete niño,
que te traigo la luna
cuando es preciso.
(Alondra de mi casa
ríete mucho,
que es la risa en tus ojos
la luz del mundo.
Ríete tanto,
que mi alma al oírte
bata el espacio.)
Tu risa me hace libre,
me pone alas.
Soledades me quita,
cárcel me arranca.
Boca que vuela,
corazón que en tus ojos
relampaguea.
Es tu risa la espada
más victoriosa,
vencedor de las flores
y las alondras.
Rival del sol.
Porvenir de mis huesos
y de mi amor.
Desperté de ser niño:
nunca despiertes.
Triste llevo la boca:
ríete siempre.
Siempre en la cuna
defendiendo la risa
pluma por pluma.
(Ser de vuelo tan alto,
tan extendido,
que tu carne es el cielo
recién nacido.
Si yo pudiera
remontarme al origen
de tu carrera.)
Al octavo mes ríes
con cinco azahares.
Con cinco diminutas
ferocidades.
Con cinco dientes
como cinco jazmines
adolescentes.
Frontera de los besos
serán mañana,
cuando en la dentadura
sientas un arma.
Sientas un fuego
correr dientes abajo
buscando el centro.
Vuela niño en la doble
luna del pecho:
él, triste de cebolla,
tú, satisfecho.
No te derrumbes.
No sepas lo que pasa
ni lo que ocurre.
58.10. "Para la libertad" por Joan Manuel Serrat
Para la libertad sangro, lucho y pervivo.
Para la libertad, mis ojos y mis manos,
como un árbol carnal, generoso y cautivo,
doy a los cirujanos.
Para la libertad siento más corazones
que arenas en mi pecho. Dan espumas mis venas
y entro en los hospitales y entro en los algodones
como en las azucenas.
Porque donde unas cuencas vacías amanezcan,
ella pondrá dos piedras de futura mirada
y hará que nuevos brazos y nuevas piernas crezcan
en la carne talada.
Retoñarán aladas de savia sin otoño,
reliquias de mi cuerpo que pierdo en cada herida.
Porque soy como el árbol talado, que retoño
y aún tengo la vida.
58.11. "Por una senda" por Amancio Prada
Por una senda van los hortelanos,
que es la sagrada hora del regreso,
con la sangre injuriada por el peso
de inviernos, primaveras y veranos.
Vienen de los esfuerzos sobrehumanos
y van a la canción, y van al beso,
y van dejando por el aire impreso
un olor de herramientas y de manos.
Por otra senda yo, por otra senda
que no conduce al beso aunque es la hora,
sino que merodea sin destino.
Bajo su frente trágica y tremenda,
un toro solo en la ribera llora
olvidando que es toro y masculino.
58.12. "Romancillo de mayo" por Joan Manuel Serrat
Por fin trajo el verde mayo
correhuelas y albahacas
a la entrada de la aldea
y al umbral de las ventanas.
Al verlo venir se han puesto
cintas de amor las guitarras,
celos de amor las clavijas,
las cuerdas lazos de rabia,
y relinchan impacientes
por salir de serenata.
En los templados establos
donde el amor huele a paja,
a honrado estiércol y a leche,
hay un estruendo de vacas
que se enamoran a solas
y a solas rumian y braman.
La cabra cambia de pelo,
cambia la oveja de lana,
cambia de color el lobo
y de raíces la grama.
Son otras las intenciones
y son otras las palabras
en la frente y en la lengua
de la juventud temprana.
Van los asnos suspirando
reciamente por las asnas.
Con luna y aves, las noches
son vidrio de puro claras
las tardes, de puro verdes,
de puro azul, esmeraldas;
plata puras, las auroras
parecen de puro blancas
y las mañanas son miel
de puro y puro doradas.
Campea Mayo amoroso
el amor ronda majadas,
ronda establos y pastores,
ronda puertas, ronda camas,
ronda mozas en el baile
y en aire ronda faldas…
58.13. "Vientos del pueblo" por Víctor Manuel y Ana Belén
De nuevo quieren manchar
mi tierra con sangre obrera
los que hablan de libertad
y tienen las manos negras.
Los que quieren dividir
a la madre de sus hijos
y quieren reconstruir
la cruz que arrastrara Cristo.
Quieren ocultar la infamia
que legaron desde siglos,
pero el color de asesinos
no borrarán de su cara.
Ya fueron miles y miles
los que entregaron su sangre
y en caudales generosos
multiplicaron los panes.
Ahora quiero vivir
junto a mi hijo y mi hermano
la primavera que todos
vamos construyendo a diario.
No me asusta la amenaza,
patrones de la miseria,
la estrella de la esperanza
continuará siendo nuestra.
Vientos del pueblo me llaman,
vientos del pueblo me llevan,
me esparcen el corazón
y me aventan la garganta.
Así cantará el poeta
mientras el alma me suene
por los caminos del pueblo
desde ahora y para siempre.
59. Nicolás Guillén
59.1. "Adivinanzas" por Luis Pastor
En los dientes, la mañana,
y la noche en el pellejo.
¿Quién será, quién no será?
— El negro.
Con ser hembra y no ser bella,
harás lo que ella te mande.
¿Quién será, quién no será?
— El hambre.
Esclava de los esclavos,
y con los dueños, tirana.
¿Quién será, quién no será?
— La caña.
Escándalo de una mano
que nunca ignora a la otra.
¿Quién será, quién no será?
— La limosna.
Un hombre que está llorando
con la risa que aprendió.
¿Quién será, quién no será?
— Yo.
59.2. "Caminando" por Olga Manzano y Manuel Picón
Caminando, caminando,
¡caminando!
Voy sin rumbo caminando,
caminando;
voy sin plata caminando,
caminando;
voy muy triste caminando,
caminando.
Está lejos quien me busca,
caminando;
quien me espera está más lejos,
caminando;
y ya empeñé mi guitarra,
caminando.
Ay,
las piernas se ponen duras,
caminando;
los ojos ven desde lejos,
caminando;
la mano agarra y no suelta,
caminando.
Al que yo coja y lo apriete,
caminando,
ese la paga por todos,
caminando;
a ese le parto el pescuezo,
caminando,
y aunque me pida perdón,
me lo como y me lo bebo,
me lo bebo y me lo como,
caminando…
59.3. "La muralla" por Quilapayún y por Ana Belén y Víctor Manuel
Para hacer esta muralla,
tráiganme todas las manos
los negros, sus manos negras
los blancos, sus blancas manos.
Una muralla que vaya
desde la playa hasta el monte
desde el monte hasta la playa,
allá sobre el horizonte.
—¡Tun, tun!
—¿Quién es?
—Una rosa y un clavel…
—¡Abre la muralla!
—¡Tun, tun!
—¿Quién es?
—El sable del coronel…
—¡Cierra la muralla!
—¡Tun, tun!
—¿Quién es?
—La paloma y el laurel…
—¡Abre la muralla!
—¡Tun, tun!
—¿Quién es?
—El gusano y el ciempiés…
—¡Cierra la muralla!
Al corazón del amigo:
abre la muralla;
al veneno y al puñal:
cierra la muralla;
al mirto y la yerbabuena:
abre la muralla;
al diente de la serpiente:
cierra la muralla;
al corazón del amigo:
abre la muralla;
al ruiseñor en la flor…
Alcemos esta muralla
juntando todas las manos;
los negros, sus manos negras
los blancos, sus blancas manos.
Una muralla que vaya
desde la playa hasta el monte
desde el monte hasta la playa,
allá sobre el horizonte.
59.4. "Me matan si no trabajo" por Los sabandeños
Me matan, si no trabajo,
y si trabajo, me matan;
siempre me matan, me matan,
siempre me matan.
Ayer vi a un hombre mirando,
mirando el sol que salía;
ayer vi a un hombre mirando,
mirando el sol que salía:
el hombre estaba muy serio,
porque el hombre no veía.
Ay,
los ciegos viven sin ver
cuando sale el sol,
cuando sale el sol,
¡cuando sale el sol!
Ayer vi a un niño jugando
a que mataba a otro niño;
ayer vi a un niño jugando
a que mataba a otro niño:
hay niños que se parecen
a los hombres trabajando.
¡Quién les dirá cuando crezcan
que los hombres no son niños,
que no lo son,
que no lo son,
que no lo son!
Me matan, si no trabajo,
y si trabajo, me matan:
siempre me matan, me matan,
¡siempre me matan!
59.5. "Pasan días" por Pablo Milanés
Olas de gordo aceite son mis días:
pasan tan lentamente que no pasan.
Los hombres a mi lado miran, pasan,
lentos también como mis lentos días.
El futuro está ahí, lleno de días,
pero es un duro charco: por él pasan
lentas sombras de sueños cuando pasan…
Nocturnos cielos cúbrenme los días.
Aprendí, me enseñaron los que pasan
que siempre pasan, pasarán los días,
aunque a veces parezca que no pasan.
Supe además que a bordo de mis días
pasaré yo también con los que pasan,
ceniza en la ceniza de los días.
60. Pablo Guerrero
60.1. "A cántaros" por Pablo Guerrero
Tú y yo, muchacha, estamos hechos de nubes
pero, ¿quién nos ata?
Dame la mano y vamos a sentarnos
bajo cualquier estatua
que es tiempo de vivir y de soñar y de creer
que tiene que llover
a cántaros.
Estamos amasados con libertad, muchacha,
pero, ¿quién nos ata?
Ten tu barro dispuesto, elegido tu sitio,
preparada tu marcha.
Hay que doler de la vida, hasta creer,
que tiene que llover
a cántaros.
Ellos seguirán dormidos
en sus cuentas corrientes de seguridad.
Planearán vender la vida y la muerte y la paz.
¿Le pongo diez metros, en cómodos plazos, de felicidad?
Pero tú y yo sabemos que hay señales que anuncian
que la siesta se acaba
y que una lluvia fuerte, sin bioencimas, claro,
limpiará nuestra casa.
Hay que doler de la vida, hasta creer,
que tiene que llover
a cántaros.
60.2. "Golpe de sombra" por Pablo Guerrero
Han sitiado las ciudades.
Hay un volcán sumergido.
Los carbones de los sueños.
Los sollozos de los sauces.
Y un golpe de sombra
Tanta guerra enmudecida.
La danza de los ahorcados.
Pólvora de la tormenta.
Poder en copas talladas.
Y un golpe de sombra.
Cuento granos de granadas.
Vives horas encendidas.
Leo las huellas de un ángel.
Desatarás a las nubes.
Queman las manos del miedo.
Sílabas de luz quebrada.
El nido de las serpientes.
Candados cosiendo labios.
Y un golpe de sombra.
Muren las selvas taladas.
Chatarras por los espacios.
Atacan al hombre nuevo.
Son mentiras sus verdades.
Y un golpe de sombra.
Abro navajas de lluvia.
Haces altas las mareas.
Sueño pétalos de nieve.
Harás que sea el futuro
Y un golpe de sombra.
60.3. "Pájaro de barro" por Luis Pastor
Hice un pájaro de barro
y lo pinté de colores:
pico amarillo y blanco
alas azules y ocres.
Antes de dormir le cuento
a mi pájaro de barro
un cuento de vuelo y viento
para que empiece su canto.
Sé que vuela, que vuela
y que cuida mis sueños,
sale por la ventana
y vuelve luego.
Un arco iris de lluvia
para que beba mi pájaro,
granos de trigo y oro
para que alegre su canto.
Tengo un pájaro de barro
lo modelé con mis manos
y le enseño las palabras
de un idioma inventado.
60.4. "Si abro los ojos" por Luis Eduardo Aute
Si abro los ojos descubro cosas
igual que hormigas de misteriosas.
Veo paisajes si voy en coche,
de día alegres, tristes de noche.
Si miro arriba no sé qué ver,
si miro abajo no sé qué hacer.
Son cosas que hago,
cosas que siento,
cosas que digo,
cosas que invento…
Si abro los ojos.
Si abro los ojos descubro cosas
igual que hormigas de misteriosas.
Miro la luna de mi ventana
¿Por qué se esconde por la mañana?
Si pinto el sol nace el color.
De lo que invento no me arrepiento.
61. Pablo Milanés
61.1. "El breve espacio en que no estás" por Pablo Milanés
Todavía quedan restos de humedad,
sus olores llenan ya mi soledad.
En la cama su silueta
se dibuja cual promesa
de llenar el breve espacio
en que no está.
Todavía yo no sé si volverá,
nadie sabe al día siguiente lo que hará.
Rompe todos mis esquemas,
no confiesa ni una pena,
no me pide nada a cambio
de lo que da.
Suele ser violenta y tierna,
no habla de uniones eternas,
mas se entrega cual si hubiera
sólo un día para amar.
No comparte una reunión,
mas le gusta la canción
que comprometa su pensar.
Todavía no pregunté "¿te quedarás?".
Temo mucho a la respuesta de un "jamás".
La prefiero compartida
antes que vaciar mi vida.
No es perfecta, mas se acerca
a lo que yo, simplemente, soñé.
61.2. "La vida no vale nada" por Sheila Blanco
La vida no vale nada
si no es para perecer
porque otros puedan tener
lo que uno disfruta y ama.
La vida no vale nada
si yo me quedo sentado
después que he visto y soñado
que en todas partes me llaman.
La vida no vale nada
cuando otros se están matando
y yo sigo aquí cantando
cual si no pasara nada.
La vida no vale nada
si escucho un grito mortal
y no es capaz de tocar
mi corazón que se apaga.
La vida no vale nada
si ignoro que el asesino
cogió por otro camino
y prepara otra celada.
La vida no vale nada
si se sorprende a mi hermano
cuando supe de antemano
lo que se le preparaba.
La vida no vale nada
si cuatro caen por minuto
y al final por el abuso
se decide la jornada.
La vida no vale nada
si tengo que posponer
otro minuto de ser
y morirme en una cama.
La vida no vale nada
si, en fin, lo que me rodea
no puedo cambiar cual fuera
lo que tengo y que me ampara.
Y por eso, para mí,
la vida no vale nada.
61.3. "Para vivir" por Pablo Milanés
Muchas veces te dije que antes de hacerlo
había que pensarlo muy bien,
Que a esta unión de nosotros
le hacia falta carne y deseo también,
Que no bastaba que me entendieras
y que murieras por mí,
Que no bastaba que en mi fracaso
yo me refugiara en ti,
Y ahora ya ves lo que pasó
al fin nació, al pasar de los años,
el tremendo cansancio que provoco ya en ti,
Y aunque es penoso lo tienes que decir.
Por mi parte esperaba
que un día el tiempo se hiciera cargo del fin,
si así no hubiera sido
yo habría seguido jugando a hacerte feliz,
Y aunque el llanto es amargo piensa en los años
que tienes para vivir,
que mi dolor no es menos y lo peor
es que ya no puedo sentir,
Y ahora tratar de conquistar
con vano afán ese tiempo perdido
que nos deja vencidos sin poder conocer
eso que llaman amor para vivir.
Para vivir…
61.4. "Yolanda" por Pablo Milanés y Silvio Rodríguez
Esto no puede ser no más que una canción;
quisiera fuera una declaración de amor,
romántica, sin reparar en formas tales
que pongan freno a lo que siento ahora a raudales.
Te amo,
te amo,
eternamente, te amo.
Si me faltaras, no voy a morirme;
si he de morir, quiero que sea contigo.
Mi soledad se siente acompañada,
por eso a veces sé que necesito
tu mano,
tu mano,
eternamente, tu mano.
Cuando te vi sabía que era cierto
este temor de hallarme descubierto.
Tú me desnudas con siete razones,
me abres el pecho siempre que me colmas
de amores,
de amores,
eternamente, de amores.
Si alguna vez me siento derrotado,
renuncio a ver el sol cada mañana;
rezando el credo que me has enseñado,
miro tu cara y digo en la ventana:
Yolanda,
Yolanda,
eternamente, Yolanda.
61.5. "Quien me tienda la mano al pasar" por Pablo Milanés
Recuerdo el día exacto en que te conocí
iba pegado al cielo y apenas te sentí.
Me descubriste todo de una vez
y hacia tu mano abierta me lancé
En toda una persona hube de cambiar.
Gente respetable para acometer
todo un horario fijo para andar
un diario y la mesa lista, a envejecer.
Era el perfecto aburrido fragor
de una búsqueda al centro del sol
quemando mi muerte.
Después con los hechos cotidianos fue
que nos proyectamos para hacernos tres
en la esperanza del que iba a nacer
mis frustraciones todas las volqué.
Mientras que los hechos hubo que forzar
todo este triste mundo tendió a fracasar
lo único estable es la felicidad
que no se compra ni se da en caridad.
Era el perfecto aburrido fragor
de una búsqueda al centro del sol
quemando mi muerte.
Era la alegría de un pájaro gris
con su canto pidiendo morir porque estaba preso.
Ahora junto al cielo me voy a quedar
quién me tienda la mano al pasar
comparte mi suerte…
62. Pablo Neruda
62.1. "A callarse" por Julieta Venegas
Ahora contaremos doce
y nos quedamos todos quietos.
Por una vez sobre la tierra
no hablemos en ningún idioma,
por un segundo detengámonos,
no movamos tanto los brazos.
Sería un minuto fragante,
sin prisa, sin locomotoras,
todos estaríamos juntos
en un inquietud instantánea.
Los pescadores del mar frío
no harían daño a las ballenas
y el trabajador de la sal
miraría sus manos rotas.
Los que preparan guerras verdes,
guerras de gas, guerras de fuego,
victorias sin sobrevivientes,
se pondrían un traje puro
y andarían con sus hermanos
por la sombra, sin hacer nada.
No se confunda lo que quiero
con la inacción definitiva:
la vida es solo lo que se hace,
no quiero nada con la muerte.
Si no pudimos ser unánimes
moviendo tanto nuestras vidas,
tal vez no hacer nada una vez,
tal vez un gran silencio pueda
interrumpir esta tristeza,
este no entendernos jamás
y amenazarnos con la muerte,
tal vez la tierra nos enseñe
cuando todo parece muerto
y luego todo estaba vivo.
Ahora contaré hasta doce
y tú te callas y me voy.
62.2. "La canción desesperada" por Paco Ibáñez
Emerge tu recuerdo de la noche en que estoy.
El río anuda al mar su lamento obstinado.
Abandonado como los muelles en el alba.
Es la hora de partir, oh abandonado!
Sobre mi corazón llueven frías corolas.
Oh sentina de escombros, feroz cueva de náufragos!
En ti se acumularon las guerras y los vuelos.
De ti alzaron las alas los pájaros del canto.
Todo te lo tragaste, como la lejanía.
Como el mar, como el tiempo. Todo en ti fue naufragio!
Era la alegre hora del asalto y el beso.
La hora del estupor que ardía como un faro.
Ansiedad de piloto, furia de buzo ciego,
turbia embriaguez de amor, todo en ti fue naufragio!
En la infancia de niebla mi alma alada y herida.
Descubridor perdido, todo en ti fue naufragio!
Te ceñiste al dolor, te agarraste al deseo.
Te tumbó la tristeza, todo en ti fue naufragio!
Hice retroceder la muralla de sombra.
anduve más allá del deseo y del acto.
Oh carne, carne mía, mujer que amé y perdí,
a ti en esta hora húmeda, evoco y hago canto.
Como un vaso albergaste la infinita ternura,
y el infinito olvido te trizó como a un vaso.
Era la negra, negra soledad de las islas,
y allí, mujer de amor, me acogieron tus brazos.
Era la sed y el hambre, y tú fuiste la fruta.
Era el duelo y las ruinas, y tú fuiste el milagro.
Ah mujer, no sé cómo pudiste contenerme
en la tierra de tu alma, y en la cruz de tus brazos!
Mi deseo de ti fue el más terrible y corto,
el más revuelto y ebrio, el más tirante y ávido.
Cementerio de besos, aún hay fuego en tus tumbas,
aún los racimos arden picoteados de pájaros.
Oh la boca mordida, oh los besados miembros,
oh los hambrientos dientes, oh los cuerpos trenzados.
Oh la cópula loca de esperanza y esfuerzo
en que nos anudamos y nos desesperamos.
Y la ternura, leve como el agua y la harina.
Y la palabra apenas comenzada en los labios.
Ese fue mi destino y en él viajó mi anhelo,
y en el cayó mi anhelo, todo en ti fue naufragio!
Oh sentina de escombros, en ti todo caía,
qué dolor no exprimiste, qué olas no te ahogaron.
De tumbo en tumbo aún llameaste y cantaste
de pie como un marino en la proa de un barco.
Aún floreciste en cantos, aún rompiste en corrientes.
Oh sentina de escombros, pozo abierto y amargo.
Pálido buzo ciego, desventurado hondero,
descubridor perdido, todo en ti fue naufragio!
Es la hora de partir, la dura y fría hora
que la noche sujeta a todo horario.
El cinturón ruidoso del mar ciñe la costa.
Surgen frías estrellas, emigran negros pájaros.
Abandonado como los muelles en el alba.
Sólo la sombra trémula se retuerce en mis manos.
Ah más allá de todo. Ah más allá de todo.
Es la hora de partir. Oh abandonado.
62.3. "Poema 15" cantado por Víctor Jara
Me gustas cuando callas porque estás como ausente
y me oyes desde lejos y mi voz no te toca
parece que los ojos se te hubieran volado
y parece que un beso te cerrara la boca
Me gustas cuando callas y estás como distante
y estas como quejándote, mariposa en arrullo
y me oyes desde lejos y mi voz no te alcanza
déjame que me calle con el silencio tuyo
Déjame que te hable también con tu silencio
claro como una lámpara, simple como un anillo
te pareces a la noche callada y constelada
tu silencio, otra estrella, tan lejano y sencillo
Me gustas cuando callas porque estás como ausente
distante y dolorosa como si hubieras muerto
una palabra entonces una sonrisa bastan
y estoy alegre, alegre de que no sea cierto
62.4. "Puedo escribir los versos más tristes esta noche" por Paco Ibáñez
Puedo escribir los versos más tristes esta noche.
Escribir, por ejemplo: "La noche está estrellada,
y tiritan, azules, los astros, a lo lejos."
El viento de la noche gira en el cielo y canta.
Puedo escribir los versos más tristes esta noche.
Yo la quise, y a veces ella también me quiso.
En las noches como ésta la tuve entre mis brazos.
La besé tantas veces bajo el cielo infinito.
Puedo escribir los versos más tristes esta noche.
Pensar que no la tengo. Sentir que la he perdido.
Oír la noche inmensa, más inmensa sin ella.
Y el verso cae al alma como al pasto el rocío.
Puedo escribir los versos más tristes esta noche.
Pensar que no la tengo. Sentir que la he perdido.
Ya no la quiero, es cierto, pero tal vez la quiero.
Es tan corto el amor, y es tan largo el olvido.
Porque en noches como ésta la tuve entre mis brazos,
mi alma no se contenta con haberla perdido.
Aunque éste sea el último dolor que me causa,
y éstos sean los últimos versos que le escribo.
62.5. "Que no, que nunca, nunca" por Joaquin Sabina e Imanol Larzábal
Que no maten los malos a los buenos,
ni tampoco los buenos a los malos,
soy un poeta sin ningún precepto
y lo digo sin lástima y sin pena.
No hay asesino bueno es mi concepto,
sólo el que mata es la categoría,
que dejo fuera de mis sentimiento,
tan Imanol, tan Euskal Herria.
Que no maten los malos a los buenos,
ni tampoco los buenos a los malos,
soy un poeta sin ningún precepto
y lo digo sin lástima y sin pena.
No llevemos el pueblo a la agonía,
condenado a la sangre y al lamento,
contra eso está mi poesía
y va por todas partes como el viento.
Que no maten los malos a los buenos,
ni tampoco los buenos a los malos,
soy un poeta sin ningún precepto
y lo digo sin lástima y sin pena.
No hay asesino bueno es mi concepto,
sólo el que mata es la categoría,
que dejo fuera de mis sentimiento,
el primo Pablo ya nos lo decía.
62.6. "Te recuerdo como eras en el último otoño" por Paco Ibáñez
Te recuerdo como eras en el último otoño.
Eras la boina gris y el corazón en calma.
En tus ojos peleaban las llamas del crepúsculo.
Y las hojas caían en el agua de tu alma.
Apegada a mis brazos como una enredadera,
las hojas recogían tu voz lenta y en calma.
Hoguera de estupor en que mi sed ardía.
Dulce jacinto azul torcido sobre mi alma.
Siento viajar tus ojos y es distante el otoño:
boina gris, voz de pájaro y corazón de casa
hacia donde emigraban mis profundos anhelos
y caían mis besos alegres como brasas.
Cielo desde un navío. Campo desde los cerros.
¡Tu recuerdo es de luz, de humo, de estanque en calma!
Más allá de tus ojos ardían los crepúsculos.
Hojas secas de otoño giraban en tu alma.
62.7. "Todo en ti fue naufragio" por Paco Ibáñez
Emerge tu recuerdo de la noche en que estoy.
El río anuda al mar su lamento obstinado.
Sobre tu corazón llueven frías corolas.
¡Oh sentina de escombros, feroz cueva de náufragos!
En ti se acumularon las guerras y los vuelos.
De ti alzaron las alas los pájaros del canto.
Abandonado como los muelles en el alba.
Es la hora de partir, ¡oh abandonado!
Todo en ti fue naufragio.
Todo te lo tragaste, como la lejanía.
Como el mar, como el tiempo.
Todo en ti fue naufragio.
Era la negra, negra soledad de las islas,
y allí, mujer de amor, me acogieron tus brazos.
Abandonado como los muelles en el alba.
Sólo la sombra trémula se retuerce en mis manos.
Oh más allá de todo. Oh más allá de todo.
Es la hora de partir. ¡Oh abandonado!
Todo en ti fue naufragio.
62.8. "Tu risa" por Olga Manzano y Manuel Picón
Ríete de la noche, del día, de la luna,
ríete de este torpe muchacho que te quiere;
niégame el pan, el aire, la luz, la primavera,
pero tu risa nunca, porque me moriría.Junto al mar, en otoño, tu risa debe alzar
su cascada de espuma, y en primaviera quiero,
quiero tu risa como la flor que yo esperaba,
la flor azul, la rosa de mi patria sonora.Amor mío si vieras, si vieras que de pronto,
mi sangre cae y mancha las piedras de la calle,
ríe porque tu risa será para mis manos
como una espada fresca en las horas oscuras.Quítame el pan si quieres, quítame el aire,
pero no me quites tu risa porque me moriría,
no me quites la rosa, la lanza que desgranas,
el agua que de pronto estalla en tu alegría.
62.9. "Tus manos" por Olga Manzano y Manuel Picón
Cuando tus manos salen,
amor, hacia las mías,
¿qué me traen volando?
¿Por qué se detuvieron, en mi boca,
de pronto?
¿Por qué las reconozco?
Los años de mi vida
yo caminé buscándote,
crucé los arrecifes.
Subí las escaleras,
me llevaron los trenes,
las aguas me trajeron,
y en la piel de las uvas
me pareció tocarte.
La madera de pronto
me trajo tu contacto,
la almendra me anunciaba
tu suavidad secreta,
hasta que se cerraron
tus manos en mi pecho
y allí como dos alas
su viaje terminaron.
Y cuando tú pusiste
tus manos en mi cuerpo,
reconocí esa greda
y ese color de trigo
como si entonces antes,
las hubiera tocado,
y hubieran recorrido
mi frente y mi cintura.
Reconocí esas manos
reconocí esas alas
de paloma dorada.
Su suavidad venía
volando sobre el tiempo,
sobre el mar, sobre el humo.
Y en la piel de las uvas
me pareció tocarte.
La madera de pronto
me trajo tu contacto,
la almendra me anunciaba
tu suavidad secreta,
hasta que se cerraron
tus manos en mi pecho
y allí como dos alas
su viaje terminaron.
Y cuando tú pusiste
tus manos en mi cuerpo,
reconocí esa greda
y ese color de trigo
como si entonces antes,
las hubiera tocado,
y hubieran recorrido
mi frente y mi cintura.
La madera de pronto
me trajo tu contacto,
la almendra me anunciaba
tu suavidad secreta….
63. Pedro Calderón de la Barca
63.1. "Dulces favores" por Jorge Drexler
Amé, quise, estimé mansos rigores
serví, sufrí, esperé locos desvelos
mostré, dije, escribí locos amores
sentí, lloré, temí tiranos celos
gocé, tuve, alcancé dulces favores
dejé, perdí, olvidé vanos recelos
testigos fueron de la gloria mía
muda la noche y pregonero el día.
No has visto providente y oficiosa
mover el aire iluminada abeja
que hasta beber la púrpura la rosa
ya se acerca cobarde y ya se aleja
no has visto enamorada mariposa
dar cercos a la luz hasta que deja
el monumento fácil abrazadas
las alas de color tornasoladas.
Así mi amor cobarde muchos días
torno se hizo a la rosa y a la llama
temor que ha sido entre cenizas frías
tantas veces llorado de quien ama
pero el amor que vence con porfías
y la ocasión que con disculpas llama
me animaron y abeja y mariposa
quemé las alas y llegué a la rosa.
Gocé, tuve, alcancé dulces favores
dejé, perdí, olvidé vanos recelos
testigos fueron de la gloria mía
muda la noche y pregonero el día.
64. Pedro Pastor
64.1. "Aquí nadie sueña" por Pedro Pastor
El mundo está dividido
igual entre unas y otras,
todas parecemos potras
trotando a contrasentido.
Yo tengo lo que has querido,
tú tienes lo que yo quiero
siempre le hallamos un pero
cuando al fin lo conseguimos,
sin saber si merecimos
vivir tanto desespero.
Yo me soñaba con Cuba
donde sueñan con España,
él quiso red, tuvo caña,
yo trombón y tuve tuba.
Total que no hay quien se suba
al carro de la agustera,
si todas a la carrera
no valoramos lo propio,
al final gobierna el opio
igual en toda la esfera.
Si las de aquí quieren ir pa’ allí
y las de allí quieren venir pa’ acá
y yo no sé pa’ donde tirar.
Si unas quieren lo que otras tienen
y otros tienen lo que unos sueñan,
si toas’ tenemos sueño,
aquí nadie sueña.
Aquí nadie sueña.
Siempre Fulano quiere lo que es de Mengano.
Aquí nadie sueña.
Y yo quisiera querer lo que tengo a mano.
Aquí nadie sueña.
Sin conformarnos agradecer esta vida.
Aquí nadie sueña.
Y valorar, valorar, valorar sus días.
Aquí nadie sueña.
No sueña quien tiene el alma vendada.
Aquí nadie sueña.
No sueña el pobre tras su jornada.
Aquí nadie sueña.
Si hasta los sueños nos quieren quitar.
Aquí nadie sueña
Pues mucho más fuerte vamos a cantar.
Si las de aquí quieren ir pa’ allí
y las de allí quieren venir pa’ acá
y yo no sé pa’ donde tirar.
Si unas quieren lo que otras tienen
y otros tienen lo que unos sueñan,
si toas’ tenemos sueño,
aquí nadie sueña.
64.2. "Día raro" por Pedro Pastor
Un día raro,
hoy tengo un día raro,
no pasa nada por tener un día raro.Hoy he dudado
todo el día, hoy he dudado,
no pasa nada por tener un día raro
si asumo el error,
aprendo del error,
si aprecio el error
y trato de arreglar el error,
no fue tan malo tener
un día malo,
hoy tengo un día malo,
no pasa nada por tener un día malo.Hoy he llorado
todo el día, hoy he llorado,
no pasa nada por tener un día malosi abrazo el dolor,
aprendo del dolor,
si aprecio este dolor
y trato de entender mi dolor,
fue más que bueno tener
el día bueno,
ya tengo el día bueno,
lo has entendido y ahora el día es bueno.
Después de haber dudado
y todo el día haber llorado
lo has entendido y ahora el día es bueno
pues supe del dolor
y supe del error
y supe superarlos
tirando de la cuerda del amor,
preciso fue tener un día
precioso,
el día fue precioso,
me he venido arriba y me muero de gozo,
eso que era un día raro
incluso un día malo
pero le puse palabras al sollozo
y brotó el sol aquí dentro,
se encendió una bombillita,
la del entendimiento,
qué provechoso fue tener un díamalo y raro, raro y malo,
de pronto bueno,
de la montaña de emociones
en la que me encuentro
no saco nada en claro
pero aprendo a cada rato
del dolor y del error,
de estar remando,
estar amando
en la misma dirección:
La del aprendizaje,
la de la vida en viaje,
la del afecto como único lenguaje.
La misma dirección que el viento,
la de escuchar por dentro,
la de saberse frágil y poderosa al mismo tiempo.
Sigue doliendo, sigo aprendiendo de eso,
sigo tornando en verso la búsqueda del beso,
sigo siendo imperfecto y quisiera seguir siéndolo.
La dirección del agua,
la de llorar la rabia,
la de no dejar encallada a la verdad,
la de no callar,
la de desgarrarse el alma
la de compartir lo hermoso y también lo que está mal.
Equilibrando, sigo sanando el llanto con canto,
sigo entendiendo paso a paso el cuento,
sigo bebiendo el vaso de la pena
sin dejar que el sufrimiento clave su bandera,
sin dejar que adentro muera la felicidad.
64.3. "Ejercito mi escritura" por Pedro Pastor
Ejercito mi escritura
como el que come potasio
o quien acude al gimnasio
pa' ganar musculatura,
practico literatura,
literalmente me entreno,
me pongo a prueba, me freno
medito cada fonema,
maldigo luego al poema
cuando no me sale bueno.
Porque el arte no es mental
aunque tenga matemática,
puedo practicar la plática
y al huevo le falte sal.
Mejor es ser natural,
dejar comandar al verso,
no esperar del universo,
no pretender ser brillante,
dejarse ser delirante,
ser cuerdo, cursi o perverso.
Escribo yo: las flores.
Escribes tú: la luna.
Escribo yo: canciones.
Escribo: parabarabará
Escribir es arriesgarse
a no encontrar las palabras,
abras las puertas que abras
es fácil equivocarse,
escribir es contrariarse,
ponerse en duda a uno mismo,
es frecuentar el abismo
y aceptarse vulnerable,
para que la verdad hable
que escribir sea activismo.
Palabritas de estos dedos
brotan ellas solas, libres,
tienen distintos calibres,
rondarán más de mil ruedos,
palabras que son torpedos
para romper las mordazas,
palabras que llenen plazas
que enciendan entendederas,
son verdades verdaderas
las palabras sin corazas.
Escribo yo: las flores.
Escribes tú: la luna.
Escribo yo: canciones.
Escribo: parabarabará
64.4. "La vida plena" por Pedro Pastor
Hoy la mañana está cansada
de discursos de papel,
de leer y no crear,
de medir y de comprar dinero.
¨Tengo que levantarme de la cama¨
piensas, mientras miras el televisor.
El país en manos de discursos de cartón,
de gente de cartón,
atadas al reloj de lo correcto
y lo correcto es lo más serio
y lo más serio es lo más sabio,
no me vendas tu infelicidad
que no llegamos.
Que ya nos íbamos.
Que ya nos vamos.
La mentira metida en sobres,
maleada y sin cenar.
La verdad en las esquinas
mucho más que en la universidad.
Se ha quedao’ una tarde preciosa
para pasear por las conciencias,
queda mucho que tragar
parece que esto no va a reventar
pero revienta
y va a salpicar y les va a doler
y nos va a dejar vivir la vida plena.
Guarda tus prejuicios donde no los vea.
Hoy no me apetece
ni incomunicación ni verborrea
sólo un café, cien veces,
de esos que devuelven la fe.
La fe como un suspiro de aire limpio
que se queda en la cuneta,
nunca llegas a la meta,
sientes frío y eso es bueno
porque al miedo si le mientes
te haces fuerte y resistente
como un cometa
tambaleando
pero ganando a este ganado.
Y se ha quedao una tarde preciosa
para pasear por las conciencias
y queda mucho que tragar
parece que esto no va a reventar
pero revienta
y va a salpicar y les va a doler
y nos va a dejar vivir la vida
cómo se viven
las vidas
que se viven
bien.
64.5. "Los diablos" por Pedro Pastor
Cuando estoy lejos de casa
se me llevan los diablos
(me llevan los diablos)
Se me llevan los diablos
cuando estoy lejos de casa
(los diablos me llevan)
No me alcanzan los vocablos
pa’ enmendar esta distancia.
Y es peor cuando no viajo,
me marchito de inmediato,
tan esclavo del trabajo,
tan pegado al aparato.
Y no hallo la explicación
pa’ semejante problema
(¡ay, ay, ay, qué problema!)
Pa’ semejante problema
no hallo la explicación
(no, no, no la halló).
Buenamente este poema
me acerque a la solución.
Escribir es estar dentro
del hogar cuando estás fuera,
dar mil vueltas a la esfera
sin moverte de tu centro.
Si estoy en casa
no quiero,
si me voy lejos
me muero,
si estoy en casa
me aburro,
si me voy lejos me
abrumo.
Si estoy en casa
me tengo que ir,
si me voy lejos
me quiero volver,
si estoy en casa
me araño,
si me voy lejos
lo extraño.
64.6. "Los olvidados" por Pedro Pastor
Los olvidados,
los que retumban en la memoria,
los perseguidos
de anochecida en mitad del cerro,
los exiliados,
los que jamás volvieron a ver
correr a sus hijos.
Las olvidadas,
las que escondían pan en el mimbre,
las perseguidas
y señaladas en todo el pueblo,
las exiliadas,
las que jamás volvieron a ver
correr a sus hijas.
No olvidaré
para que haya servido de algo tanto desvelo,
para que no se pierda el poema bajo el sombrero.
No olvidaré
para poder hablarle a mis hijos de los abuelos,
para que un día al fin descansen, justos, los huesos.
No olvidaré …
A las maestras
que tanto hicieron por esta letra
y a las artistas,
las que burlaran a la censura,
las guerrilleras
que resistieran los bombardeos
en las trincheras.
Los escondidos
por treinta años tras un armario,
los acusados
y fusilados por sus ideas,
los extinguidos,
abandonados bajo este suelo
sin una rosa.
Las silenciadas,
las que del miedo quedaron mudas,
las que parieron
y les privaron de la semilla,
las invisibles,
hoy las nombramos pa’ que su llama
nunca se extinga.
No olvidaré
para que haya servido de algo tanto desvelo,
para que no se pierda el poema bajo el sombrero.
No olvidaré,
para poder hablarle a mis hijos de los abuelos,
hasta que un día al fi n descansen, justos, los huesos.
No olvidaré …
64.7. "Quererte" por Pedro Pastor
Te quiero profundamente
en un querer cotidiano,
te quiero en mitad del llano
en un querer diferente.
Te quiero y es evidente
que si te vas no me muero
mas mi amor es tan sincero
que sin quererlo se vierte,
no me canso de quererte,
quererte como te quiero.
Te quiero y no todo el día,
a ratos se me congela,
se me apaga la candela,
se calla la poesía.
Porque querer, vida mía,
es inevitablemente
una pelea inconsciente
con los fantasmas de uno,
en silencio el desayuno,
pesa el aire en el ambiente.
Pero me entrego al querer
y me arriesgo a ser querido
y aunque puede salga herido
prefiero dejarme ser.
Que ya me harté de correr,
sin dar una explicación
y de entonar la canción
breve del libertinaje,
ahora probaré este viaje
de abrirte mi corazón.
64.8. "Saber" por Pedro Pastor
Cuanto más sé,
Más sé que me queda por aprender.
Cuanto más aprendo,
Más aprendo que me queda todo por saber.
Me prendo y sé que no sé,
Aprendo a ser, solo ser.
Me prendo y me sé sabiendo aprender
Que lo único que sé es que todo me queda por saber.
Y si todo es nuevo de todo se aprende.
Si no doy por hecho puede sorprenderme.
Y si cierro el juicio, y apago la mente,
Se me abre un río y sus afluentes traen:
Agua fresca cada beso, cada pestañeo,
Todo movimiento, cada tictaqueo.
Sabia nueva el ritmo, incluso el recuerdo,
Lanzarse al abismo y empezar de cero.
Fresca la simiente, cada sentimiento,
Todo ser viviente, cada nacimiento.
Nueva la experiencia, cada nuevo viento,
Y es que no hay frontera pa'l conocimiento.
Cuanto más sé,
Más sé que me queda por aprender.
64.9. "Sin flor" por Pedro Pastor y Rozalén
Estoy tendido en la ventana de este cuerpo sin ventanas;
sólo puertas al vacío.
Nos han vendido en este país dolido,
en llamas, las cenizas del olvido queman.
No recuerdan qué paso y si recuerdan no lo cuentan bien.
No se acuerdan de lo qué paso y si se acuerdan mienten.
No hay heridas por abrir, sólo heridas ya abiertas
y este hambre de verdad las alimenta.
¿Quién ganó y quién perdió? Perdimos todos.
Que en la guerra y el amor con fusiles no hay claveles.
Y sin flor no hay olor, sin olor no hay poema,
sin poema no hay tema ni verdad en la canción,
sin verdad no hay belleza, sin belleza no hay baile,
sin flor no hay aire.
Una transición a ninguna parte
nos odió e hizó espacio entre nosotros.
Una transacción de poder en balde
colocó a los mismos en cara de otros.
No recuerdan qué paso y si recuerdan no lo cuentan bien.
No se acuerdan de lo qué paso y si se acuerdan mienten.
¿Quién ganó y quién perdió? Perdimos todos.
Que en los bailes de salón con claveles no hay fusiles.
Sin flor no hay olor, sin olor no hay poema,
sin poema no hay tema ni verdad en la canción,
sin verdad no hay belleza, sin belleza no hay baile,
sin flor no hay aire.
64.10. "Vulnerables" por Pedro Pastor
Vulnerables
Nuestro pecho, una diana al descubierto
Vulnerables
Un acertijo, un misterio
Pa-ra-pa-pa-pa
Tan frágiles, tan duros
Pa-ra-pa-pa-pa
Tan ágiles, tan duros
Somos seres, seres vivos
No se nos vaya a olvidar
Entre tanto y tanto ruido
Que venimos de la tierra y vamos para allá
Escondidos tras los hierros
La armadura firme y dura
No nos deja ver el cielo
Ver el fondo de la humanidad
Un volcán a punto de estallar
Una risa que se quiebra
Una mota diminuta en el pajar
Tiembla en nuestros pies, la tierra
Somos polvo, aunque nos creamos dioses
Somos dioses, si respetamos la vida
Somos vida en cada nota, en cada acorde
Una gota entre millones de partículas
Vulnerables somos, porque estamos vivas
Y estar viva significa estar expuesta
Hoy abrazo mi inseguridad cautiva
Y la arrojo al viento con todas mis fuerzas
65. Pedro Salinas
65.1. "No me fío de la rosa de papel" por María Dolores Pradera
No me fío de la rosa de papel,
tantas veces que la hice yo con mis manos,
ni me fío de la otra rosa verdadera,
hija del sol y sazón,
la prometida del viento.
De ti que nunca te hice,
de ti que nunca te hicieron,
de ti me fío, de ti me fío.
De ti que nunca te hice,
de ti que nunca te hicieron,
de ti me fío, redondo, seguro azar.
No me fío de la rosa de papel
ni me fío de la otra rosa verdadera.
No me fío de la rosa de papel,
tantas veces que la hice yo con mis manos,
ni me fío de la otra rosa verdadera,
hija del sol y sazón,
la prometida del viento.
De ti que nunca te hice,
de ti que nunca te hicieron,
de ti me fío, de ti me fío.
De ti que nunca te hice,
de ti que nunca te hicieron,
de ti me fío, redondo, seguro azar.
No me fío de la rosa de papel
ni me fío de la otra rosa verdadera.
De ti que nunca te hice,
de ti que nunca te hicieron,
de ti me fío, de ti me fío.
De ti que nunca te hice,
de ti que nunca te hicieron,
de ti me fío, redondo seguro azar.
No me fío de la rosa de papel
ni me fío de la otra rosa verdadera.
66. Rafael Alberti
66.1. "A galopar" por Paco Ibáñez
Las tierras, las tierras, las tierras de España,
las grandes, las solas, desiertas llanuras.
Galopa, caballo cuatralbo,
jinete del pueblo,
que la tierra es tuya.
¡A galopar,
a galopar
hasta enterrarlos en el mar!
A corazón suenan, resuenan, resuenan
las tierras de España, en las herraduras.
Galopa, caballo cuatralbo,
jinete del pueblo,
que la tierra es tuya.
Nadie, nadie, nadie, que enfrente no hay nadie;
que es nadie la muerte si va en tu montura.
Galopa caballo cuatralbo,
jinete del pueblo
que la tierra es tuya.
66.2. "Creemos el hombre nuevo" por Aguaviva
Creemos el hombre nuevo cantando,
el hombre nuevo de España cantando,
el hombre nuevo del mundo cantando.
Canto esta noche de estrellas
en que estoy solo y desterrado.
Pero en la tierra no hay nadie
que esté solo si está cantando.
Al árbol lo acompañan las hojas
y si está seco ya no es árbol;
al pájaro, el viento, las nubes,
y si está mudo ya no es pájaro.
Al mar lo acompañan las olas
y su canto alegres los barcos,
al fuego, las llamas, las chispas
y hasta las sombras cuando es alto.
Nada hay solitario en la tierra
creemos el hombre nuevo cantando.
66.3. "La paloma" por Joan Manuel Serrat
Se equivocó la paloma,
se equivocaba.
Por ir al norte, fue al sur
creyó que el trigo era agua,
se equivocaba.
Creyó que el mar era el cielo
que la noche, la mañana,
se equivocaba,
se equivocaba.
Que las estrellas, rocío
que la calor, la nevada,
se equivocaba,
se equivocaba.
Que tu falda era tu blusa
que tu corazón, su casa,
se equivocaba,
se equivocaba.
Ella se durmió en la orilla,
tú en la cumbre de una rama.
66.4. "Poetas andaluces" por Aguaviva
¿Qué cantan los poetas andaluces de ahora?
¿Qué miran los poetas andaluces de ahora?
¿Qué sienten los poetas andaluces de ahora?
Cantan con voz de hombre, ¿pero dónde están los hombres?
con ojos de hombre miran, ¿pero dónde los hombres?
con pecho de hombre sienten, ¿pero dónde los hombres?
Cantan, y cuando cantan parece que están solos.
Miran, y cuando miran parece que están solos.
Sienten, y cuando sienten parecen que están solos.
¿Es que ya Andalucía se ha quedado sin nadie?
¿Es que acaso en los montes andaluces no hay nadie?
¿Que en los mares y campos andaluces no hay nadie?
¿No habrá ya quien responda a la voz del poeta?
¿Quién mire al corazón sin muros del poeta?
¿Tantas cosas han muerto que no hay más que el poeta?
Cantad alto. Oiréis que oyen otros oídos.
Mirad alto. Veréis que miran otros ojos.
Latid alto. Sabréis que palpita otra sangre.
No es más hondo el poeta en su oscuro subsuelo.
encerrado. Su canto asciende a más profundo
cuando, abierto en el aire, ya es de todos los hombres.
66.5. "Toma la llave de Roma" por Ángel Corpa
Toma y toma la llave de Roma,
porque en Roma hay una calle,
en la calle hay una casa,
en la casa hay una alcoba,
en la alcoba hay una cama,
en la cama hay una dama,
una dama enamorada,
que toma la llave,
que deja la cama,
que deja la alcoba,
que deja la casa,
que sale a la calle,
que toma una espada,
que corre en la noche,
matando al que pasa,
que vuelve a su calle,
que vuelve a su casa,
que sube a su alcoba,
que se entra en su cama,
que esconde la llave,
que esconde la espada,
quedándose Roma
sin gente que pasa,
sin muerte y sin noche,
sin llave y sin dama.
67. Roberto Iniesta
67.1. "El camino de las utopías" por Extremoduro
Voy buscando lo que quiero
Averiguando, a mi manera
No me gustan los maderos
Ni la gente con banderas
Ni la Virgen María
Ninguna ideología
Pero si sirve de algo
Yo pido libertad para los pigmeos
Que me dan aunque no los veo
Agua. Si vienen a por mí, tú dame el agua
Mientras, intentaré, a la vida, negociar
Lo que tengo, lo que tú ya sabes
Lo que guardo bajo siete llaves
Salgo a la calle desnudo
Nadie piense que es locura
Que con el ojo del culo
Mido la temperatura
Mientras la mayoría
Más terca cada día
Se ocupa de sus cosas
Yo pido
Hace tanto que te espero
Que he perdido la conciencia social
Y ya no encuentro agarradero
Abandonado en esta ausencia global
Desde que no te veo
Concédeme un deseo
Si no es mucho pedir
Yo pido libertad para este minero
Que quiere entrar en ese agujero
Ardo. Te veo pasar y, ahí, me caliento y ardo
Y entro a hacer, en tus caderas, prospección
Si me pierdo, dime adónde sale
Qué motivos son los principales
Que sólo el viento me sirve de guía
Por los caminos de las utopías
Sopla el viento sin parar
Para que vuelva
Para que vuelva
Y en el viento viene y va
Una respuesta
Una respuesta
Sopla el viento sin parar
Para que vuelva
Para que vuelva
Y en el viento viene y va
Una respuesta
Una respuesta
Estoy buscando una respuesta
Que lleva el viento
Y voy detrás de todas las tormentas
Y no la encuentro
Y voy detrás de todas las tormentas
Por si la encuentro, voy
68. Rosalía de Castro
68.1. "Adios rios, adios fontes" por Amancio Prada
Adiós ríos, adiós fontes
adiós, regatos pequenos;
adiós, vista dos meus ollos,
non sei cándo nos veremos.
¡Adiós, gloria! ¡Adiós, contento!
¡Deixo a casa onde nacín,
deixo a aldea que conoso,
por un mundo que non vin!
Deixo amigos por extraños,
deixo a veiga polo mar;
deixo, en fin, canto ben quero…
¡quén puidera non deixar!
¡Adiós tamén, queridiña…
Adiós por sempre quizáis!…
Dígoche este adiós chorando
desde a beiriña do mar.
Non me olvides, queridiña,
si morro de soidás…
tantas légoas mar adentro…
¡Miña casiña!, ¡meu lar!
68.2. "Dicen que no hablan las plantas, ni las fuentes, ni los pájaros" por Anabela y Carlos Núñez
Dicen que no hablan las plantas, ni las fuentes, ni los pájaros,
Ni el onda con sus rumores, ni con su brillo los astros,
Lo dicen, pero no es cierto, pues siempre cuando yo paso,
De mí murmuran y exclaman:
— Ahí va la loca soñando
Con la eterna primavera de la vida y de los campos,
Y ya bien pronto, bien pronto, tendrá los cabellos canos,
Y ve temblando, aterida, que cubre la escarcha el prado.
— Hay canas en mi cabeza, hay en los prados escarcha,
Mas yo prosigo soñando, pobre, incurable sonámbula,
Con la eterna primavera de la vida que se apaga
Y la perenne frescura de los campos y las almas,
Aunque los unos se agostan y aunque las otras se abrasan.
Astros y fuentes y flores, no murmuréis de mis sueños,
Sin ellos, ¿cómo admiraros ni cómo vivir sin ellos?
68.3. "Campanas de Bastabales" por Amancio Prada
Campanas de Bastabales,
cando vos oio tocar,
mórrome de soidades.Cando vos oio tocar,
campaniñas, campaniñas,
sin querer torno a chorar.Cando de lonxe vos oio,
penso que por min chamades
e das entrañas me doio.Dóiome de dór ferida,
que antes tiña vida enteira
e hoxe teño media vida.Só media me deixaron
os que de aló me trouxeron,
os que de aló me roubaron.Non me roubaron, traidores,
¡ai!, uns amores toliños,
¡ai!, uns toliños amores.Que os amores xa fuxiron,
as soidades viñeron…
De pena me consumiron.Campanas de Bastabales,
cando vos oio tocar,
mórrome de soidades.
68.4. "Negras sombras" por Ariana Barrabés
Cuando pienso que te huyes,
negra sombra que me asombras,
al pie de mis cabezales,
tornas haciéndome mofa.
Si imagino que te has ido,
en el mismo sol te asomas,
y eres la estrella que brilla,
y eres el viento que sopla.
Si cantan, tú eres quien cantas,
si lloran, tú eres quien llora,
y eres murmullo del río
y eres la noche y la aurora.
En todo estás y eres todo,
para mí en mí misma moras,
nunca me abandonarás,
sombra que siempre me asombras.
69. Rubén Darío
69.1. "Canción de otoño en primavera" por Paco Ibáñez
Juventud, divino tesoro,
¡ya te vas para no volver!
Cuando quiero llorar, no lloro…
y a veces lloro sin querer.
En vano busqué a la princesa
que estaba triste de esperar.
La vida es dura. Amarga y pesa.
¡Ya no hay princesa que cantar!
Mas a pesar del tiempo terco,
mi sed de amor no tiene fin;
con el cabello gris me acerco
a los rosales del jardín…
70. San Juan de la Cruz
70.1. "Aunque es de noche" por Enrique Morente
Qué bien sé yo la fuente que mana y corre
Aunque es de noche
Aquella eterna fuente está escondida
Que bien sé yo donde tiene su manida
Aunque es de noche
En esta noche oscura de esta vida
Qué bien sé yo por fe la fuente fría
Aunque es de noche
Su origen no lo sé, pues no lo tiene
Mas sé que todo origen de ella viene
Aunque es de noche
Sé que no puede haber cosa tan bella
Y que cielos y tierra beben de ella
Aunque es de noche
Bien sé que suelo en ella no se halla
Y que ninguno puede vadearla
Aunque es de noche
Su claridad nunca es oscurecida
Y toda luz de ella es venida
Aunque es de noche
Y son tan caudalosas sus corrientes
Que cielos, infiernos riegan y las gentes
Aunque es de noche
La corriente que nace de esta fuente
Bien sé que es tan capaz y omnipotente
Aunque es de noche
La corriente que de estas dos procede
Sé que ninguna de ellas le precede
Aunque es de noche
Aquí se está llamando a las criaturas
Y de esta agua se hartan, aunque a oscuras
Aunque es de noche
En esta viva fuente que deseo
En este pan de vida yo la veo
Aunque es de noche
En esta eterna fuente está escondida
En este vivo pan por darme vida
Aunque es de noche
70.2. "Cántico espiritual: ¿A dónde te escondiste, amado?" por Amancio Prada
¿Adónde te escondiste,
amado, y me dejaste con gemido?
Como el ciervo huiste,
habiéndome herido;
salí tras ti, clamando, y eras ido.
Pastores, los que fuerdes
allá, por las majadas, al otero,
si por ventura vierdes
aquél que yo más quiero,
decidle que adolezco, peno y muero.
Buscando mis amores,
iré por esos montes y riberas;
ni cogeré las flores,
ni temeré las fieras,
y pasaré los fuertes y fronteras
70.3. "Cántico espiritual: ¡Ay, quién podrá sanarme!" por Amancio Prada
¡Ay, quién podrá sanarme!
Acaba de entregarte ya de vero;
no quieras enviarme
de hoy más ya mensajero,
que no saben decirme lo que quiero.
Y todos cuantos vagan,
de ti me van mil gracias refiriendo
y todos más me llagan,
y déjame muriendo
uno no sé qué que quedan balbuciendo.
Mas, ¿cómo perseveras,
oh, vida, no viviendo donde vives,
y haciendo porque mueras,
las flechas que recibes,
de lo que del Amado en ti concibes?
¿Por qué, pues has llegado
a aqueste corazón, no le sanaste?
y pues me lo has robado,
¿por qué así le dejaste,
y no tomas el robo que robaste?
Apaga mis enojos,
pues que ninguno basta a deshacellos,
y veánte mis ojos,
pues eres lumbre dellos,
y sólo para ti quiero tenellos.
Descubre tu presencia,
y máteme tu vista y hermosura;
mira que la dolencia
de amor que no se cura
sino con la presencia y la figura.
¡Oh, cristalina fuente,
si en esos tus semblantes plateados,
formases de repente
los ojos deseados,
que tengo en mis entrañas dibujados!
Apártalos, Amado,
que voy de vuelo.
70.4. "El pastorcico" por Paco Ibáñez
Un pastorcico solo está penando
Ajeno de placer y de contento
Y en su pastora puesto el pensamiento
Y el pecho del amor muy lastimado.
No llora por haberle amor llagado
Que no le pena verse así afligido
Aunque en el corazón está herido
Mas llora por pensar que está olvidado.
Que sólo de pensar que está olvidado
De su bella pastora con gran pena
Se deja maltratar en tierra ajena
El pecho del amor muy lastimado.
Y dice el pastorcico: "¡Ay desdichado
De aquel que de mi amor ha hecho ausencia
Y no quiere gozar la mi presencia
Y el pecho por su amor muy lastimado!"
Y al cabo de un gran rato se ha encumbrado
Sobre un árbol do abrió sus brazos bellos
Y muerto se ha quedado asido de ellos
Del pecho del amor muy lastimado.
70.5. "Llama de amor viva" por Amancio Prada
¡Oh llama de amor viva,
que tiernamente hieres
de mi alma en el más profundo centro!;
pues ya no eres esquiva,
acaba ya, si quieres;
rompe la tela de este dulce encuentro.
¡Oh cauterio suave!
¡Oh regalada llaga!
¡Oh mano blanda! ¡Oh toque delicado!,
que a vida eterna sabe
y toda deuda paga;
matando, muerte en vida la has trocado.
¡Oh lámparas de fuego,
en cuyos resplandores
las profundas cavernas del sentido,
que estaba oscuro y ciego,
con extraños primores
calor y luz dan junto a su querido!
!Cuán manso y amoroso
recuerdas en mi seno,
donde secretamente solo moras;
y en tu aspirar sabroso
de bien y gloria lleno,
cuán delicadamene me enamoras!
70.6. "Vivo sin vivir en mí" por Amancio Prada
Vivo sin vivir en mí,
y de tal manera espero,
que muero, porque no muero.
En mí yo no vivo ya,
y sin Dios vivir no puedo,
pues sin él, y sin mí quedo,
¿este vivir qué será?
mil muertes se me hará,
pues mi misma vida espero,
muriendo, porque no muero.
Esta vida, que yo vivo
es privación de vivir,
y así es continuo morir,
hasta que viva contigo:
oye mi Dios, lo que digo,
que esta vida no la quiero,
que muero, porque no muero.
Estando ausente de ti,
¿qué vida puedo tener,
sino muerte padecer,
la mayor que nunca vi?
lástima tengo de mí,
pues de fuerte persevero,
muriendo, porque no muero.
El pez que del agua sale,
aún de alivio no carece,
que en la muerte que padece,
al fin la muerte le vale;
¿qué muerte habrá que se iguale
a mi vivir lastimero,
pues si más vivo, más muero?
Sácame de aquesta muerte,
mi Dios, y dame la vida,
no me tengas impedida
en este lazo tan fuerte,
mira que peno por verte,
y mi mal es tan entero,
que muero, porque no muero.
Lloraré mi muerte ya,
y lamentaré mi vida,
en tanto, que detenida
por mis pecados está:
¡oh mi Dios, cuándo será,
cuando yo diga de vero
vivo ya, porque no muero!
71. Santa Teresa de Jesús
71.1. "Vuestra soy, para vos nací" por Amancio Prada
Vuestra soy, para vos nací:
¿Qué mandáis hacer de mi?
Soberana Majestad,
Eterna sabiduría,
Bondad buena al alma mía;
Dios, Alteza, un Ser, Bondad:
La gran vileza mirad,
Que hoy os canta amor así:
¿Qué mandáis hacer de mi?
Vuestra soy, pues me criastes,
Vuestra pues me redimistes,
Vuestra, pues que me sufristes,
Vuestra pues que me llamastes.
Vuestra, porque me esperastes,
Vuestra pues no me perdí,
¿Qué mandáis hacer de mi?
72. Tomás de Iriarte
72.1. "El burro flautista" por Antonio Selfa
Esta fabulilla,
salga bien o mal,
me ha ocurrido ahora
por casualidad.
Cerca de unos prados
que hay en mi lugar,
pasaba un borrico
por casualidad.
Una flauta en ellos
halló, que un zagal
se dejó olvidada
por casualidad.
Acercóse a olerla
el dicho animal,
y dio un resoplido
por casualidad.
En la flauta el aire
se hubo de colar,
y sonó la flauta
por casualidad.
«¡Oh!», dijo el borrico,
«¡qué bien sé tocar!
¡y dirán que es mala
la música asnal!».
Sin reglas del arte,
borriquitos hay
que una vez aciertan
por casualidad.
73. Víctor Heredia
73.1. "Razón de vivir" por Mercedes Sosa
Para decidir si sigo poniendo
esta sangre en tierra,
este corazón que bate su parche,
sol y tinieblas.
Para continuar caminando al sol por
estos desiertos.
Para recalcar que estoy vivo
en medio de tantos muertos.
Para decidir, para continuar,
para recalcar y considerar,
solo me hace falta que estés aquí
con tus ojos claros.
Ay, fogata de amor y guía,
razón de vivir mi vida.
Para aligerar este duro peso
de nuestros días,
esta soledad que llevamos todos,
islas perdidas.
Para descartar esta sensación
de perderlo todo,
para analizar por donde seguir
y elegir el modo.
Para aligerar, para descartar,
para analizar y considerar,
solo me hace falta que estés aquí
con tus ojos claros.
Para combinar lo bello y la luz
sin perder distancia,
para estar con vos sin perder el ángel
de la nostalgia.
Para descubrir que la vida va
sin pedirnos nada,
y considerar que todo es hermoso
y no cuesta nada.
Para combinar, para estar con vos,
para descubrir y considerar,
solo me hace falta que estés aquí
con tus ojos claros.
74. Víctor Jara
74.1. "Manifiesto" por Víctor Jara
Yo no canto por cantar
ni por tener buena voz,
canto porque la guitarra
tiene sentido y razón.
Tiene corazón de tierra
y alas de palomita,
es como el agua bendita
santigua glorias y penas.
Aquí se encajó mi canto
como dijera Violeta
guitarra trabajadora
con olor a primavera.
Que no es guitarra de ricos
ni cosa que se parezca
mi canto es de los andamios
para alcanzar las estrellas,
que el canto tiene sentido
cuando palpita en las venas
del que morirá cantando
las verdades verdaderas,
no las lisonjas fugaces
ni las famas extranjeras
sino el canto de una lonja
hasta el fondo de la tierra.
Ahí donde llega todo
y donde todo comienza
canto que ha sido valiente
siempre será canción nueva.
75. Violeta Parra
75.1. "Gracias a la vida" por Mercedes Sosa
Gracias a la vida que me ha dado tanto.
Me dio dos luceros que, cuando los abro,
perfecto distingo lo negro del blanco,
y en el alto cielo su fondo estrellado,
y en las multitudes el hombre que yo amo.
Gracias a la vida que me ha dado tanto.
Me ha dado el oído que, en todo su ancho,
graba noche y día grillos y canarios,
martillos, turbinas, ladridos, chubascos,
y la voz tan tierna de mi bien amado.
Gracias a la vida que me ha dado tanto.
Me ha dado el sonido y el abecedario,
con él las palabras que pienso y declaro:
madre, amigo, hermano, y luz alumbrando
la ruta del alma del que estoy amando.
Gracias a la vida que me ha dado tanto.
Me ha dado la marcha de mis pies cansados;
con ellos anduve ciudades y charcos,
playas y desiertos, montañas y llanos,
y la casa tuya, tu calle y tu patio.
Gracias a la vida que me ha dado tanto.
Me dio el corazón que agita su marco
cuando miro el fruto del cerebro humano,
cuando miro el bueno tan lejos del malo,
cuando miro el fondo de tus ojos claros.
Gracias a la vida que me ha dado tanto.
Me ha dado la risa y me ha dado el llanto.
Así yo distingo dicha de quebranto,
los dos materiales que forman mi canto
y el canto de ustedes que es el mismo canto,
y el canto de todos, que es mi propio canto.
Gracias a la vida que me ha dado tanto.
75.2. "La jardinera" por Violeta Parra
Para olvidarme de ti
voy a cultivar la tierra.
En ella espero encontrar
remedio para mi pena.
Aquí plantaré el rosal
de las espinas más gruesas.
Tendré lista la corona
para cuando en mí te mueras.
Para mi tristeza, violeta azul,
clavelina roja pa’ mi pasión,
y, para saber si me corresponde,
deshojo un blanco manzanillón:
si me quiere –mucho, poquito, nada–,
tranquilo queda mi corazón.
Creciendo irán poco a poco
los alegres pensamientos.
Cuando ya estén florecidos,
irá lejos tu recuerdo.
De la flor de la amapola
seré su mejor amiga.
La pondré bajo la almohada
para dormirme tranquila.
Cogollo de toronjil,
cuando me aumenten las penas,
las flores de mi jardín
han de ser mis enfermeras.
Y si acaso yo me ausento
antes que tú te arrepientas,
heredarás estas flores:
¡ven a curarte con ellas!
75.3. "Volver a los 17" por Violeta Parra
Volver a los diecisiete
después de vivir un siglo
es como descifrar signos
sin ser sabio competente.
Volver a ser de repente
tan frágil como un segundo,
volver a sentir profundo
como un niño frente a Dios,
eso es lo que siento yo
en este instante fecundo.
Se va enredando, enredando,
como en el muro la hiedra,
y va brotando, brotando,
como el musguito en la piedra,
ay, sí sí sí.
Mi paso retrocedido,
cuando el de ustedes avanza;
el arco de las alianzas
ha penetrado en mi nido
con todo su colorido,
se ha paseado por mis venas
y hasta las duras cadenas
con que nos ata el destino
es como un diamante fino
que alumbra mi alma serena.
Lo que puede el sentimiento
no lo ha podido el saber,
ni el más claro proceder
ni el más ancho pensamiento.
Todo lo cambia el momento
cual mago condescendiente,
nos aleja dulcemente
de rencores y violencia:
solo el amor con su ciencia
nos vuelve tan inocentes.
El amor es torbellino
de pureza original;
hasta el feroz animal
susurra su dulce trino,
detiene a los peregrinos,
libera a los prisioneros;
el amor con sus esmeros
al viejo lo vuelve niño
y al malo solo el cariño
lo vuelve puro y sincero.
De par en par la ventana
se abrió como por encanto,
entró el amor con su manto
como una tibia mañana;
al son de su bella diana
hizo brotar el jazmín,
volando cual serafín,
al cielo le puso aretes
y mis años en diecisiete
los convirtió el querubín.
76. Música del pueblo
76.1. "Banderas republicanas" por Carmen Linares
De mare, de mare
de color de cera mare
de color cera mare
tengo yo mis propias carnes
que me ha puesto tu querer
que no me conoce nadie
que me ha puesto tu querer
que no me conoce nadie
Y pasa un encajero
mare yo me voy con él
que tiene mucho salero
mare yo me voy con él
ay, que tiene mucho salero.
Al pasar por tu casita un día
al pasar por donde tú vivías
que me acordaba yo de aquellos ratitos, ay
que yo contigo tenía
Triana, Triana
que bonita está Triana
que bonita está Triana
que bonita está Triana
Cuando le ponen al puente
banderas republicanas
que cuando le ponen al puente
las banderitas republicanas
Y mi mare me dijo a mí
que un querer de poco tiempo
ay, no le criaba raíz
que un querer de poco tiempo
ay, no criaba raíz
Mi marío no está aquí
que está en la guerra de Francia
y mi marío no está aquí
que está en la guerra de Francia
Y buscando con un candil
a una pícara mulata
y al gurugú, al gurugú, al gurugú gua
y al gurugú, al gurugú, al gurugú gua
Y debajito del puente
sonaba el agua, ay
Eran las lavanderas,
las panaeras como lavaban
ay, eran las lavanderas,
las panaeras como lavaban
Si quieres que te quiera
dame doblones, dame doblones
son moneas que alegran
y a los corazones
Y no te metas en quereres
porque se pasan muchas fatigas
ay, mira, que si vivo con pena
estoy muerta estando viva
Calabacín, calabazón
y a este bichito me lo mato yo
Calabacín, calabazón
y a este bichito que lo mato yo
76.2. "El cantar tiene sentido" por Amancio Prada
El cantar tiene sentido,
entendimiento y razón.
El cantar tiene sentido,
oye, mi amor, entendimiento y razón.
La buena pronunciación,
el instrumento al oído.
La buena pronunciación,
oye, Julián, el instrumento al oído.
La noche me enamora más que el día
pero mi corazón nunca se sacia
de sentir el paso de la luna
que en el silencio de la sombra viaja.
Allá afuera viene un barco
y en él viene mi amor.
Sus ojos me están mirando
al pie del palo mayor.
Y esa corona que por la playa rueda
esa corona, ¿de quién será?
Esa corona, vida, será de algún marino
que hizo su tumba en el fondo del mar.
76.3. "La verdad a mí me engañó" por Bernardo el de los lobitos
Yo me fié de la verdad
y la verdad a mí me engañó
cuando la verdad me engaña
¿de quién me voy a fiar yo?
Dolores
dime tú Dolores
¿qué te pones tú en la carita
que tanto te huele a flores?
Yo le pedí sombra a una fuente
y agua yo le pedí a un olivo
porque me ha puesto a mí tu querer
que yo no sé ni lo que me digo
Quisiera decirte
las fatiguitas que a mí me entraban
cuando tú vas para no venirte
Agua fresca ¿quién la bebe?
yo tengo una neverita
debajo de un pino verde
76.4. "Siete modos de guisar las berenjenas" por Mawaca
Esta comida la llaman la comida merenjena.
A mi tio Cerasi, que le agrada beber vino;
con el vino, vino, vino
mucho y bien a él le vino.
La segunda que la guisa es la mujer del Shamas.
La cavaca por arientro y la hinchi de arroz moti.
Esta comida la llaman la comida la dolma.
Esta comida la llaman la comida la dolma.
A mi tio Cerasi, que le agrada beber vino;
con el vino, vino, vino
mucho y bien a él le vino.
La trecera que la guisa es la prima Esther di Chioti.
La cavaca por adientro y la hinchi de arroz moti.
Esta comida la llaman La comida la almondroti.
Esta comida la llaman la comida la almondroti.
A mi tio Cerasi, que le agrada beber vino;
con el vino, vino, vino
mucho y bien a él le vino.
La alburnia es saborida en color y en golor.
Ven, haremos una cena, mos gozaremos los dos.
Antes que venga el gusano y li quite la sabor.
Antes que venga el gusano y li quite la sabor.
A mi tio Cerasi, que le agrada beber vino;
con el vino, vino, vino
mucho y bien a él le vino.
La salata maljasana, es pastosa y saborida,
la prepara Filisti, la hija de la vecina,
ya la mete en el forno
de cabeza a la cosina
con aceite y con pimienta ya la llama una meyina.
A mi tio Cerasi, que le agrada beber vino;
con el vino, vino, vino
mucho y bien a él le vino.
En las mesas de las fiestas siempre brilla el jandrajo.
Ya l′hacemos pastelicos; ellos brillan en los platos
asperando ser servidos con los güevos jaminados.
Asperando ser servidos con los güevos jaminados.
A mi tio Cerasi, que le agrada beber vino;
con el vino, vino, vino
mucho y bien a él le vino.
La setena que la guisa es mejor y más janina,
la prepara Filisti, la hija de la vecina,
ya la mete en el forno
de cabeza a la cosina
con aceite y con pimienta ya la llama una meyina.
A mi tio Cerasi, que le agrada beber vino;
con el vino, vino, vino
mucho y bien a él le vino.
A mi tio Cerasi, que le agrada beber vino;
con el vino, vino, vino
mucho y bien a él le vino.
Con el vino, vino, vino
mucho y bien a él le vino.